Cuando todo parecía dicho, quieto y revelado, la voz susurrante de Pablo Neruda volvió a escucharse desde el fondo de una caja de cartón, así como se recupera el eco del mar en el enrulado hueco de las caracolas. A casi 41 años de su fallecimiento, Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, uno de los hombres que ha cantado más impetuosamente al amor, le sigue entregando poemas al mundo. Esto, a partir del hallazgo de una veintena de poemas suyos, inéditos, rescatados del fondo de unas cajas que contenían manuscritos de sus obras. Los responsables de este acontecimiento fueron trabajadores de la Fundación Pablo Neruda, quienes encontraron los poemas durante una revisión exhaustiva de cajas repletas de material del Premio Nobel.
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Cuando todo parecía dicho, quieto y revelado, la voz susurrante de Pablo Neruda volvió a escucharse desde el fondo de una caja de cartón, así como se recupera el eco del mar en el enrulado hueco de las caracolas. A casi 41 años de su fallecimiento, Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, uno de los hombres que ha cantado más impetuosamente al amor, le sigue entregando poemas al mundo. Esto, a partir del hallazgo de una veintena de poemas suyos, inéditos, rescatados del fondo de unas cajas que contenían manuscritos de sus obras. Los responsables de este acontecimiento fueron trabajadores de la Fundación Pablo Neruda, quienes encontraron los poemas durante una revisión exhaustiva de cajas repletas de material del Premio Nobel.
La noticia fue difundida ayer por la editorial Seix Barral. El sello anunció a su vez que la obra inédita de Neruda se publicará en Latinoamérica a fines de este año y en España a principios de 2015, coincidiendo con el 110 aniversario del nacimiento del premio Nobel chileno (nacido en Parral el 12 de julio de 1904) y 90 años de la publicación de “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”.
El rescate de esta veintena de poemas (aún no se conoce la cantidad exacta) escritos por Neruda durante su madurez, fue calificado por la crítica literaria como “el mayor hallazgo de las letras hispanas en los últimos años”.
Se sabe que los manuscritos (¿o mecanografiados quizás?) fueron escritos tiempo después de la publicación de “Canto General”, libro que salió de la imprenta en México en 1950. Pere Gimferrer, miembro de la Real Academia Española, opinó que lo ahora conocido supone “el poderío imaginativo, la desbordante plenitud expresiva y el mismo don, el apasionamiento erótico o amatorio que para la invectiva, la sátira o el mínimo detalle cotidiano convertido en poema”.
Después de la muerte de Pablo Neruda se publicaron dos inéditos: “El río invisible” (Seix Barral, 1980), que incluía poesía y prosa de juventud; y sus poemas de adolescencia, “Cuadernos de Temuco” (Seix Barral, 1996). Los nuevos poemas desempolvados corresponden a su madurez: tiempo de ocaso y de versos encendidos frente al mar.
Un fragmento
Fragmento de un poema sin título, del año 1964, encontrado en la Caja 52, entre material diverso. En este caso, el original se encontraba mecanografiado.
“Reposa tu pura cadera y el arco de flechas mojadas
extiende en la noche los pétalos que forman tu forma
que suban tus piernas de arcilla el silencio y su clara escalera
peldaño a peldaño volando conmigo en el sueño
yo siento que asciendes entonces al árbol sombrío que canta en la sombra
Oscura es la noche del mundo sin ti amada mía,
y apenas diviso el origen, apenas comprendo el idioma,
con dificultades descifro las hojas de los eucaliptos”.