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Quedan en la calle tres bebe y embarazada de siete meses

Viernes, 30 de septiembre de 2016 01:30
<div>LA FAMILIA DE ROMINA/ VIVE EN LA CALLE FRENTE A SU LOTE</div><div>
"Nos quitaron todo en una semana y hoy nos piden que tengamos paciencia", dice Romina Quispe y rompe en llanto, a la vez que agrega: "no sé donde tendré a mi hija, porque entré en el séptimo mes de embarazo". Solo las palabras de las catequistas de su hija la consuelan, están esperando poder hablar con el cura párroco.
"Yo nací en ese lugar, en el lote 7 de la manzana 11 de El Chingo y después de 30 años nos hace desalojar una gente que jamás vivió en el lugar y que además tiene propiedades en Los Perales", agrega Romina
La historia de Romina y de sus hermanos Luis y Ariel es sumamente triste. El terreno fue recibido por sus padres en el año 1986 por parte de Tierras Fiscales con una tenencia precaria que estaba a nombre de Reyna Isabel Choque y Ricardo Quispe, se instalan en una precaria habitación y conectaron la luz y el agua, insalvables desavenencias familiares obligan a Reyna y a sus hijos a emigrar a La Quiaca.
"Mi mamá no tenía documentos y por eso nos fuimos dos años, mi padre era muy violento y nos pegaba porque tomaba mucho -indica Romina-. Cuando regresamos nos damos con la novedad que la señora Marcela Caucota se había quedado con el terreno, pese a que en Tierras Fiscales nos habían dado una tenencia precaria que en forma irregular la cambió el encargado del barrio, un tal Balderrama".
Romina está agobiada, su voz se apaga a medida que avanza el relato: "cuando estaba Patricia Arach y pese a que le presentamos toda la documentación, lo mismo le dio el terreno a Caucota que lo puso a nombre de su hija Silvia Quispe y todo el mundo sabe que jamás vivió en este lugar", dice la futura mamá.
"El juez Isidoro Cruz nos dijo a mí y a la otra parte que nosotros nos podíamos quedar y que esto debía seguir en un juzgado civil; pero a los dos días llegó la policía y nos desalojó, nos tiró las cosas a la calle, nos desarmó y rompió nuestra casa", agrega entre sollozos.
"Los vecinos nos conocen, saben que nos criamos en este lugar -señala-. A nosotros nos apoya el Centro Vecinal, la Capilla y el Centro de Salud, ahí tenemos nuestras fichas y la de los chicos y nada de eso tiene valor frente a un sucio papel que presentó Caucota que no tiene ningún valor legal".
Romina nos cuenta que "la policía actuó con violencia a punto tal que golpearon a mi sobrino de un año y medio -dice muy indignada-. Apenas nos echaron esta gente se puso a construir mientras nosotros levantamos un rancho con lo poco que nos dejaron frente a donde era nuestra casa y que nos robaron".
"La policía nos amenazó permanentemente, tenemos nuestras cosas en el centro vecinal porque el oficial nos decía que si no sacábamos las cosas de ahí, las iban a tirar en cualquier parte", recuerda.
"Sabemos que el juez Cruz tiene amistad con esa gente, ahora estamos esperando que nos reciba el Obispo César Fernández para que interceda por nosotros frente al gobernador Morales", y nuevamente requiere de la contención de la gente de la Iglesia, que desde que comenzó este problema la acompaña.
El relato se reinicia: "el 25 de agosto nos desalojan, vino Infantería y la montada, nos golpearon y tiraron nuestras pocas cosas a la calle, se llevaron presa a una vecina y de esa manera impidieron que otros que nos apoyaban se retiraran".
Romina se pregunta "¿Qué juez deja en la calle a dos bebes y uno próximo a nacer?, ¿qué gente puede dejar sin un hogar a una familia humilde como nosotros?"
Quizás sea la Justicia o tal vez el Gobierno quienes les brinden una solución a esta familia de gente trabajadora, que solo reclama lo que legítimamente le pertenece y que les fue arrebatado de manera irregular. (Oscar Tomás Aisama).
