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Tedeum Catedral Metropolitana

Martes, 26 de mayo de 2015 00:00
TEDEUM / MAURICIO MACRI ASISTIÓ A LA CATEDRAL METROPOLITANA.
El arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, pidió ayer "superar la idea de que el otro es un adversario o enemigo", al celebrar el tradicional Tedeum en la Catedral Metropolitana, en el marco del 205 aniversario de la Revolución de Mayo, del que participó el jefe de Gobierno Mauricio Macri.
El prelado encabezó la homilía en la Catedral metropolitana, mientras la presidente Cristina Kirchner asistió al Tedeum en la ciudad de Luján.
Al hacer un llamado a la unidad social y la responsabilidad de los dirigentes, Poli recurrió al Concilio Vaticano para definir la política y sostuvo que desde "la Revolución de Mayo" hubo "dolorosos desencuentros entre hermanos".
En este sentido, se refirió a los incidentes del 19 y 20 de diciembre de 2001, al hablar de los sucesos ocurridos "al comienzo del tercer milenio".
Consideró que en "estos días" vienen a la reflexión "los pensamientos de los padres de la Patria" y por eso rescató palabras del general Manuel Belgrano. Según recordó Poli, Belgrano afirmó que los "patriotas están revestidos de pasiones, en especial, la venganza", y sostuvo que era necesario "desterrarla".
La homilía tuvo pasajes en los que hizo referencia a la política en un año electoral, al rescatar los valores del espíritu sanmartiniano y la devolución del sable corvo del "padre de la patria" al Museo Histórico Nacional. De San Martín señaló especialmente su "renunciamiento ejemplar", cuando abandonó la Patria y las internas políticas para recluirse en Francia junto a su hija.
Del Tedeum participaron el jefe de Gobierno porteño y su esposa, Juliana Awada, quienes rindieron homenaje a San Martín en el mausoleo de la Catedral, donde reposan los restos del prócer. Macri no habló hasta que estuvo subido a la camioneta que lo esperaba frente al atrio del templo y afirmó que seguirá trabajando por "la unidad", dado que el cardenal primado de la Argentina había acentuado que no hay que ver "al otro como un adversario".
Ante la Iglesia repleta de público, autoridades civiles y militares, obispos auxiliares de Buenos Aires y dignatarios de otras religiones, el arzobispo porteño puso énfasis en que es al "prójimo al que hay que amar" y reflejó el cambio que supone en la vida del país si el "amor ilumina y anima los actos del ser humano".

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El arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, pidió ayer "superar la idea de que el otro es un adversario o enemigo", al celebrar el tradicional Tedeum en la Catedral Metropolitana, en el marco del 205 aniversario de la Revolución de Mayo, del que participó el jefe de Gobierno Mauricio Macri.
El prelado encabezó la homilía en la Catedral metropolitana, mientras la presidente Cristina Kirchner asistió al Tedeum en la ciudad de Luján.
Al hacer un llamado a la unidad social y la responsabilidad de los dirigentes, Poli recurrió al Concilio Vaticano para definir la política y sostuvo que desde "la Revolución de Mayo" hubo "dolorosos desencuentros entre hermanos".
En este sentido, se refirió a los incidentes del 19 y 20 de diciembre de 2001, al hablar de los sucesos ocurridos "al comienzo del tercer milenio".
Consideró que en "estos días" vienen a la reflexión "los pensamientos de los padres de la Patria" y por eso rescató palabras del general Manuel Belgrano. Según recordó Poli, Belgrano afirmó que los "patriotas están revestidos de pasiones, en especial, la venganza", y sostuvo que era necesario "desterrarla".
La homilía tuvo pasajes en los que hizo referencia a la política en un año electoral, al rescatar los valores del espíritu sanmartiniano y la devolución del sable corvo del "padre de la patria" al Museo Histórico Nacional. De San Martín señaló especialmente su "renunciamiento ejemplar", cuando abandonó la Patria y las internas políticas para recluirse en Francia junto a su hija.
Del Tedeum participaron el jefe de Gobierno porteño y su esposa, Juliana Awada, quienes rindieron homenaje a San Martín en el mausoleo de la Catedral, donde reposan los restos del prócer. Macri no habló hasta que estuvo subido a la camioneta que lo esperaba frente al atrio del templo y afirmó que seguirá trabajando por "la unidad", dado que el cardenal primado de la Argentina había acentuado que no hay que ver "al otro como un adversario".
Ante la Iglesia repleta de público, autoridades civiles y militares, obispos auxiliares de Buenos Aires y dignatarios de otras religiones, el arzobispo porteño puso énfasis en que es al "prójimo al que hay que amar" y reflejó el cambio que supone en la vida del país si el "amor ilumina y anima los actos del ser humano".