El ambiente de una campaña electoral no es extraño para Juan Esteban Romero. Es un escenario que vivió desde temprana edad, primero con su abuelo, Roberto, y después con su padre, Juan Carlos. El candidato a diputado provincial por Salta nos Une, del frente Unidos por Salta, habló con El Tribuno sobre la decisión de seguir los pasos de sus ascendentes, como lo hizo su hermana, Bettina, y cuáles son sus propuestas para la elección del 15 de agosto próximo.
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El ambiente de una campaña electoral no es extraño para Juan Esteban Romero. Es un escenario que vivió desde temprana edad, primero con su abuelo, Roberto, y después con su padre, Juan Carlos. El candidato a diputado provincial por Salta nos Une, del frente Unidos por Salta, habló con El Tribuno sobre la decisión de seguir los pasos de sus ascendentes, como lo hizo su hermana, Bettina, y cuáles son sus propuestas para la elección del 15 de agosto próximo.
¿Por qué decidiste ingresar a la política?
Mucha gente me viene preguntando eso. Hasta mi hijo me lo pregunta. En realidad la pregunta debería ser ¿por qué no? Estoy convencido que la política es la única herramienta para cambiar las realidades de mucha gente. Creo fervientemente en la participación. Vengo de la actividad privada, nunca fui funcionario de mi viejo ni siquiera de mi hermana, pero en este último año y medio que veo que la sociedad, todos los vecinos y vecinas que conozco, la estamos pasando muy mal, entonces creo que si no participo ahora ¿cuándo será?
¿Cuál es la respuesta de los vecinos cuando recorrés los barrios salteños por la campaña política?
El principal problema que escucho es la falta de trabajo. La falta de oportunidades. Este año y medio la verdad que mucha gente tuvo que reinventarse, comenzar de nuevo, y no por culpa de ellos sino por una decisión política sobre cómo se manejaba esta pandemia. Lo que tenemos que hacer ahora es reactivar la economía, sobre eso se focalizan nuestras propuestas.
¿Cuáles son?
Tenemos varias. Lo primero es ayudar a los emprendedores y las emprendedoras de toda la ciudad que tuvieron que cerrar sus actividades. El 30 por ciento de todos los emprendimientos cerraron a causa de la pandemia, entonces ahí es dónde tenemos que ayudar y brindar herramientas para que la gente pueda volver a trabajar. Ahora hay un decreto con el que se ayuda a los microemprendimientos, pero se exigen muchos requisitos y los montos de la ayuda son de 50 mil pesos. Habría que actualizar eso y modificar las exigencias para acceder a esos créditos, que tienen que tener más difusión. Lo que veo y escucho es que la gente necesita herramientas para poder salir a trabajar. Por otro lado, vemos que en la provincia de Córdoba se implementó un programa que se llama Mi Primer Paso, con el que el Estado le paga el sueldo de las personas menores de 25 años que empiezan a trabajar en empresas, incluso a profesionales, porque hay muchos que logran su título y se tienen que ir de su provincia e incluso del país ha buscar oportunidades laborales. La idea que tenemos es que ese programa se implemente acá, para que las empresas puedan acceder a esa mano de obra. Los chicos que salen de la secundaria o la facultad no tienen experiencia laboral, que es lo que piden para contratarlos, entonces es como que están en un limbo, por eso este programa me parece fantástico, con el que el Estado le paga el sueldo a quienes ingresan a ciertas empresas durante seis meses. A partir de los seis meses si la empresa decide tomarlos el Estado les paga los aportes patronales. De esa manera se insertan en el mercado laboral a los jóvenes y por parte de la empresa, que hacen una inversión en tiempo y dinero en un empleado, es difícil después que lo deje ir.
Sobre los jóvenes que se reciben y después no encuentran trabajo también hay una realidad que es que en algunos casos hay sobreoferta de mano de obra en profesiones que no son las que tienen demanda en la actualidad....
También pasa eso. Hay que pensar en casos como el de la minería, en donde se necesitan técnicos específicos para la actividad, pero como no existen acá tienen que venir de afuera. Por eso hay que apoyar a las escuelas de artes y oficios y descentralizarlas, llevarlas a los barrios. Por otro lado, tenemos también la presión tributaria que es asfixiante para el sector privado, por lo que no vamos a apoyar ninguna suba de impuestos y vamos a tratar de reducir la presión tributaria.
¿Cómo se logra un equilibrio entre reducir la carga impositiva a las empresas con la necesidad que acusa el Estado de tener que seguir recaudando tributos para mantener su estructura?
Lo que tenemos que tener es un Estado eficiente, mucho más dinámico. Dejar de cargarle gastos al Estado. Al hablar de que no hay trabajo y que la economía está parada, muchos piensan que la salida laboral es ser empleado público, pero ahí es donde tenemos que poner un freno en lo que es el déficit fiscal.
¿Por qué es tan difícil generar empleo privado?
Por la presión tributaria, por la falta de políticas públicas con las que se piensen a largo plazo. Dejar de mirarnos las narices y no pensar solamente en un proceso electoral. Hoy estamos hablando del boom del litio y es porque hace 15 años se hizo un gasoducto a la Puna, lo mismo pasó con la inversión que se hizo en turismo, con la que Salta logró ser el centro del turismo del noroeste. Eso fue porque hubo una decisión política con una mirada a largo plazo. El cambio no fue de un día para el otro. Hay que pensar en políticas públicas a largo plazo, con reglas de juego claras para incentivar a la producción, a la inversión y todo eso genera la creación de puestos de trabajo.
¿Qué análisis hacés sobre la gestión de gobierno de Gustavo Sáenz?
Analizar una gestión después de un año y medio de pandemia me parece un poco injusto. Creo que Gustavo llegó con buenas ideas, después de una gestión anterior que mostró muchas deficiencias. Lamentablemente se topó con esta pandemia, con la que las prioridades cambiaron.
¿El apellido Romero es un plus para ingresar a la política?
Cuando voy a los barrios siempre salen buenas anécdotas de vecinos y vecinas que estuvieron con mi abuelo o anécdotas de mi viejo que llevó infraestructura al barrio o que accedieron a una casa. En fin, son todos buenos comentarios. Entiendo que el apellido es más una responsabilidad que un peso. En ese sentido trabajo el doble, sabiendo que mi abuelo y mi viejo fueron gobernadores.