El Dakar tuvo su prueba más dura en los últimos días debido al clima cambiante en gran parte del trayecto de la octava etapa
El pueblo se Santa Catalina distante a 67 kilómetros al oeste de La Quiaca por ruta nacional 40 durante toda una mañana espero pacientemente a los competidores provenientes de Uyuni.
Por decisión de la organización por esa localidad solamente transitaron motos, cuadris y autos, los camiones hicieron su ingreso a nuestro país por el puente que une a la ciudad quiaqueña con Villazón.
Al no haber comunicación en ese departamento, las noticias llegaban a cuenta gotas de todas maneras la gente se armó de paciencia y bajo un ardiente sol aguardo que la moto de Sam Sunderland, desatara las primeras ovaciones y aplausos.
La zona de espectadores estaba ubicada en el lugar denominado La Cruz a tan solo un kilómetro del ingreso a Catalina, los competidores hicieron su reingreso a nuestro país por la localidad de Piscuno, donde existe un hito que divide Argentina con Bolivia.
Los competidores pasaron por los sectores periféricos de Santa Catalina, para luego seguir rumbo hacia Abra Pampa.
Gran marco de espectadores arribó hasta la cabecera del departamento, provenientes desde diferentes puntos provinciales, sumado a los pobladores locales que con toda la amabilidad del habitante puneño brindo un buen trato a a los visitantes,
El espectáculo anunciado debió suspenderse, la amplitud térmica cambiante hizo que el viento y la lluvia pasen a ser protagonistas de la jornada, el público aguanto hasta donde pudo luego comenzó a retirarse.
De todas maneras los asistentes disfrutaron de un buen espectáculo, pudieron observar de cerca la pasión por el Rally Dakar, la espera para muchos empezó desde la mañana, y quienes consiguieron apostarse en los cerros cercanos disfrutaron de un evento especial.
La expectativa fue enorme, la emoción del Dakar volvió a manifestarse en toda su dimensión en la capital del departamento puneño.
Desde la comuna catalinense garantizaron comodidad y seguridad para todos los asistentes.
Fue un día especial que quedará grabado para siempre en el corazón de cada de sus pobladores. Los "fierreros", agradecidos.
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El Dakar tuvo su prueba más dura en los últimos días debido al clima cambiante en gran parte del trayecto de la octava etapa
El pueblo se Santa Catalina distante a 67 kilómetros al oeste de La Quiaca por ruta nacional 40 durante toda una mañana espero pacientemente a los competidores provenientes de Uyuni.
Por decisión de la organización por esa localidad solamente transitaron motos, cuadris y autos, los camiones hicieron su ingreso a nuestro país por el puente que une a la ciudad quiaqueña con Villazón.
Al no haber comunicación en ese departamento, las noticias llegaban a cuenta gotas de todas maneras la gente se armó de paciencia y bajo un ardiente sol aguardo que la moto de Sam Sunderland, desatara las primeras ovaciones y aplausos.
La zona de espectadores estaba ubicada en el lugar denominado La Cruz a tan solo un kilómetro del ingreso a Catalina, los competidores hicieron su reingreso a nuestro país por la localidad de Piscuno, donde existe un hito que divide Argentina con Bolivia.
Los competidores pasaron por los sectores periféricos de Santa Catalina, para luego seguir rumbo hacia Abra Pampa.
Gran marco de espectadores arribó hasta la cabecera del departamento, provenientes desde diferentes puntos provinciales, sumado a los pobladores locales que con toda la amabilidad del habitante puneño brindo un buen trato a a los visitantes,
El espectáculo anunciado debió suspenderse, la amplitud térmica cambiante hizo que el viento y la lluvia pasen a ser protagonistas de la jornada, el público aguanto hasta donde pudo luego comenzó a retirarse.
De todas maneras los asistentes disfrutaron de un buen espectáculo, pudieron observar de cerca la pasión por el Rally Dakar, la espera para muchos empezó desde la mañana, y quienes consiguieron apostarse en los cerros cercanos disfrutaron de un evento especial.
La expectativa fue enorme, la emoción del Dakar volvió a manifestarse en toda su dimensión en la capital del departamento puneño.
Desde la comuna catalinense garantizaron comodidad y seguridad para todos los asistentes.
Fue un día especial que quedará grabado para siempre en el corazón de cada de sus pobladores. Los "fierreros", agradecidos.