El río San Francisco, a su paso por Pichanal, refleja los hirientes contrastes de ese municipio. En la margen norte del contaminado afluente del Bermejo, personas con hambre y sin trabajo escarban los residuos para llevar pan a su mesa familiar. En el extenso basural a cielo abierto conviven con cerdos, aguas residuales, insectos, alimañas y bacterias, resignados.
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El río San Francisco, a su paso por Pichanal, refleja los hirientes contrastes de ese municipio. En la margen norte del contaminado afluente del Bermejo, personas con hambre y sin trabajo escarban los residuos para llevar pan a su mesa familiar. En el extenso basural a cielo abierto conviven con cerdos, aguas residuales, insectos, alimañas y bacterias, resignados.
En la banda sur del San Francisco está una de las doce fincas de Julio Jalit. La llaman "Las Canoas" y tiene una residencia donde se realizan fastuosas celebraciones.
Cerca de esa quinta, a poco de asumir, Jalit ordenó volcar los residuos urbanos en otra finca privada. Por esa apropiación ilegal, el propietario le inició acciones legales.
Para sacarse la soga del cuello, el intendente solicitó al Ejecutivo provincial que envíe a la Legislatura un proyecto para la expropiación de las tierras. Las críticas arreciaron cuando se supo que el proyecto empujado por Jalit contemplaba una relocalización de familias aborígenes al lado del vertedero de residuos, una laguna depuradora de líquidos cloacales, un matadero de ganado menor y la ampliación del cementerio.
Tumbas afuera del cementerio. Javier Corbalán
La ley de expropiación se sancionó el 5 de septiembre de 2014.
Un mes después, con el cementerio colmado, Jalit ordenó que se enterraran los cadáveres en la banquina de la ruta 5 y la zona de vías del ferrocarril. Por la usurpación de tierras nacionales, la empresa Belgrano Cargas lo denunció el 8 de octubre de 2014.
El intendente de Pichanal también fue denunciado por la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (Uatre), luego de que el 8 de noviembre de 2018 inspectores detectaran trabajo esclavo en su finca Don Félix (Embarcación). En ese establecimiento, ubicado a 8 kilómetros de Padre Lozano sobre la ruta 53, los peones no estaban registrados y dormían hacinados, en un galpón sin ventilaciones, en colchones dispuestos sobre bidones de agrotóxicos.