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Lo que dejó la puesta de José María Muscari

Miércoles, 08 de octubre de 2014 00:00
DOS GENERACIONES LAS DOS EDADES EXTREMAS DE LA OBRA, EN LA PIEL DE UNA BIEN PLANTADA FLORENCIA TORRENTE, Y EN LA MAESTRIA DE UNA ADRIANA AIZEMBERG.
Fue inevitable pensar en José María Muscari (aunque no vino a Jujuy), cuando cada una de las actrices que eligió para "La Casa de Bernarda Alba", se desangraba en el escenario del Centro Cultural "Martín Fierro" de Los Perales. Sin dudas es el responsable del logro colectivo del elenco.
Y es que cada una fue brillante, y se mantuvo en la puesta una armonía en la intensidad de los trabajos. Lo curioso es que estamos hablando de nueve mujeres, de varias generaciones y de muy diversas experiencias. Muscari logró un espectáculo muy compacto.
Ellas se abocaron a esta obra de Federico García Lorca, tan dramática, fuerte y emblemática, con un claro trabajo desde la dirección que permitió mantener el clima con cada una de las intervenciones.
María Rosa Fugazot, al finalizar la puesta, le manifestó a El Tribuno de Jujuy, su satisfacción por este trabajo que le tocó hacer y que definió como "hermoso, porque es una cosa totalmente diferente a mí, a mi personalidad, es un desafío porque es un trabajo diferente, que tenés que armarlo. Tenés que hacerlo de adentro y es muy duro", dijo quien asumió el rol de la inquisidora Bernarda Alba, la madre de cinco hijas sometidas que impone su voz, y su moral en la casa. Claro, Fugazot, siempre estuvo más ligada a los papeles cómicos y sueltos, pero sin dudas es una de las actrices más talentosas de su generación.
Y al preguntarle por la relación de trabajo con Muscari, expresó "es muy inteligente, muy capaz, ha hecho una maravilla con la adaptación de la obra, y realmente poder llevarle al público de una manera renovada un Lorca, que es uno de los clásicos de la literatura española, es realmente fantástico".
De toda la armoniosa actuación de todas y cada una de las artistas, hay que hacer un paréntesis en la demostración de un oficio excepcional, de Adriana Aizemberg, quien es en esta puesta la abuela, madre de Bernarda Alba, María Josefa. En su personaje, el delirio trae liberación a tanto oprobio, cada vez que puede (porque su madre la encierra) sale y dice lo que busca, lo que desea. Vestida de blanco como una novia, sueña todavía con casarse.
La que sí está por casarse es Angustias, personaje que lleva a escena Andrea Frigerio, que tiene un desempeño digno en la puesta, pero haciendo una mirada más detallista puede ser la actuación menos lucida.
La incandescencia de las expresiones hace de esta obra, un momento de muchas sensaciones en el público, que no puede bajar la guardia, con los llantos y los gritos, de las mujeres de la casa.
El luto, la deshonra, la sexualidad coartada, la oscuridad, la homosexualidad escondida, la necesidad de rebeldía, se manifiestan en cada uno de los personajes (con personalidades muy distintas), siendo un reflejo de una sociedad vieja de la cual aún hay resabios en la actualidad. Cada una de las mujeres de la obra representa un tipo diferente de mujer, y un tipo diferente de asumir la realidad que les toca.
La rebeldía en el cuerpo de Adela, interpretada cabalmente por la joven Florencia Torrente, que sorprende tanto con su belleza como con sub trabajo, es quizás el elemento que más descomprime el clima generado en las tablas y entre el público.
El elenco se completa con una fuerte presencia de Agustina Bassi, en el papel de Martirio, la que sufre encubiertamente; Lucrecia Blanco haciendo de Amelia, una mujer sin matices; Mariana Prommel, es Magdalena, la mujer más amargada, masculina y desganada de la casa, Andrea Bonelli, que también hace un trabajo muy firme en el escenario en el papel de La Poncia, la criada más antigua de la casa, y la que pareciera tener confianza con Bernarda a pesar de que ambas sienten la necesidad de marcar las diferencias sociales; finalmente hay que mencionar a Mimí Ardú, quien también en rol más secundario cumple con el mandato de ser la otra criada.
La obra comienza fuerte, y termina muy fuerte. El público jujeño recibió muy bien esta propuesta.
Las actrices se retiraron de la sala sin evitar el encuentro con la gente.

