"Cuántos años han pasado, de tu tiempo de docente, enseñaste a mucha gente que a esta escuela ha llegado, caminando o montados, lluvia o sol brillante. Tu enseñanza fue flamante, en los tiempos de mi infancia, aclaraste mi ignorancia, maestro Félix Infante. “Viento Norte y otras cuentas de La Almona”, allá va, y otros “Cuentos de La Almona”, “Calles de mi Ciudad” se entona, también “Llegó la guagüita”, “Tumbaya, la bella”, está y “Crónicas del Jujuy de antes”, parte de tus obras brillantes, docente y gran escritor, hoy te rendimos honor maestro Félix Infante. Nada mejor que recordar a una de las grandes personalidades que tuvo la provincia, trayendo al presente, los versos y el sentimiento de quienes fueron depositarios de todo su saber, sus alumnos de la escuela de La Almona, que hoy con justicia lleva su nombre. Y ese fue el tributo que le hiciera un inolvidable día su alumna Policarpa Cruz, quien además resaltó en sus sentidos versos, que el humilde maestro, formaría parte de ese paisaje que tanto amó y en el que forjó el destino de muchos niños, hoy ya hombres y mujeres de bien.
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"Cuántos años han pasado, de tu tiempo de docente, enseñaste a mucha gente que a esta escuela ha llegado, caminando o montados, lluvia o sol brillante. Tu enseñanza fue flamante, en los tiempos de mi infancia, aclaraste mi ignorancia, maestro Félix Infante. “Viento Norte y otras cuentas de La Almona”, allá va, y otros “Cuentos de La Almona”, “Calles de mi Ciudad” se entona, también “Llegó la guagüita”, “Tumbaya, la bella”, está y “Crónicas del Jujuy de antes”, parte de tus obras brillantes, docente y gran escritor, hoy te rendimos honor maestro Félix Infante. Nada mejor que recordar a una de las grandes personalidades que tuvo la provincia, trayendo al presente, los versos y el sentimiento de quienes fueron depositarios de todo su saber, sus alumnos de la escuela de La Almona, que hoy con justicia lleva su nombre. Y ese fue el tributo que le hiciera un inolvidable día su alumna Policarpa Cruz, quien además resaltó en sus sentidos versos, que el humilde maestro, formaría parte de ese paisaje que tanto amó y en el que forjó el destino de muchos niños, hoy ya hombres y mujeres de bien.
Hoy se recuerdan 110 años, de su natalicio, fue un 2 de abril de 1905, cuando Félix Infante, quien estaba destinado a ser parte importante de la historia jujeña, abría los ojos al mundo en el pintoresco pueblo de Tupiza, donde sólo viviría un breve lapso de su vida, porque al cumplir los tres años, sus padres, dejaron su tierra natal para establecerse definitivamente en la provincia de Jujuy.
Y a esta provincia a la que amó entrañablemente, le dedicó toda su vida, todo el talento de duende artesano de versos, historiador, fotógrafo y artista plástico, facetas escondidas y que sólo la familia y algunos allegados tuvieron la dicha de disfrutar.
La historia de un eterno amor
Siempre se habló del maestro, del escritor, del historiador, pero muy poco se habló del esposo, del compañero y amigo y en una entrevista exclusiva, Carmen Lina Calderón de Infante, quien en algunos meses cumplirá 105 años de vida, rompió el silencio, abrió su enamorado corazón y con una lucidez impresionante, recordó cada detalle desde el primer encuentro con Félix, quien estaba destinado a ser el primer, el único y el gran amor de su vida y con quien compartiría 67 años de matrimonio, hasta que físicamente la muerte los separó.
En la tranquilidad de la antigua casona de calle La Madrid, Carmencita, dejó volar su pensamiento hasta llegar a aquel día en que conoció a Félix. "Nos conocimos en una fiesta en El Carmen, él había llegado desde San Salvador de Jujuy y un amigo nos presentó, a partir de allí sus viajes fueron constantes, hasta que felizmente nos casamos, fue un 19 de abril de 1933, compartimos 67 años, toda una vida juntos", recordó.
Relató que en aquella época, al no haber sacerdotes, en El Carmen sólo se casaron por civil y por iglesia lo hicieron en la catedral de la capital jujeña. “Recuerdo que no pudimos salir de luna de miel, porque como Félix era maestro del Regimiento, inmediatamente, lo llevaron por dos años a La Quiaca, había estallado la guerra entre Bolivia y Paraguay y en la frontera argentina, había un destacamento y Félix debía trasladarse para dictarle clases a los soldados. Luego de dos años, se quedó aquí, continuó trabajando en la escuela del Regimiento y luego comenzó a trabajar en la escuela de La Almona”, dijo Carmencita.
Recordó además los gratos momentos compartidos cuando en su autito, Félix la llevaba por toda la provincia. “Le gustaba mucho la fotografía, siempre llevaba su cámara de fotos, era muy buen fotógrafo y dejó fotografías muy lindas de Jujuy, hay gran cantidad de diapositivas sacadas por él. También le gustaba mucho pintar, paisajes, era muy buen pintor. Compartí todo junto a Félix, aprendí a amar todo aquello que hacía, porque de alguna manera lo sentía parte importante de mi vida, amaba todo lo que hacía Félix”. Dejando ya guardados en su alma los recuerdos compartidos, Carmencita, confesó que aún le duele la ausencia de su compañero, “Dios me ha bendecido al haber llegado a esta edad, pero me apena no tenerlo a mi lado, a esta altura de la vida, uno vive de recuerdos, y puedo decir que Félix me ha dejado los más hermosos recuerdos. Quiero agradecer a toda la gente que lo recuerda, por él lo merece, yo estuve a su lado y fui testigo de todo el trabajo que realizó en bien de toda la cultura, la historia y la educación. Muchas gracias” dijo Carmen Lina Calderón