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Pesca, conflicto geopolítico del siglo XXI.

Viernes, 06 de noviembre de 2020 02:39

Recurso esencial para el desarrollo de la Humanidad desde sus mismos inicios, ahora que la población mundial crece velozmente la pesca va camino a convertirse en un factor geopolíticamente tan relevante como el petróleo en el siglo pasado, por su papel clave en la seguridad alimentaria global, lo que a su vez la convierte en el centro de pujas y tensiones entre los Estados productores y consumidores. La pesca refleja fielmente un desafío global central de este siglo: asegurarle un alimento básico a una población mundial en aumento sin poner en riesgo su sustentabilidad, ni atizar disputas de soberanía y comerciales entre los grandes actores de la explotación y el consumo de un recurso tan vital.

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Recurso esencial para el desarrollo de la Humanidad desde sus mismos inicios, ahora que la población mundial crece velozmente la pesca va camino a convertirse en un factor geopolíticamente tan relevante como el petróleo en el siglo pasado, por su papel clave en la seguridad alimentaria global, lo que a su vez la convierte en el centro de pujas y tensiones entre los Estados productores y consumidores. La pesca refleja fielmente un desafío global central de este siglo: asegurarle un alimento básico a una población mundial en aumento sin poner en riesgo su sustentabilidad, ni atizar disputas de soberanía y comerciales entre los grandes actores de la explotación y el consumo de un recurso tan vital.

Durante las últimas décadas, los países en desarrollo han dado un salto notable en la producción pesquera, hasta tomar el protagonismo del sector, pero algunos de ellos también son ahora grandes consumidores, lo cual genera conflictos en aguas oceánicas de Zonas Económicas Exclusivas (ZEE) y sus adyacencias.

La acuicultura ha ganado muchísimo terreno en el sector, hasta quintuplicar su producción desde 1990, principalmente en Asia, lo cual ha mejorado las expectativas de revertir la sobreexplotación de los recursos marinos. Sin embargo, la conflictividad internacional en torno de la explotación de pesquerías persiste y se mantiene latente. La Organización Mundial del Comercio (OMC) ha fracasado por ahora en regular las políticas de subsidios que incentivan la sobrepesca (ilegal, no declarada y no reglamentada). Sólo la pesca legal movía antes del COVID-19 unos US$1,5 billones al año, según el Banco Mundial. La demanda de pescado y de productos pesqueros en general mantuvo en el inicio del siglo -hasta la actual crisis provocada por la pandemia de COVID-19- un ritmo acelerado de aumento que llevó la producción global estimada de pesca en 2018 a 179 millones de toneladas, de las cuales 156 millones fueron al consumo, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Según la FAO, cuando se gestiona adecuadamente, las poblaciones de peces quedan por encima de los niveles previstos o en proceso de recuperación. Los principales productores de captura de 2018 fueron China, Indonesia, Perú, India, Rusia, Estados Unidos, Vietnam: sumados, representaron casi el 50% del total de la producción mundial.

Además de ser el mayor productor de pescado, China también ha sido desde 2002 el principal exportador de pescado y productos de pescado.

El pescado, crucial para una dieta nutritiva en muchas zonas del mundo donde además su producción tienen bajo impacto ambiental, proporcionó a unos 3.300 millones de personas casi el 20% de su ingesta media per cápita de proteínas animales.

Este contexto de aumento del consumo global de pescado y productos de la pesca (sólo entre 1973 y 1990 se duplicó, con un gran dominio de Asia) coincidió con un rápido crecimiento de la población mundial, acompañado por mejora en los ingresos y urbanización, que lo impulsaron especialmente en los países en desarrollo: ellos exportan más de la mitad (en dólares) y se encaminan a ser también los mayores importadores hacia 2035, según la FAO.

China es un caso singular, por su doble capacidad total de producción y consumo. Sin embargo, se proyecta un déficit de hasta 27% para 2030 que obligará a Beijing a importar pescado, que desde hace poco ya se consume más que el cerdo.

En su informe "El estado mundial de la pesca y la acuicultura: la sostenibilidad en acción", la FAO les marca cinco aspectos claves a los Estados:

1. Una tercera parte de las poblaciones de peces es objeto de sobrepesca (ilegal, no regulada o no declarada).

2. La clave para reducir la pobreza y acabar con el hambre de millones de personas está en una mejor gestión de las pesquerías.

3. Las especies sostenibles no existen, solo hay poblaciones sostenibles.

4. La producción de pescado y marisco alcanza niveles históricos, pero el consumo crece más deprisa aún.

5. Un tercio de la pesca mundial se desperdicia. En Norteamérica y en Oceanía se desperdicia hasta la mitad.

Mientras tanto se plantean innumerables conflictos entre países costeros y flotas subsidiadas que pescan en áreas adyacentes a las zonas exclusivas. En diciembre de 2019 vencieron todos los términos que la Conferencia Ministerial de la OMC había fijado dos años antes para mantener topes a los beneficios que los Estados conceden a la industria pesquera y que favorecen la pesca excesiva.

Algunos países -como el grupo informal "Amigos de los Peces" (Nueva Zelanda, Estados Unidos, Islandia y Pakistán)- impulsan un recorte de subsidios. Pero otros de Asia insisten en apoyar a sus flotas. China propuso reducirlos si se eximía a países en desarrollo y aguas en disputa. Estados Unidos contraofertó incluir a la acuicultura, un sector de hegemonía china. La UE propuso permitir los subsidios sólo a los países menos adelantados. Unos pocos países eligieron el camino de los "cupos de captura". En Nueva Zelanda e Islandia, expertos evalúan cada temporada la población de peces y así determinan los límites de captura. Las autoridades dividen el total en cuotas. El desmantelamiento de las subvenciones a la pesca forma parte de la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030 (2015).

Con todo, los expertos en acuicultura advierten que se debe comenzar a tratar a la pesca mundial como lo que es: una arista más de los conflictos geopolíticos del siglo XXI. (Fragmento del Informe del 07/10/2020)

 

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