Enfrentando la Pobreza y la Discriminación en Salta. Micaela Isabel Bermúdez tiene 26 años, sufre lupus, es paciente en diálisis, está en silla de ruedas y vive en condiciones de extrema pobreza y precariedad en el asentamiento San Javier de la capital salteña, un lugar que no reúne condiciones de habitabilidad. Actualmente es víctima de agresiones por parte de vecinos, quienes quieren echarla del lugar.
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Enfrentando la Pobreza y la Discriminación en Salta. Micaela Isabel Bermúdez tiene 26 años, sufre lupus, es paciente en diálisis, está en silla de ruedas y vive en condiciones de extrema pobreza y precariedad en el asentamiento San Javier de la capital salteña, un lugar que no reúne condiciones de habitabilidad. Actualmente es víctima de agresiones por parte de vecinos, quienes quieren echarla del lugar.
"Cansada de vivir en la calle con mis dos hijos, desde hace varios días que andaba dando vueltas por el asentamiento. El martes por la noche lloviznaba y vi un terreno vacío, entonces decidí meterme. En todos los demás terrenos había familias, pero en este no había nadie", contó Micaela, quien es madre de una niña de 10 años y un niño de siete, a El Tribuno.
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Y añadió: "después vino una mujer, que dijo ser la dueña, y ante la Policía acordamos que íbamos a dividir el terreno a la mitad, una parte para cada una pero llegaron sus primas y otros familiares a gritarme y con tarimas empezaron a cerrar todo. Yo estaba con mis hijos, mi madre, mi suegra y nos acorralaron a todos".
Encerrada: "Me quieren sacar a cada rato. Estoy desesperada"
Micaela aseguró que la mantuvieron encerrada por lo que tuvo que volver a llamar a la Policía el miércoles alrededor de las 18. "Me dijeron que si no partíamos a la mitad el terreno nos iban a sacar a las dos entonces colocamos palos para dividir", contó.
Ayer por la tarde se volvió a desatar el conflicto. "Me quieren sacar a cada rato. Estoy desesperada", expresó Micaela, quien padece insuficiencia renal y recibe tratamiento en los hospitales San Bernardo y Señor del Milagro. Debe afrontar diálisis tres veces por semana.
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Pese a que requiere condiciones de extrema higiene por sus patologías, vive en el terreno donde solo hay una cama rodeada de cartones, plásticos, chapas y frazadas.
En este momento volvió a desatarse una disputa en el lugar. "Me tiene acorralada, mis hijos están con miedo. Amenazan con pegarme. Necesito ayuda", contó la mujer a El Tribuno.