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29 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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El adiós a "Locomotora" Oliveras: un Legado de lucha y sus frases inolvidables

La boxeadora, que nos dejó este lunes a los 47 años, marcó a fuego con su filosofía de vida, resiliencia y una mirada cruda pero esperanzadora sobre el boxeo, la igualdad y la existencia misma.
Lunes, 28 de julio de 2025 17:35
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El mundo del deporte argentino se conmueve con la partida de Alejandra "Locomotora" Oliveras, quien falleció este lunes a los 47 años. Más allá de sus logros en el ring, donde supo conquistar títulos mundiales, Locomotora deja un vacío inmenso por su personalidad arrolladora y su particular forma de ver la vida, que plasmó en frases que hoy resuenan con más fuerza que nunca. Sus palabras eran un reflejo de su espíritu indomable, una invitación a la acción y un recordatorio constante de la fragilidad y, a la vez, la fortaleza humana.

Locomotora no era de las que andaban con rodeos. Su visión de la existencia era directa y sin filtros. "Mañana nos arrepentiremos cinco minutos antes de morir de lo que no hicimos, de lo que no disfrutamos… de haber vivido esta vida dormida", advertía, instando a vivir con intensidad. Para ella, la brevedad de la vida era un motor: "La vida es muy cortita, no tenemos un contrato con Dios que vamos a vivir 250 años. Disfrutá, sonreí, dale para adelante. Ponele el pecho, ponele huevos, solucionalo. Tengo miles de quilombos pero los soluciono, siempre con empatía".

"La vida es una pelea más dura que la del ring"

El boxeo era su vida, pero también una metáfora de los desafíos cotidianos. "La vida es una pelea, una pelea mucho más dura que la del ring. Los golpes de la vida son tremendos y a veces a traición. Los cuernos, que te mienta tu mejor amigo, que te maltrate tu jefe. Y a pesar del dolor, se tiene que levantar", sentenciaba, mostrando su resiliencia ante la adversidad. La misma que aplicaba al hablar de la trascendencia de lo material: “Cuando uno se muere no te ponen los dólares en el cajón… ni el teléfono, ni la casa. No entra nada en el cajón. Lo único que tenemos es nuestro cuerpo”.

"Siempre me paré y decidí cómo enfrentar cada problema”

Su fortaleza interior era una constante en su discurso. "Siempre supe que tenía una fuerza dentro mío… La vida me golpeó bastante y sin embargo siempre me paré y decidí cómo enfrentar cada problema”, confesaba. Y esa misma fuerza la impulsaba a luchar por la igualdad, tanto en el deporte como en la sociedad. "Tú no puedes ganar dinero porque no tenés bolas… Yo tengo los mismos cinturones que Mayweather, pero él es archimillonario y yo no gané ni un peso”, exclamaba, evidenciando las desigualdades en el boxeo. Pero también defendía el talento oculto en los sectores más vulnerables: “La pobreza no tiene nada que ver con la inteligencia… Hay muchos talentos en los barrios, en las villas. El tema es que nadie les dice: ‘Creé en vos’”.

"No existe el sexo débil, existe la mente débil"

Locomotora Oliveras era una voz incansable por los derechos de las mujeres y la erradicación de los prejuicios. "Yo no compito contra los hombres… Pero si yo trabajo igual que vos, quiero ganar lo mismo”, reclamaba con justicia. Y recordaba con orgullo sus inicios: “Cuando empecé boxeo me decían ‘vos no sos mujer, vos sos marimacho’; le gané a la discriminación”. Su frase más contundente en este aspecto se volvió un lema para muchos: "No existe el sexo débil, existe la mente débil. Siempre luché por la igualdad”.

"Si yo pude, vos podés”

Finalmente, su mensaje era de esperanza y empatía. "Mi mensaje es real. Es una historia de verdad… quiere decir que si yo pude, vos podés”, aseguraba, inspirando a otros a superar sus propios desafíos. Y su compromiso social se manifestaba en acciones concretas: "Siempre hay que tener empatía. Nadie te la enseña. Somos un océano de agua, somos todos iguales. Yo inauguré una escuelita de deportes en el medio de cinco villas, en Santa Fe. Me encantaría abrir más escuelitas por los chicos".

Locomotora Oliveras se despide, pero su legado de frases contundentes y una vida de lucha permanecerán en la memoria colectiva, inspirando a generaciones a enfrentar los golpes de la vida con la misma valentía y determinación que ella demostraba en el ring.

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