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PURMAMARCA (Corresponsal) Familiares, vecinos, amigos purmamarqueños y de otros lugares de la provincia y del país arribaron al pueblo de los siete colores para despedir a Barbarita Cruz y dejar que descanse en su tierra natal tras esparcir sus cenizas en su hogar, la plaza 9 de julio, el algarrobo histórico, su taller de cerámica y finalmente en el cementerio donde fue depositada junto a su padre.
Todo ello aconteció en la fría mañana del pasado sábado luego de que sus seres queridos trajeran desde San Salvador los restos de la mujer más destacada y reconocida en el ámbito de la cultura.
A pesar de las bajas temperaturas que reinó en Purmamarca en la jornada, la casa ubicada sobre calle Rivadavia recibió a una gran cantidad de amigos y amigas que no querían dejar pasar la oportunidad de darle el último adiós a la coplera, ceramista, maestra y pintora.
Pero no fue solamente así como la recordaron en este momento tan especial, sino que también le brindaron palabras como hermana, tía, una mujer solidaria y la gran amiga que era sin importar la diferencia de edad, porque siempre estuvo rodeada de jóvenes y adultos que escuchaban sus enseñanzas.
Los que la acompañaron durante su vida y en este último tiempo fueron sus familiares que en la oportunidad reflejaron la generosidad de Barbarita y recibieron a todos los que llegaron a compartir este día.
Su hermana Susana Cruz, su cuñado Narciso Pariente y sobrinos Eduardo Bosc, Marcelo Pariente, Marta Amarilla y Cristina, Juan, Lito, Aldo y Marta Cruz, hicieron sentir a todos los presentes como "en su casa", tal como lo hacía Barbarita cada vez que la visitaban.
Mientras la urna reposaba en una esquina de la casa junto a un cuadro y velas encendidas, todos aprovechaban el encuentro y la recordaban entre charlas íntimas, pero posteriormente todos se trasladaron al patio del hogar para vivir un momento especial.
El comisionado municipal de Purmamarca, Marcelo Aramayo, hizo entrega de una placa en homenaje a la mujer distinguida por la Unesco como "Tesoro Vivo Humano". Dedicando algunas palabras de agradecimiento por la gran tarea que llevó a cabo en su pueblo natal, Aramayo entregó en manos de su hermana la placa que contenía una copla de autoría de la homenajeada.
"La vida es un suspiro y el tiempo pasa volando, todos llegamos a viejos, sólo Dios sabe hasta cuándo...", decía con letras doradas el cuadro que probablemente sea colocado en la puerta de la casa de calle Rivadavia.
Palabras de afecto, anécdotas y recuerdos afloraron del corazón minutos después cuando muchos de sus amigos presentes les dedicaron algunas palabras que seguramente Barbarita llevará en su viaje al cielo.
Bellos acordes y tonos regalaron los niños de la Orquesta Infantil "Siete colores" para una persona que siempre colaboró con la misma, ya que Barbarita siempre donaban cosas para los chicos, es por ello que no quiso estar ausente y ejecutaron parte de su obra musical engalanando la mañana.
Por los rincones de su Purmamarca
Cerca del mediodía partieron hacia la plaza 9 de julio y con mucho respeto esparcieron sus cenizas por el centro de la misma, donde antes solía estar una fuente de agua, seguidamente el cabildo histórico fue otros de los lugares elegidos para que descanse una parte de Barbarita, ya que allí realizó diversas muestras de sus artesanías.
El algarrobo histórico también fue testigo de este acto, sus ramas milenarias recibieron a una mujer con grandes historias. Su taller de cerámica y finalmente el cementerio fueron los últimos lugares que visitó.
Allí bajo el imponente paisaje de sus cerros coloridos fue depositada para que descanse acogida en su tierra natal y bajo los brazos de su hermano y de su padre Juan Cruz.