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Lluvia constante, una tragedia oscura

Lunes, 06 de agosto de 2012 19:43

Dos amigos de toda la vida compartieron su oficio de policías y contaron a viva voz su historia. Rodeados de luces tenues, oscuridad y periferia, las anécdotas comenzaron a brotar y a recorrer una trama verdaderamente atrapante.
Los pilares de la pieza fueron dos. Quien primero propuso la complicidad con los espectadores fue el aplaudido Joaquín Furriel enfundado en Rodo, un policía deseoso por brindar su relato, para así, de alguna manera, desprenderse de lo oscuro de su pasado. Hasta que el monólogo fue diálogo y a la escena llegó Dani, el ovacionado Rodrigo de la Serna que encendió las tablas con sus impulsividades. La vida decidió unirlos y convertir esa amistad en hermandad notable.

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Dos amigos de toda la vida compartieron su oficio de policías y contaron a viva voz su historia. Rodeados de luces tenues, oscuridad y periferia, las anécdotas comenzaron a brotar y a recorrer una trama verdaderamente atrapante.
Los pilares de la pieza fueron dos. Quien primero propuso la complicidad con los espectadores fue el aplaudido Joaquín Furriel enfundado en Rodo, un policía deseoso por brindar su relato, para así, de alguna manera, desprenderse de lo oscuro de su pasado. Hasta que el monólogo fue diálogo y a la escena llegó Dani, el ovacionado Rodrigo de la Serna que encendió las tablas con sus impulsividades. La vida decidió unirlos y convertir esa amistad en hermandad notable.

 "Hombro con hombro" decían ambos joven que celebraban lo valioso de una lealtad eterna, casi devota. Entre anécdotas y situaciones jocosas, la historia sufrió transformaciones vertiginosas. Es que Rodo, tal vez más cauto y reservado se encargaba de cubrir las desventuras del arrebatado Dani, como así también de sus decisiones rápidas de una personalidad inevitablemente temperamental. Entonces la historia giró su rumbo y Rodo tapó encuentros clandestinos y muertes de las que, muchas veces, Dani era cómplice. Sin embargo, el tesoro de Dani era la familia, aunque prefería la otra vida.

Rodo en cambio, solitario y de un pasado ligado al alcohol, debe a Dani su vida actual. Entonces un niño muere por un error de Dani. El temor de Rodo crece y el ataque a la casa de Dani estalló en mil pedazos de vidrio que dejaron en grave estado a su hijo. Enardecido salió Dani a buscar al asesino. Rodo quedó inmóvil, pero luego le ganó su espíritu de protección para la familia de su amigo. Se desencadenó la tragedia. Dani mata al líder de la mafia y Rodo, confiesa su amor a la esposa de su amigo. La locura se apoderó de Dani tanto, que un disparo, terminó con su existencia y en Rodo, la alegría de una nueva vida pero, al mismo tiempo, la tristeza por la muerte de su hermano.