“No hay una fecha exacta para la demolición del monumento, pero los trámites están en curso”, aseguró Martín Avila, autor del proyecto de resolución que aprobó el Concejo Deliberante, a través del cual el cuerpo manifiesta que vería con agrado que el Ministerio de Defensa de la Nación proceda a desmantelar el monumento al Combate de Manchalá. De inmediato, Martín Plaza, subsecretario de Planeamiento Estratégico de Política Militar del Ministerio de Defensa de la Nación, negó haber recibido dictamen alguno por parte de la Secretaria de Derechos Humanos sobre el tema.
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“No hay una fecha exacta para la demolición del monumento, pero los trámites están en curso”, aseguró Martín Avila, autor del proyecto de resolución que aprobó el Concejo Deliberante, a través del cual el cuerpo manifiesta que vería con agrado que el Ministerio de Defensa de la Nación proceda a desmantelar el monumento al Combate de Manchalá. De inmediato, Martín Plaza, subsecretario de Planeamiento Estratégico de Política Militar del Ministerio de Defensa de la Nación, negó haber recibido dictamen alguno por parte de la Secretaria de Derechos Humanos sobre el tema.
Ávila insiste en que el monumento es un homenaje al terrorismo de Estado. “La Secretaría de Derechos Humanos de la Nación elaboró un dictamen que llegó al Ministerio de Defensa y éste lo pasará al Juzgado Federal para notificarlo al respecto”, explicó Avila. Plaza aclaró que el dictamen del cual ahora se habla fue elaborado hace dos años en la Secretaría pero que en el ministerio de Defensa, por ahora, no hay novedades.
Una historia muy mal contada
El concejal Avila insinúa que bajo el monumento enterraron a víctimas del genocidio. Parece extraño, ya que se trata de acontecimientos previos a la dictadura y, sobre todo, porque los operativos para hacer desaparecer gente deben haber sido discretos: el monumento está muy cerca de la vereda. Con respecto al combate, que ocurrió el 29 de mayo de 1975, ninguno de los relatos posteriores cierra demasiado.
Lo concreto es que 14 soldados quedaron encerrados en el desplazamiento de tropas propias y el avance de 117 guerrilleros del ERP. El relato oficial dice que los conscriptos pusieron en fuga a los insurgentes. La historia es algo más compleja, como todas las historias, pero, fuera de los planteos ideológicos, en nada se parece a un hecho de terrorismo de Estado. Cuando actuaban los grupos de tareas, la relación de fuerzas siempre fue inversa: diez represores por cada reprimido.