A modo de presentación se podría decir que es el segundo argentino en escalar el Everest sin oxígeno ni porteadores. Se llama Mariano Galván y fue invitado por el Club de Amigos de la Montaña de Salta para dictar, hoy, una charla que tendrá la modalidad audiovisual y se llamará: De Alaska a Pakistán. La entrada será libre y gratuita para todos el público. Galván logró una hazaña que sólo había logrado el montañista argentino Heber Orona en 1999.
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A modo de presentación se podría decir que es el segundo argentino en escalar el Everest sin oxígeno ni porteadores. Se llama Mariano Galván y fue invitado por el Club de Amigos de la Montaña de Salta para dictar, hoy, una charla que tendrá la modalidad audiovisual y se llamará: De Alaska a Pakistán. La entrada será libre y gratuita para todos el público. Galván logró una hazaña que sólo había logrado el montañista argentino Heber Orona en 1999.
En la actualidad Galván reside en Mendoza pero es oriundo de Trelew; escalador y guía de montaña, fue invitado por la gente del Club Amigos de la Montaña para presentar el material audiovisual y nutrir a los amantes de esta actividad con todo su conocimiento y experiencia sobre la materia. Con entrada libre y gratuita, los interesados en asistir a la charla de Mariano Galván podrán dirigirse hoy, a partir de las 20, al salón de UPCN (25 de Mayo 26). Será una buena alternativa para escuchar a uno de los grandes alpinistas que tiene el país.
Entre sus grandes hazañas, además de haber llegado a lo más alto del Everest sin oxígeno ni porteadores, escaló en tiempo récord el Aconcagua. Las crónicas del momento señalaban que el montañista argentino no solo había llegado a la cumbre del Aconcagua, sino también que lo había hecho en 34 horas, un tiempo récord para el andinismo nacional. Además de haber trepado por la pared sur, el lado más peligroso del ascenso al Aconcagua. En una semana hizo las cumbres Gasherbrun I y II.
En un selecto grupo
Galván está radicado actualmente en Mendoza, donde trabaja como guía profesional de alta montaña. Con su ascenso a la cima del mundo ingresó además por la puerta grande al selecto club de 152 personas que llegaron “solitos” hasta ahí arriba sin oxígeno adicional. “Uno trata de ir por sus propios medios y pelearla solito, sin máscaras y sin nada que se interponga entre la naturaleza y uno mismo; estoy de acuerdo con el uso de oxígeno cuando uno viaja con clientes, porque es una disposición de seguridad, pero como iba solo...”, había expresado en ese momento Galván a un medio de Buenos Aires.
En algunos círculos del montañismo profesional sucede que el uso de oxígeno es considerado “doping”. Pero, al mismo tiempo, prescindir de esta herramienta puede significar el camino más rápido a un edema cerebral, pulmonar, congelamiento y la muerte, cuando el cuerpo es sometido a alturas por encima de los 6.000 metros.