Hoy termina la habilitación que se concedió a diferentes locales para vender pirotecnia por las fiestas de fin de año en la ciudad. La comercialización de estos productos quedará nuevamente restringida, en medio de un creciente debate por la utilización de estos explosivos.
La Municipalidad de Salta habilitó temporariamente 202 negocios para vender fuegos artificiales.
Desde la Subsecretaría de Habilitaciones se recordó que el permiso vence hoy. Los negocios debían cumplir con requisitos como presentar planos de construcción e instalación eléctrica aprobada y croquis, conforme a la ordenanza municipal 14.529.
También debían tener un título que acredite la ocupación legítima del inmueble, certificado de libre deuda de la tasa general de inmuebles e impuesto inmobiliario y constancias de seguridad contra incendios expedidas por Bomberos de la Policía de Salta, entre otros documentos.
La venta de este tipo de productos se encuentra cada vez más cuestionada desde diferentes sectores. En 2016, Tartagal fue la primera ciudad en prohibirla y tomó mayor impulso la demanda de organizaciones protectoras de animales que buscan erradicar la pirotecnia por el daño que produce a las mascotas.
Además, desde diciembre, la Fundación TGD, integrada por familiares de niños del espectro autista, desarrolló la campaña "Más luces, menos ruidos".
Luis González, director de la Fundación, explicó que "la mayoría de los chicos tiene hipersensibilidad auditiva" y las explosiones implican un trauma para ellos.
"El oído humano soporta 90 decibeles, una bomba de estruendo tiene entre 180 y 190 decibles, y para un niño del espectro autista es como si tuvieron 300 decibles", había explicado Luis González.
La Municipalidad de Salta habilitó temporariamente 202 negocios para vender fuegos artificiales.
Desde la Subsecretaría de Habilitaciones se recordó que el permiso vence hoy. Los negocios debían cumplir con requisitos como presentar planos de construcción e instalación eléctrica aprobada y croquis, conforme a la ordenanza municipal 14.529.
También debían tener un título que acredite la ocupación legítima del inmueble, certificado de libre deuda de la tasa general de inmuebles e impuesto inmobiliario y constancias de seguridad contra incendios expedidas por Bomberos de la Policía de Salta, entre otros documentos.
La venta de este tipo de productos se encuentra cada vez más cuestionada desde diferentes sectores. En 2016, Tartagal fue la primera ciudad en prohibirla y tomó mayor impulso la demanda de organizaciones protectoras de animales que buscan erradicar la pirotecnia por el daño que produce a las mascotas.
Además, desde diciembre, la Fundación TGD, integrada por familiares de niños del espectro autista, desarrolló la campaña "Más luces, menos ruidos".
Luis González, director de la Fundación, explicó que "la mayoría de los chicos tiene hipersensibilidad auditiva" y las explosiones implican un trauma para ellos.
"El oído humano soporta 90 decibeles, una bomba de estruendo tiene entre 180 y 190 decibles, y para un niño del espectro autista es como si tuvieron 300 decibles", había explicado Luis González.
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Hoy termina la habilitación que se concedió a diferentes locales para vender pirotecnia por las fiestas de fin de año en la ciudad. La comercialización de estos productos quedará nuevamente restringida, en medio de un creciente debate por la utilización de estos explosivos.
La Municipalidad de Salta habilitó temporariamente 202 negocios para vender fuegos artificiales.
Desde la Subsecretaría de Habilitaciones se recordó que el permiso vence hoy. Los negocios debían cumplir con requisitos como presentar planos de construcción e instalación eléctrica aprobada y croquis, conforme a la ordenanza municipal 14.529.
También debían tener un título que acredite la ocupación legítima del inmueble, certificado de libre deuda de la tasa general de inmuebles e impuesto inmobiliario y constancias de seguridad contra incendios expedidas por Bomberos de la Policía de Salta, entre otros documentos.
La venta de este tipo de productos se encuentra cada vez más cuestionada desde diferentes sectores. En 2016, Tartagal fue la primera ciudad en prohibirla y tomó mayor impulso la demanda de organizaciones protectoras de animales que buscan erradicar la pirotecnia por el daño que produce a las mascotas.
Además, desde diciembre, la Fundación TGD, integrada por familiares de niños del espectro autista, desarrolló la campaña "Más luces, menos ruidos".
Luis González, director de la Fundación, explicó que "la mayoría de los chicos tiene hipersensibilidad auditiva" y las explosiones implican un trauma para ellos.
"El oído humano soporta 90 decibeles, una bomba de estruendo tiene entre 180 y 190 decibles, y para un niño del espectro autista es como si tuvieron 300 decibles", había explicado Luis González.
La Municipalidad de Salta habilitó temporariamente 202 negocios para vender fuegos artificiales.
Desde la Subsecretaría de Habilitaciones se recordó que el permiso vence hoy. Los negocios debían cumplir con requisitos como presentar planos de construcción e instalación eléctrica aprobada y croquis, conforme a la ordenanza municipal 14.529.
También debían tener un título que acredite la ocupación legítima del inmueble, certificado de libre deuda de la tasa general de inmuebles e impuesto inmobiliario y constancias de seguridad contra incendios expedidas por Bomberos de la Policía de Salta, entre otros documentos.
La venta de este tipo de productos se encuentra cada vez más cuestionada desde diferentes sectores. En 2016, Tartagal fue la primera ciudad en prohibirla y tomó mayor impulso la demanda de organizaciones protectoras de animales que buscan erradicar la pirotecnia por el daño que produce a las mascotas.
Además, desde diciembre, la Fundación TGD, integrada por familiares de niños del espectro autista, desarrolló la campaña "Más luces, menos ruidos".
Luis González, director de la Fundación, explicó que "la mayoría de los chicos tiene hipersensibilidad auditiva" y las explosiones implican un trauma para ellos.
"El oído humano soporta 90 decibeles, una bomba de estruendo tiene entre 180 y 190 decibles, y para un niño del espectro autista es como si tuvieron 300 decibles", había explicado Luis González.