Decenas de localidades situadas en las mesetas ricas en arrozales del centro de Luzón, la isla principal del archipiélago de Filipinas, siguen anegadas diez días después del paso del tifón Melor. La tempestad causó 45 muertos y dejó a miles de personas sin comida, sin agua y sin acceso a la atención médica.
En vez de la tradicional comida de carne, queso y dulces, cientos de habitantes de San José esperaban en medio del agua, con baldes, la distribución de víveres organizada por la Iglesia católica.
Esta localidad de 5.000 habitantes ya sufrió inundaciones en el pasado, pero nunca en Navidad, contaban los ancianos.
Según cifras oficiales, alrededor de 206.000 personas siguen sufriendo inundaciones o dependen de las raciones alimentarias gubernamentales, o las dos cosas.
La víspera de Navidad, unas 80.000 personas seguían en centros de emergencia, según la agencia nacional de gestión de las catástrofes.
En San José, algunos habitantes se refugiaron en iglesias.
"No creo que Papá Noel pase este año por aquí", declaró Joana Yambao, de 12 años, mientras empujaba en medio del agua enlodada por las calles de San José un balde en el que se halla su hermana menor.
El archipiélago de Filipinas suele sufrir temporales, con un promedio anual de veinte tifones.
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Decenas de localidades situadas en las mesetas ricas en arrozales del centro de Luzón, la isla principal del archipiélago de Filipinas, siguen anegadas diez días después del paso del tifón Melor. La tempestad causó 45 muertos y dejó a miles de personas sin comida, sin agua y sin acceso a la atención médica.
En vez de la tradicional comida de carne, queso y dulces, cientos de habitantes de San José esperaban en medio del agua, con baldes, la distribución de víveres organizada por la Iglesia católica.
Esta localidad de 5.000 habitantes ya sufrió inundaciones en el pasado, pero nunca en Navidad, contaban los ancianos.
Según cifras oficiales, alrededor de 206.000 personas siguen sufriendo inundaciones o dependen de las raciones alimentarias gubernamentales, o las dos cosas.
La víspera de Navidad, unas 80.000 personas seguían en centros de emergencia, según la agencia nacional de gestión de las catástrofes.
En San José, algunos habitantes se refugiaron en iglesias.
"No creo que Papá Noel pase este año por aquí", declaró Joana Yambao, de 12 años, mientras empujaba en medio del agua enlodada por las calles de San José un balde en el que se halla su hermana menor.
El archipiélago de Filipinas suele sufrir temporales, con un promedio anual de veinte tifones.