Uno siempre trata de encontrarle la luz a las cosas

LORENA CRUZ

LORENA CRUZ

Después de recibir por cuarta vez la ovación de un coliseo jujeño colmado, el actor junto a Joaquín Furriel, se despidió de los espectadores. Más tarde y, con la misma sonrisa de la despedida, revivió su actuación en Jujuy.
Vinimos aquí a mostrar esta obra que se llama “Lluvia constante”, en este precioso teatro. La verdad que ha sido una experiencia muy muy bonita, no siempre tenemos la posibilidad de trabajar en teatros tan cálidos, tan bien construidos, con una acústica tan buena y, además, con un público tan cálido, ha sido muy bonito.

Se trata de una obra oscura de dos amigos que atraviesan situaciones difíciles…

Es una obra, que si no fuese por lo bien que nos llevamos con Joaquín como compañero y como amigos ya, sería como imposible, te diría más, como insoportable de hacer, porque es una obra muy densa, muy oscura, por suerte pudimos meterle algo de humor que hace que sea más digerible. Pero si es una tragedia múltiple, que expone 95 minutos donde sucede de todo. Estamos con una exposición y con una demanda física y emocional muy grande en el escenario, así es que es muy bonito recibir la devolución del público y el aplauso a uno lo llena de fuerza para seguir.

A la vez, se percibe el vértigo emocional en escena…

Sí, es un trabajo de mucho trabajo. Llegamos aquí con más de 300 funciones, entonces es una pieza que conocemos bien, que la hemos madurado mucho, que la hemos transitado mucho y llegamos con un hondo conocimiento de lo que estamos comunicando. Así que si es así, qué suerte que llegó, para nosotros.

Con todo lo que significa la vorágine de acciones que habitan la historia y los secretos que permanentemente se descubren a través de las funciones …¿Podría describir cómo fue el estreno?

Imginate lo que fue!! Fue una locura!! Eso siempre sucede en los estrenos y si con esta obra particularmente. Es un momento de muchísima incertidumbre, porque todavía no sabemos si al público le va a gustar o no, hay muchas inseguridades siempre. Como actores somos muy inseguros en general, aunque no lo parezca o trabajamos en que no lo parezca, en que no se note, hay siempre mucha inseguridad pero por suerte llegamos a buen puerto con la obra.

No obstante, se permite mostrar su amistad real en la ficción…

Sí, porque con Joaquín ya somos amigos, entonces ahí se hizo más fácil! Porque cuando nos presentaron, nos dijeron: “hola qué tal, ustedes son amigos de toda la vida y en un mes van a hacer la obra”. Entonces dije: ”ah bueno!”. Por lo menos tuvimos un mes para adaptarnos. En televisión también me dijeron: “él es tu papá, te pegaba cuando eras chico…acción!” y, entonces ¿cómo hacés? Hay que resolver las cosas a una velocidad mucho más rápida en televisión. En teatro tenés los ensayos que te ayudan a hacer y, con todas las funciones que tenemos encima con Joaquín, ya somos casi hermanos. 

Las lealtades, el pesimismo, los valores en las relaciones humanas de la obra… ¿Son disparadores de reflexiones en los espectadores?

La obra tiene alguna lejanía con nosotros como argentinos, porque la escribió un norteamericano y tiene unos temas que acá no existen, por ejemplo, el sistema de cupos, son todos códigos que una sociedad como la nuestra no los maneja, pero sí es una sociedad capitalista que margina muchísimos sectores de la sociedad y eso digamos es el marco de esta obra, la marginalidad donde estos personajes se mueven. Hay como una denuncia, creo del autor, implícita, con respecto a este tipo de sociedad. Sobre cómo se ha desbordado, cómo se resolvieron situaciones en la humanidad. Pero el eje de la obra justamente es ese: es la amistad entre dos personas, uno de los temas universales; la lealtad, el abuso, son cosas que trascienden un poco este marco de denuncia.

La lluvia y la tristeza viva…

La lluvia desencadena la tragedia y, tal vez, si la lluvia no hubiese estado presente, no habría pasado todo lo que pasó. Es como que la lluvia define la tragedia, la tristeza de la tragedia, que es la metáfora de la obra de una historia que tiene muchas capas.

Cómo artista de la escena…¿Descubre cosas nuevas a medida que se suman las funciones?

Exacto, eso es lo lindo del teatro!! Que uno va descubriendo eso, encontrando secretitos y cositas por todos lados. Entonces con tantas funciones encima ya sabemos todos los niveles que estamos jugando. Mismo en la expresión, también hay un trabajo importante. En teatro una cosa es trabajar para la primera fila y otra cosa para el gallinero que, cuando uno los saluda, vé que son chiquititos y ellos así te ven a vos también, así que con el cuerpo también tenés que comunicar algo a través de la distancia o algo ahí que significa sacar capas o niveles de expresividad para llegar a dar un mensaje.

¿Cuál es el mensaje en sus actuaciones?     

Es muy difícil, muy difícil en general pero sobre todo en una obra como ésta tan oscura, una tragedia tan pesimista. Uno siempre intenta comunicar buenos valores o algo luminoso, que la gente se vaya pensando en cosas positivas, más allá del marco de la obra que sea, que en este caso es espantoso. Uno siempre trata de encontrarle la luz a las cosas, creo que esta obra lo tiene en algún lugar. Tengo que pensar que lo tiene, estoy como obligado a eso y eso mismo es lo que tratamos de hacer con Joaquín.

¿Existen diferencias al actuar en cine, teatro y televisión?

Sí, muchas. En cine una toma te sale mal y decís: “corten, otra!”, en cambio, en teatro si te sale mal, te sale mal, hay otro vértigo, la comunicación con el público es muy intensa, más directa. Uno puede sentir las presencias, el apoyo…ni bien entrás ya sentís el apoyo o por lo menos por dónde va a ir la cosa. En cine y en televisión es una incógnita todo eso, porque es como un rompecabezas. En cine podés empezar con una escena del final, después pasás a una del principio, otra del medio… lo que hay que tener es mucha conciencia de ese arco dramático que vas recorriendo, algo que en teatro vos lo dibujás como un comienzo y un final, como una continuidad escénica en sí; en cine, uno no sabe cuál va a ser el resultado.

¿Vio sus actuaciones en cine y en teatro?

Sí, me vi en cine y, en teatro, es feísimo. El teatro filmado es horrible porque se pierde toda la energía, la magia del contacto con la gente.  El cine es otro tipo de magia, de artesanía, si es una linda cosa el cine. Interpretar a San Martín, fue muy intenso, todo el proceso que estuvimos filmando en San Juan, el contacto con la gente. Fue un gran desafío.

¿Próximos proyectos?

Ahora empiezo un programa que se llama “Tiempos Compulsivos” que va a salir por Canal 13, a eso de las 22.30 o 23, con personajes con patologías graves, psicológicas, como loquitos con historias y médicos, que es un desafío también encontrar nuevas facetas y descubrir más personajes; y después seguir de gira por todo el país con esta obra.