Guillermo Francella y Luis Brandoni recibieron el mejor elogio para un actor: el aplauso generalizado de los espectadores. Eso fue lo que pasó en la presentación de Mi obra maestra, de Gastón Duprat, en el Festival Internacional de Cine de Venecia.
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Guillermo Francella y Luis Brandoni recibieron el mejor elogio para un actor: el aplauso generalizado de los espectadores. Eso fue lo que pasó en la presentación de Mi obra maestra, de Gastón Duprat, en el Festival Internacional de Cine de Venecia.
“Fue una ovación. Ellos (por los actores) quedaron impactados y emocionados con tan buena recepción. Estaban los créditos y seguía la ovación de pie. Sucedió algo que no es habitual en el Festival porque es un público exigente”, describió el director en diálogo con TN Show.
“Esto que pasó fue buenísimo. Un puñado de películas llegan a Venecia. Es un inicio muy importante para el recorrido de Mi obra maestra en otras competencias”, destacó Duprat, que al salir de la sala compartió un festejo íntimo con los protagonistas.
Aunque fue realmente impactante la repercusión, el director tenía en claro que su trabajo tenía muy buenas perspectivas en Venecia: “La reacción de la gente en las salas argentinas me daban un panorama alentador. Estábamos seguros de que queríamos traer la película para su proyección internacional”. Lo que viene por delante es el estreno comercial en Italia, Francia, Inglaterra, Portugal, México, Brasil y China, entre otros países.
El antecedente que también le dio confianza fue lo que vivió en esa misma ciudad con El ciudadano ilustre -también creación de la dupla conformada por Duprat y Mariano Cohn- en 2016, que le valió un galardón por su actuación a Oscar Martínez.
Inclusos muchos críticos encuentran gran similitud entre esa película y Mi obra maestra, algo que Duprat reconoce: “Sí, tienen cosas en común, es la historia de una amistad atravesada por vicisitudes, los escollos que la vida les presenta”.
La comedia narra la historia de Arturo (Guillermo Francella), un galerista de arte encantador, sofisticado y un poco inescrupuloso, y dueño de su propia galería de arte en el centro de Buenos Aires. Y la de su amigo, Renzo (Luis Brandoni), un pintor hosco, un poco salvaje y en franca decadencia. El artista odia el contacto social y está casi en la indigencia. Si bien al galerista y al pintor los une una vieja amistad, no coinciden en casi nada. Sus universos e ideas son opuestos, lo que genera muchas tensiones y peleas entre ellos. A pesar de esto, terminan ayudándose y prevalece la amistad.
Más allá de los elogios de los expertos, el director se siente satisfecho con lo logrado con Mi obra maestra por los comentarios del espectador promedio y del boca a boca: “Hicimos la película que queríamos hacer. Siempre prefiero al público a los festivales”.
Por último, Duprat no evita los halagos para Francella y Brandoni. “Fue genial trabajar con ellos. Me gusta mucho la trayectoria que tienen en cine y en TV. Con Mariano (Cohn), mi socio, sabíamos que eran la dupla ideal. Por suerte les gustó el guión y trabajamos con los actores que soñamos para la historia”, concluyó.