River mostró anoche una de las peores caras del último tiempo y quedó eliminado en cuartos de final de la Copa Libertadores luego de un duro 3 a 0 como visitante ante Atlético Mineiro, que cerró la serie sin recibir goles para dejar sin equipos argentinos el torneo.
Tras el 1 a 0 en el estadio “Monumental” la semana pasada, el galo se adelantó en un primer tiempo parejo gracias a dos golazos: una media tijera del argentino exRacing Matías Zaracho -la figura de la cancha- a los 22 y una picota del delantero Hulk, a los 34 minutos de juego.
En el complemento, y con todo definido porque la reacción de River no llegó en ningún momento, Atlético Mineiro -que bajo la conducción de Cuca ganó su única Libertadores de su palmarés- sentenció la historia con una palomita de Zaracho. Así, desde que Marcelo Gallardo se hizo cargo del equipo, River sufrió la segunda peor eliminación en la Libertadores, sólo superada por la caída en octavos de final de la edición 2016.
El gol de Ignacio Fernández en el Monumental la semana pasada fue el principio del final para River, que si bien ya sabía lo que era remontar una serie en Belo Horizonte -lo hizo dos veces contra Cruzeiro con Gallardo-, se encontró con un equipo pragmático que le hizo pagar cada equivocación.
Antes de los cinco minutos, el arco de River sufrió dos cimbronazos: primero Armani tapó una clarísima situación y después, ante una salida en falso del arquero, el chileno Eduardo Vargas estuvo a punto de inaugurara el marcador con un cabezazo que pasó rozando el palo derecho.
La respuesta de River llegó desde el pie derecho de Matías Suárez, que desde la medialuna sacudió de primera para exigir a Everson, que pudo despejar al córner para salvar el empate del millonario.
Otra vez por derecha iba a crecer el Mineiro, aunque esta vez no iba a perdonar: Hulk sacó a Maidana fuera del área y lanzó un centro para la entrada de Zaracho que, habilitado, metió una media tijera tremenda para anotar el 1 a 0 y la locura de los hinchas en las tribunas.
Volvió a reaccionar River con un contragolpe de Julián Alvarez, que se fue libre hasta dentro del área y definió de zurda cruzado, pero Everson rechazó de gran manera por arriba del travesaño.
Y en el mejor momento de River llegó el segundo cachetazo de Mineiro, en un contragolpe en el que Hulk atacó el espacio que había dejado Maidana -lesionado- y, cara a cara con Armani, le “pinchó” la pelota con muchísima categoría.
Gallardo buscó cambiarle el ritmo al ataque con el ingreso de Nicolás De la Cruz -antes había entrado Paradela-, pero para ese entonces la diferencia que había logrado Mineiro le transformó la confianza, para estar cómodo y sin sufrir en el trámite.
Más todavía cuando a los 16 minutos, Jefferson Savarino guapeó una pelota en el fondo de la cancha y Zaracho estuvo más rápido que toda la defensa de River para lanzarse de palomita y colocar el 3 a 0 definitivo en el marcador.
De ahí hasta el final fue la vergüenza deportiva de River por caer con las botas puestas contra un Mineiro que sólo se dedicó a esperar que transcurriera el tiempo.
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River mostró anoche una de las peores caras del último tiempo y quedó eliminado en cuartos de final de la Copa Libertadores luego de un duro 3 a 0 como visitante ante Atlético Mineiro, que cerró la serie sin recibir goles para dejar sin equipos argentinos el torneo.
Tras el 1 a 0 en el estadio “Monumental” la semana pasada, el galo se adelantó en un primer tiempo parejo gracias a dos golazos: una media tijera del argentino exRacing Matías Zaracho -la figura de la cancha- a los 22 y una picota del delantero Hulk, a los 34 minutos de juego.
En el complemento, y con todo definido porque la reacción de River no llegó en ningún momento, Atlético Mineiro -que bajo la conducción de Cuca ganó su única Libertadores de su palmarés- sentenció la historia con una palomita de Zaracho. Así, desde que Marcelo Gallardo se hizo cargo del equipo, River sufrió la segunda peor eliminación en la Libertadores, sólo superada por la caída en octavos de final de la edición 2016.
El gol de Ignacio Fernández en el Monumental la semana pasada fue el principio del final para River, que si bien ya sabía lo que era remontar una serie en Belo Horizonte -lo hizo dos veces contra Cruzeiro con Gallardo-, se encontró con un equipo pragmático que le hizo pagar cada equivocación.
Antes de los cinco minutos, el arco de River sufrió dos cimbronazos: primero Armani tapó una clarísima situación y después, ante una salida en falso del arquero, el chileno Eduardo Vargas estuvo a punto de inaugurara el marcador con un cabezazo que pasó rozando el palo derecho.
La respuesta de River llegó desde el pie derecho de Matías Suárez, que desde la medialuna sacudió de primera para exigir a Everson, que pudo despejar al córner para salvar el empate del millonario.
Otra vez por derecha iba a crecer el Mineiro, aunque esta vez no iba a perdonar: Hulk sacó a Maidana fuera del área y lanzó un centro para la entrada de Zaracho que, habilitado, metió una media tijera tremenda para anotar el 1 a 0 y la locura de los hinchas en las tribunas.
Volvió a reaccionar River con un contragolpe de Julián Alvarez, que se fue libre hasta dentro del área y definió de zurda cruzado, pero Everson rechazó de gran manera por arriba del travesaño.
Y en el mejor momento de River llegó el segundo cachetazo de Mineiro, en un contragolpe en el que Hulk atacó el espacio que había dejado Maidana -lesionado- y, cara a cara con Armani, le “pinchó” la pelota con muchísima categoría.
Gallardo buscó cambiarle el ritmo al ataque con el ingreso de Nicolás De la Cruz -antes había entrado Paradela-, pero para ese entonces la diferencia que había logrado Mineiro le transformó la confianza, para estar cómodo y sin sufrir en el trámite.
Más todavía cuando a los 16 minutos, Jefferson Savarino guapeó una pelota en el fondo de la cancha y Zaracho estuvo más rápido que toda la defensa de River para lanzarse de palomita y colocar el 3 a 0 definitivo en el marcador.
De ahí hasta el final fue la vergüenza deportiva de River por caer con las botas puestas contra un Mineiro que sólo se dedicó a esperar que transcurriera el tiempo.