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Tomás Carrera tiene 21 años, es de la ciudad de Salta y en los últimos días su nombre empezó a circular fuerte en redes sociales. Un video cantando una chacarera en la peatonal, mostró que su guitarra estaba “parchada” con cinta. Ese detalle, que para él era apenas un recurso para seguir tocando, se transformó en el disparador de una cadena de mensajes, comentarios y solidaridad.
“Todo empieza porque me vieron tocando en un video con una guitarra que tenía pegado arriba, con cinta… ese día se me habían salido los tornillos del ecualizador y, para salir del apuro, le puse cinta”, contó Tomás en una entrevista con El Tribuno. El tema que subió fue una chacarera: “La Telesita”. Y explotó. “Se hizo súper viral, en TikTok tiene como 100 mil, y un montón de comentarios lindos”, relató.
Entre esos comentarios hubo de todo: gente que se preocupó, luthiers que se ofrecieron a arreglarla y usuarios que le preguntaban por qué tocaba así. Pero lo más inesperado llegó después: “Me escribieron por Instagram… era de la fábrica de las guitarras 'Gracia'. Me dijeron que les gustó el video, que me venían siguiendo hace rato y que les gustaría fabricarme una guitarra. Y bueno… me la mandaron hace poco. Estoy re emocionado, es una re-guitarra”, dijo, sin ocultar la alegría.
La historia de esa guitarra “parchada” también tenía un peso emocional. Era un instrumento familiar. “Esa guitarra era de mi tío, Moisés. Él tocaba en las Voces de Orán. Falleció en 2010 y la guitarra quedó inutilizada como 10 años”, recordó. Recién en pandemia, sus primos se la regalaron: “La mandamos a arreglar, le pusimos otro ecualizador y quedó muy linda. Desde ahí pasó a ser mía”.
Aunque hoy muchos lo ubican por TikTok o Instagram, Tomás viene caminando la música desde chico. “Siempre en mi casa se escuchó música”, dijo. Y, a diferencia de otros recorridos, su formación tuvo un punto clave en la educación pública: “Guitarra sí estudié, fui a clases, estudié en la escuela de música del Huaico, la pública. Eso lo destaco”.
La calle llegó después, como una salida y también como un aprendizaje. A los 18 terminó el colegio y empezó a estudiar Historia, una carrera que le gustaba, pero que no lo terminaba de llenar. El empujón lo dio un amigo, cuando le propuso algo que al principio parecía impensado: tocar en la calle.
“Mi sueño siempre fue poder vivir de la música. No ser famoso… eso va y viene. Pero vivir de esto, que sea mi trabajo”, explicó.
La primera vez fue en Cafayate, durante unas vacaciones de invierno de 2022, luego de quedarse sin trabajo como mozo. “En un ratito recaudé lo mismo que recaudaba en una noche siendo mozo”, contó. Volvió a Salta y probó en la peatonal: “Por suerte mi primer día fue muy bueno. La gente me ayudó bastante”.
No todo fue lineal. Hubo días malos, días más o menos, momentos de frustración y hasta experiencias duras, como una situación en la que una persona lo atacó. Pero, con el tiempo, las cosas cambiaron. “Junté plata y me pude comprar un equipito de sonido. Desde ahí, en Salta, no volví a tener un mal día”, dijo. Y describió su rutina con una tranquilidad que explica por qué eligió este camino: “Me encanta. Soy mi propio jefe. Me levanto, voy, me siento en mi banquetita y toco toda la mañana… vuelvo, almuerzo, descanso y a la tarde lo mismo. Soy re feliz”.
Ese proceso también lo llevó a tomar una decisión: dejar Historia y apostar por una formación ligada a su vocación. Este fue un año sabático”, resumió. Y confirmó que en 2026 empezará la Licenciatura en Artes Musicales en la Universidad Católica de Salta. “Uno tiene que seguir aprendiendo siempre, si no te quedás estancado”, sostuvo.
En esa idea aparece una frase que le quedó marcada por una charla con su papá: “Él me dijo: ‘No toda la vida vas a tener 20 años… ¿sabés cuál es la diferencia entre un profesional y uno cualquiera? El profesional pone su precio’. Y es verdad”, reflexionó Tomás.
Cuando se le pregunta qué le diría a alguien que tiene vergüenza de cantar o de animarse, responde: “Vergüenza nunca tiene que darte cantar… si lo hacés bien o mal, pero siempre con el corazón”. Y deja otra frase: “Nunca te va a criticar alguien que hace más que vos”.
Mientras tanto, la nueva guitarra ya suena en la peatonal. Y la vieja, la de Moisés, queda como símbolo de una etapa.