El obispo César Daniel Fernández habló de sus orígenes, su formación y su nueva etapa en la que apuntará a una “Iglesia misionera, evangelizadora, servicial y atenta a las necesidades de los pobres”. A horas de asumir formalmente, en la mañana de ayer se ocupó de los detalles de la organización.
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El obispo César Daniel Fernández habló de sus orígenes, su formación y su nueva etapa en la que apuntará a una “Iglesia misionera, evangelizadora, servicial y atenta a las necesidades de los pobres”. A horas de asumir formalmente, en la mañana de ayer se ocupó de los detalles de la organización.
“Nos ponemos bajo la protección de Dios, por eso quise que hoy se viviera esto en la solemnidad del Santísimo Salvador, que nos recuerda a Jesucristo que es el señor de nuestra vida, la historia de la Iglesia en nuestro caminar, y ponernos todos bajo su amparo y su protección para vivir esta nueva etapa en la vida de la Iglesia”, afirmó el obispo.
Supervisaba aspectos de lo que laicos y religiosos realizaban en el atrio de la Catedral donde se estaba montando el escenario, frente al cual algunos jóvenes ubicaban sillas, las limpiaban y se ocupaban de su disposición. En tanto, en la vereda del frente, la zona de estacionamiento había sido ocupada por al menos tres camionetas tipo combi donde se disponían a transmitir los canales locales las instancias de la celebración.
Al mismo tiempo, el tránsito comenzaba a circular lentamente, anticipando la dificultad que se mostraría horas después cuando se interrumpiese el mismo, en virtud de la expresión religiosa.
El obispo aseguró además que pretende “continuar todo lo bueno y todo lo hermoso” que se viene haciendo desde hace tanto tiempo. De hecho, consultado sobre las líneas de trabajo que pretende seguir, el obispo explicó que apunta a una “iglesia misionera, evangelizadora, servicial, atenta a las necesidades de los más pobres y preocupada por lo que como provincia nos preocupe a todos, y a donde haga falta que nos aunemos para sacar cosas adelante”.
Manifestó además que tiene la enorme confianza en las reservas morales, espirituales que tiene “nuestra gente”, precisó.
A la hora de recordar sus orígenes, el obispo indicó que nació en Buenos Aires, donde hizo su sacerdocio, fue presbítero durante 27 años y luego fue trasladado a Paraná (Entre Ríos) desde donde vino a Jujuy hace casi un año para cumplir la tarea de acompañar a monseñor Marcelino Palentini. Recordó en este sentido que se ha formado estudiando teología y espiritualidad. “Esos fueron mis fuertes”, aseguró y añadió que mientras estuvo en el seminario se ocupó de la formación de los futuros sacerdotes, experiencia, que dijo, trajo para ponerla al servicio.
En relación a las tareas pendientes que dejara el obispo Palentini, como la obra del templete de Río Blanco, el obispo Fernández dijo que está casi terminado el mismo y que sólo faltan algunos detalles que serían mínimos. (Liliana Alfaro)