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Al menos dos muertos en operación antiterrorista

Viernes, 16 de enero de 2015 00:00
Operativo en Verviers / Dos personas murieron en un allanamiento.
Al menos dos personas fallecieron ayer y otra resultó gravemente herida en Verviers, una ciudad del este de Bélgica, en un operativo policial "antiterrorista", durante la cual testigos escucharon explosiones y tiros de ametralladoras.
La Fiscalía General belga confirmó que se estaba realizando un operativo policial en el centro de esa ciudad, pero no habló de víctimas.
Medios locales aseguraron que el operativo policial también incluyó otras ciudades como Bruselas, Liege y Moulinbeek. Una emisora local informó, además, que las avenidas principales del centro de Verviers estaban completamente cerradas y que había ambulancias en el lugar.
La Policía allanó una antigua panadería, luego de confirmar que allí se encontraban tres presuntos islamistas radicales, que retornaron al país recientemente desde Siria.
Desde hace un año, Europa teme que alguno de los cientos de jóvenes que viajaron a Siria o Irak a sumarse a la lucha de milicias islamistas radicales vuelvan a sus países de origen para cometer un atentado.
Europol, la agencia de policía de la región, informó esta semana que entre 3.000 y 5.000 ciudadanos de la Unión Europea (UE) viajaron recientemente por Medio Oriente para convertirse en combatientes.
Siria, particularmente, se convirtió en un objetivo para miles de extranjeros radicalizados a partir de la cruenta guerra civil que mantienen un heterogéneo frente de milicias, que van desde laicas y de izquierda hasta extremistas y yihadistas, contra el Gobierno de Bashar al Assad, un enemigo declarado de las potencias occidentales.
El Gobierno belga estima que alrededor de 400 de sus ciudadanos ya viajaron a Siria y a Irak para unirse a la lucha de la milicia Estado Islámico (EI), un grupo que en el último año tomó el control de más de un cuarto del territorio de esos dos países y provocó una nueva ofensiva militar internacional en la región, encabezada por Estados Unidos.
El temor europeo a la vuelta de estos combatientes creció exponencialmente después del atentado de la semana pasada contra el semanario satírico francés, Charlie Hebdo, y la ola de violencia que provocó y dejó 20 muertos, entre ellos a los tres atacantes de nacionalidad francesa.
Las autoridades francesas y la rama yemení de Al Qaeda sostienen que dos de los atacantes parisinos recibieron entrenamiento militar en Medio Oriente.
En tanto, la Policía belga detuvo ayer a un hombre que se entregó, luego de ser sindicado por las autoridades como la persona que le vendió armas al tercer atacante, Amedy Coulibaly, el hombre que mató a una policía y un día después mató a cuatro rehenes en un supermercado judío en París.

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Al menos dos personas fallecieron ayer y otra resultó gravemente herida en Verviers, una ciudad del este de Bélgica, en un operativo policial "antiterrorista", durante la cual testigos escucharon explosiones y tiros de ametralladoras.
La Fiscalía General belga confirmó que se estaba realizando un operativo policial en el centro de esa ciudad, pero no habló de víctimas.
Medios locales aseguraron que el operativo policial también incluyó otras ciudades como Bruselas, Liege y Moulinbeek. Una emisora local informó, además, que las avenidas principales del centro de Verviers estaban completamente cerradas y que había ambulancias en el lugar.
La Policía allanó una antigua panadería, luego de confirmar que allí se encontraban tres presuntos islamistas radicales, que retornaron al país recientemente desde Siria.
Desde hace un año, Europa teme que alguno de los cientos de jóvenes que viajaron a Siria o Irak a sumarse a la lucha de milicias islamistas radicales vuelvan a sus países de origen para cometer un atentado.
Europol, la agencia de policía de la región, informó esta semana que entre 3.000 y 5.000 ciudadanos de la Unión Europea (UE) viajaron recientemente por Medio Oriente para convertirse en combatientes.
Siria, particularmente, se convirtió en un objetivo para miles de extranjeros radicalizados a partir de la cruenta guerra civil que mantienen un heterogéneo frente de milicias, que van desde laicas y de izquierda hasta extremistas y yihadistas, contra el Gobierno de Bashar al Assad, un enemigo declarado de las potencias occidentales.
El Gobierno belga estima que alrededor de 400 de sus ciudadanos ya viajaron a Siria y a Irak para unirse a la lucha de la milicia Estado Islámico (EI), un grupo que en el último año tomó el control de más de un cuarto del territorio de esos dos países y provocó una nueva ofensiva militar internacional en la región, encabezada por Estados Unidos.
El temor europeo a la vuelta de estos combatientes creció exponencialmente después del atentado de la semana pasada contra el semanario satírico francés, Charlie Hebdo, y la ola de violencia que provocó y dejó 20 muertos, entre ellos a los tres atacantes de nacionalidad francesa.
Las autoridades francesas y la rama yemení de Al Qaeda sostienen que dos de los atacantes parisinos recibieron entrenamiento militar en Medio Oriente.
En tanto, la Policía belga detuvo ayer a un hombre que se entregó, luego de ser sindicado por las autoridades como la persona que le vendió armas al tercer atacante, Amedy Coulibaly, el hombre que mató a una policía y un día después mató a cuatro rehenes en un supermercado judío en París.