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El príncipe Harry y Meghan Markle están viviendo su segundo día en Nigeria, jornada en la que, por supuesto, continúan formando parte de distintas actividades con el objetivo de conocer a fondo la cultura que envuelve al país. Recientemente, por ejemplo, ambos han asistido a un partido de voleibol en el que todos los jugadores eran militares heridos que competían sentados. Markle, para la ocasión, ha sorprendido con un original diseño al que nos tiene muy poco acostumbradas, teniendo en cuenta que es habitual en ella caer rendida ante confecciones lisas de lo más discretas.
Para rendir homenaje a la tierra en la que se encuentran de viaje exprés, la duquesa de Sussex ha elegido un vestido estructurado de largo tobillero. Una pieza de silueta clásica sumamente versátil con tirantes bordados y desmontables, detalle que permite reciclar la confección una y otra vez sin posibilidad de caer en el aburrimiento estilístico. Dicha creación está confeccionada en tejido de jacquard grabado y adornada con grandes hojas de palmera.
Estética tropical
Meghan Markle ha combinado esta obra tropical en blanco y negro con abertura estratégica en la zona del pecho, corte frontal y detalle de pompones de flecos en el extremo de los dos tirantes perteneciente a Joanna Ortiz Tropicana Nights con sandalias de dedo oscuras de aires minimalistas, calzado idóneo para lidiar con las altas temperaturas.
Elegancia sutil
Ayer a última hora, en el que era el primer día de viaje, la duquesa abrazó un conjunto de dos piezas con el que recurrió a la elegancia más pura: un traje sastre de Altuzarra formado por blazer en crepé elástico liso con cuello de muesca y bolsillos ribeteados y pantalones bootcut con sutil elasticidad. Había lucido ambas prendas ya en 2018.
Complementos estrella
Para rematar la construcción, se subió a unos zapatos pumps en ante marrón pertenecientes a Manolo Blahnik y eligió, hablando de joyería, unos pendientes y brazalete de Ariel Gordon Maffei y reloj y brazalete Love de Cartier.
Indumentaria con posible mensaje oculto
El despliegue de looks de Meghan comenzó con este vestido largo bañado en rosa empolvado bajo la firma de Heidi Merrick. Una creación con cuello a la caja, cuerpo ajustado y falda escalonada que cuenta con aberturas geométricas en la zona de la espalda.
La anécdota del día
Dicho artículo se encuentra en el catálogo de la casa de moda bautizado como Windsor, detalle que se desconoce si puede significar un posible acercamiento entre familias. Tampoco entonces escatimó con las joyas con las que terminó la apuesta: unos pendientes vintage de Lanvin, el reloj Tank Française y el brazalete Love de Cartier y la pulsera Diamond Hex Tennis de Ariel Gordon.