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Fue inevitable pensar en José María Muscari (aunque no vino a Jujuy), cuando cada una de las actrices que eligió para "La Casa de Bernarda Alba", se desangraba en el escenario del Centro Cultural "Martín Fierro" de Los Perales. Sin dudas es el responsable del logro colectivo del elenco.
Y es que cada una fue brillante, y se mantuvo en la puesta una armonía en la intensidad de los trabajos. Lo curioso es que estamos hablando de nueve mujeres, de varias generaciones y de muy diversas experiencias. Muscari logró un espectáculo muy compacto.
Ellas se abocaron a esta obra de Federico García Lorca, tan dramática, fuerte y emblemática, con un claro trabajo desde la dirección que permitió mantener el clima con cada una de las intervenciones.
María Rosa Fugazot, al finalizar la puesta, le manifestó a El Tribuno de Jujuy, su satisfacción por este trabajo que le tocó hacer y que definió como "hermoso, porque es una cosa totalmente diferente a mí, a mi personalidad, es un desafío porque es un trabajo diferente, que tenés que armarlo. Tenés que hacerlo de adentro y es muy duro", dijo quien asumió el rol de la inquisidora Bernarda Alba, la madre de cinco hijas sometidas que impone su voz, y su moral en la casa. Claro, Fugazot, siempre estuvo más ligada a los papeles cómicos y sueltos, pero sin dudas es una de las actrices más talentosas de su generación.
Y al preguntarle por la relación de trabajo con Muscari, expresó "es muy inteligente, muy capaz, ha hecho una maravilla con la adaptación de la obra, y realmente poder llevarle al público de una manera renovada un Lorca, que es uno de los clásicos de la literatura española, es realmente fantástico".
De toda la armoniosa actuación de todas y cada una de las artistas, hay que hacer un paréntesis en la demostración de un oficio excepcional, de Adriana Aizemberg, quien es en esta puesta la abuela, madre de Bernarda Alba, María Josefa. En su personaje, el delirio trae liberación a tanto oprobio, cada vez que puede (porque su madre la encierra) sale y dice lo que busca, lo que desea. Vestida de blanco como una novia, sueña todavía con casarse.
La que sí está por casarse es Angustias, personaje que lleva a escena Andrea Frigerio, que tiene un desempeño digno en la puesta, pero haciendo una mirada más detallista puede ser la actuación menos lucida.
La incandescencia de las expresiones hace de esta obra, un momento de muchas sensaciones en el público, que no puede bajar la guardia, con los llantos y los gritos, de las mujeres de la casa.
El luto, la deshonra, la sexualidad coartada, la oscuridad, la homosexualidad escondida, la necesidad de rebeldía, se manifiestan en cada uno de los personajes (con personalidades muy distintas), siendo un reflejo de una sociedad vieja de la cual aún hay resabios en la actualidad. Cada una de las mujeres de la obra representa un tipo diferente de mujer, y un tipo diferente de asumir la realidad que les toca.
La rebeldía en el cuerpo de Adela, interpretada cabalmente por la joven Florencia Torrente, que sorprende tanto con su belleza como con sub trabajo, es quizás el elemento que más descomprime el clima generado en las tablas y entre el público.
El elenco se completa con una fuerte presencia de Agustina Bassi, en el papel de Martirio, la que sufre encubiertamente; Lucrecia Blanco haciendo de Amelia, una mujer sin matices; Mariana Prommel, es Magdalena, la mujer más amargada, masculina y desganada de la casa, Andrea Bonelli, que también hace un trabajo muy firme en el escenario en el papel de La Poncia, la criada más antigua de la casa, y la que pareciera tener confianza con Bernarda a pesar de que ambas sienten la necesidad de marcar las diferencias sociales; finalmente hay que mencionar a Mimí Ardú, quien también en rol más secundario cumple con el mandato de ser la otra criada.
La obra comienza fuerte, y termina muy fuerte. El público jujeño recibió muy bien esta propuesta.
Las actrices se retiraron de la sala sin evitar el encuentro con la gente.

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