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"Nos quitaron todo en una semana y hoy nos piden que tengamos paciencia", dice Romina Quispe y rompe en llanto, a la vez que agrega: "no sé donde tendré a mi hija, porque entré en el séptimo mes de embarazo". Solo las palabras de las catequistas de su hija la consuelan, están esperando poder hablar con el cura párroco.
"Yo nací en ese lugar, en el lote 7 de la manzana 11 de El Chingo y después de 30 años nos hace desalojar una gente que jamás vivió en el lugar y que además tiene propiedades en Los Perales", agrega Romina
La historia de Romina y de sus hermanos Luis y Ariel es sumamente triste. El terreno fue recibido por sus padres en el año 1986 por parte de Tierras Fiscales con una tenencia precaria que estaba a nombre de Reyna Isabel Choque y Ricardo Quispe, se instalan en una precaria habitación y conectaron la luz y el agua, insalvables desavenencias familiares obligan a Reyna y a sus hijos a emigrar a La Quiaca.
"Mi mamá no tenía documentos y por eso nos fuimos dos años, mi padre era muy violento y nos pegaba porque tomaba mucho -indica Romina-. Cuando regresamos nos damos con la novedad que la señora Marcela Caucota se había quedado con el terreno, pese a que en Tierras Fiscales nos habían dado una tenencia precaria que en forma irregular la cambió el encargado del barrio, un tal Balderrama".
Romina está agobiada, su voz se apaga a medida que avanza el relato: "cuando estaba Patricia Arach y pese a que le presentamos toda la documentación, lo mismo le dio el terreno a Caucota que lo puso a nombre de su hija Silvia Quispe y todo el mundo sabe que jamás vivió en este lugar", dice la futura mamá.
"El juez Isidoro Cruz nos dijo a mí y a la otra parte que nosotros nos podíamos quedar y que esto debía seguir en un juzgado civil; pero a los dos días llegó la policía y nos desalojó, nos tiró las cosas a la calle, nos desarmó y rompió nuestra casa", agrega entre sollozos.
"Los vecinos nos conocen, saben que nos criamos en este lugar -señala-. A nosotros nos apoya el Centro Vecinal, la Capilla y el Centro de Salud, ahí tenemos nuestras fichas y la de los chicos y nada de eso tiene valor frente a un sucio papel que presentó Caucota que no tiene ningún valor legal".
Romina nos cuenta que "la policía actuó con violencia a punto tal que golpearon a mi sobrino de un año y medio -dice muy indignada-. Apenas nos echaron esta gente se puso a construir mientras nosotros levantamos un rancho con lo poco que nos dejaron frente a donde era nuestra casa y que nos robaron".
"La policía nos amenazó permanentemente, tenemos nuestras cosas en el centro vecinal porque el oficial nos decía que si no sacábamos las cosas de ahí, las iban a tirar en cualquier parte", recuerda.
"Sabemos que el juez Cruz tiene amistad con esa gente, ahora estamos esperando que nos reciba el Obispo César Fernández para que interceda por nosotros frente al gobernador Morales", y nuevamente requiere de la contención de la gente de la Iglesia, que desde que comenzó este problema la acompaña.
El relato se reinicia: "el 25 de agosto nos desalojan, vino Infantería y la montada, nos golpearon y tiraron nuestras pocas cosas a la calle, se llevaron presa a una vecina y de esa manera impidieron que otros que nos apoyaban se retiraran".
Romina se pregunta "¿Qué juez deja en la calle a dos bebes y uno próximo a nacer?, ¿qué gente puede dejar sin un hogar a una familia humilde como nosotros?"
Quizás sea la Justicia o tal vez el Gobierno quienes les brinden una solución a esta familia de gente trabajadora, que solo reclama lo que legítimamente le pertenece y que les fue arrebatado de manera irregular. (Oscar Tomás Aisama).

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