No hay palabras para explicar a una madre la desaparición de su hijo, la muerte de un ser nacido de sus entrañas es casi inimaginable; peor es el sentir de una madre cuyo hijo desaparece y no se sabe nada de el.
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No hay palabras para explicar a una madre la desaparición de su hijo, la muerte de un ser nacido de sus entrañas es casi inimaginable; peor es el sentir de una madre cuyo hijo desaparece y no se sabe nada de el.
El no saber cómo ni donde está, si está vivo o muerto, sin apoyo ni protección, la familia de Ariel Iván Llampa (17) enfrenta el dolor y la tribulación por su desaparición, aún no resuelta por la Justicia de Jujuy.
Con la llegada del mes de diciembre se cumplirán seis años desde su desaparición en el mismo mes del 2011. Desde ese entonces constantemente la familia expresa su súplica y clamor de justicia por saber qué pasó en realidad con el joven quiaqueño.
El caso sigue siendo todo un misterio para una Justicia jujeña empecinada en otras cosas menos para la función que debe cumplir.
A pesar que en 2012 la jueza de menores Pilar Medina, que entendía en la causa, dijo a la prensa que "se activó el código rojo de búsqueda del adolescente, esto significa una búsqueda a internacional, con esta medida crecen las esperanzas por la aparición de Llampa", algo que no sucedió. También ese mismo año la magistrada reiteraba la falta de colaboración por parte de la justicia boliviana desde un primer momento, quizás con una rápida y efectiva acción la historia sería otra actualmente.
También Nazario Torres, exjefe de la Policía provincial, se expedía sobre el emblemático caso durante una visita a la ciudad fronteriza: "la Brigada de Investigaciones es una de las más capacitadas en estos casos". Sin embargo después de seis años no se ven los resultados.
Así fueron pasando los años y la desesperada búsqueda de Ceferino Llampa y Justina Cruz, padres del adolescente, se extendió más allá de las fronteras de Jujuy. Hay cosas que no deben olvidarse más aún en una población pequeña donde todos debemos ser solidarios, mientras la causa está estancada sin nuevas pistas, todo un interrogante para la Justicia jujeña.
Única pista
Dos mensajes en la cuenta personal de Ariel Llampa de la red social Facebook fueron publicados el 23 de diciembre del 2011.
Uno manifestaba textualmente: "solo pido volver con los que más quiero", el otro expresaba "mis amigos me vendieron como un perro, van a pagar por lo que hicieron".
Los "acompañantes" que fueron junto a Llampa siempre tuvieron un pacto de silencio ante la Justicia sobre su desaparición, a pesar de que uno de ellos tenía en su poder el celular y objetos personales del joven desaparecido.
Los hechos
Ariel Llampa salió de su casa la mañana del 8 de diciembre del año 2011 junto a otros compañeros de escuela para acudir a las fiestas patronales de la Virgen de Agua Chica, ubicado a 10 kilómetros al este de La Quiaca, pero en territorio boliviano.
Participó de la misa e incluso prendió algunas velas. Luego salió del templo para disfrutar el día, según testigos estaba bebiendo siempre acompañado por jóvenes de su entorno.
Alrededor de las 11.30 fue visto junto a su novia, luego nada más se supo de él. La Policía realizó varios rastrillajes por la zona con la División Canes ante la posibilidad que el joven haya caído a una cascada o quebrada del pedregoso sitio.
Luego la búsqueda prosiguió por barrios periféricos de La Quiaca y Villazón sin éxito alguno.