La gente se puso a tono con el calor santiagueño y en el esperado día del partido entre Argentina y Curazao, los colores celestes y blancos se apoderaron de la madre de ciudades, especialmente en la zona del estadio único que ya es copado por los hinchas. Se vive un clima de desborde aunque por ahora no hay descontrol.
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La gente se puso a tono con el calor santiagueño y en el esperado día del partido entre Argentina y Curazao, los colores celestes y blancos se apoderaron de la madre de ciudades, especialmente en la zona del estadio único que ya es copado por los hinchas. Se vive un clima de desborde aunque por ahora no hay descontrol.
En las inmediaciones de la avenida Costanera e Yrigoyen hay mucha reventa de entrada y el peligro de comprar entradas truchas es real. La "viveza criolla" se siente y se habla de tickets falsificados, pero también de transferencias que jamás llegaron a destino de las agencias de turismo que vendían paquetes para llegar a esta provincia.
Pese a la tensión del momento, es una fiesta. Todos quieren ser parte del homenaje a los campeones del mundo que desde las 20.30 jugarán ante Curazao, aunque el rival y el partido en sí es lo que menos importa.
Hay mucha gente del norte: los tucumanos se hacen sentir, pero también los salteños y jujeños. Los del NOA coinciden en que esta es una Selección federal que no solo celebra y piensa en los hinchas de Buenos Aires.
¿Hay aspectos negativos? Por supuesto. En las calles también se ve a niños con lágrimas en los ojos por no haber conseguido entradas para ver a sus ídolos. Un niño salteño en silla de ruedas rompe el corazón de quienes pasan por el acceso a personas con discapacidad. Sus padres juran que a la hora de adquirir el ticket el sistema se cayó en Joaquín V. González pero llegaron igual a Santiago del Estero aunque por el momento, y como muchos, se perderán la fiesta de los campeones del mundo.