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“Hoy los indicadores que mayor importancia tienen son psicosociales”

La primera trabajadora social matriculada de la provincia analiza los inicios de la labor en Jujuy y la mirada con que se deben tratar hoy los actuales indicadores sanitarios.
Miércoles, 13 de diciembre de 2017 21:35

Es la poseedora de la matrícula número 1 en Jujuy y acaba de cumplir 50 años de servicio, razón por la que el 10 de diciembre, día de los trabajadores sociales, fue agasajada por sus colegas.

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Es la poseedora de la matrícula número 1 en Jujuy y acaba de cumplir 50 años de servicio, razón por la que el 10 de diciembre, día de los trabajadores sociales, fue agasajada por sus colegas.

¿Cómo fue abrirse camino como trabajadora social, teniendo en cuenta que fue la primera?

Me becó el entonces gobernador Horacio Guzmán, a través de una postulación cuando yo era empleada de Salud Pública estando en 5to año de la secundaria. Otra posibilidad de estudio no tenía, así que acepté esa beca sin saber que había llegado a mi verdadera vocación, porque me dediqué toda mi vida a ello, y creo que voy a morir siendo trabajadora social, aunque ya hace 20 años que estoy jubilada. Se estaba preparando el programa de Atención Primaria de la Salud, se conocía que el trabajo del agente sanitario en ese programa rural, casa por casa, iba a hacer que aparecieran muchos enfermos, sobre todo de tuberculosis, que es una enfermedad de la pobreza. Tenía unos indicadores muy altos en Jujuy. Los doctores Elías y Carlos Alberto Alvarado, este último primer sanitarista del país, que son los que promovieron mi beca, consideraron que era importantísimo, mucho más que un bacilo o un virus, las condiciones en que vivía la gente, la ignorancia y la falta de higiene, sobre todo.

El hospital San Roque fue pionero en ese sentido, porque siendo el primer hospital de Jujuy fue también el primero que cobijó a nuevas profesiones: enfermeros universitarios, kinesiólogos, etc. Fue un hospital formador, porque se inició allí la capacitación continua, que después siguió en el Pablo Soria, y estaba como director en aquel entonces el doctor Bouhid.

Hace 20 años que está jubilada de la actividad pública, pero sigue en la privada…

Lo hago con una consultoría en proyectos sociales, pero amén de que cuando recién llegó a Jujuy el obispo (Marcelo) Palentini, un obispo muy querido, me convocó para integrar la Pastoral Social, y hoy la coordino. Tenemos proyectos muy interesantes, como los cuidadores de la casa común, que son cuidadores ambientales. Estoy también en la Fundación “Vida”, en el equipo técnico, con un proyecto muy interesante que es rescatar la filosofía y la mística del sector periurbano de lo que fue la Atención Primaria de la Salud. Creo que es el momento oportuno para hacerlo, con una mirada eminentemente social, porque hoy los indicadores que mayor importancia tienen son psicosociales: no solamente lo sanitario. Hoy el tema del suicidio, de la violencia, todo lo que es psicosocial está en lo que se define como “familias en riesgo psicosocial”, “alumnos en riesgo psicosocial”, el suicidio es un problema muy serio. Por eso estamos armando un proyecto piloto en zonas de alta vulnerabilidad social, donde podamos realmente desde la Pastoral Social, programa cuidadores, Fundación Lasalle y otras instituciones ligadas al Estado, pero principalmente con Fundación Vida, un trabajo comunitario, donde la sociedad asuma la responsabilidad de esta patología, que están dentro de la problemática social, de forma tal que podamos ir a trabajar con toda la dirigencia barrial: clubes, centros vecinales.

Nosotros tenemos la suerte de que el presidente de la fundación vida –doctor Arcadio Menéndez- tenga una mirada muy amplia, muy completa, muy comprometido, un lujo para mí poder trabajar con él. Él dice que el primer flagelo es la pobreza, el generador de todas éstas situaciones.

Después de muchos años de trabajo, ¿cómo encuentra hoy la carrera?

El lunes, en una reunión de colegas, donde agradezco profundamente a los trabajadores de la zona Valle recibí una distinción por mis 50 años de trabajo, les decía a ellos “en casa de herrero cuchillo de palo”, es decir, un festejo por un lado, otro festejo por otro. No me gusta ver a mi colegio así. Quizás tenga que ver con el cambio del día también, porque antes se festejaba el día del trabajador social el 2 de julio, era el día de la Virgen del Huerto. En cuanto al avance, primero éramos Visitadoras de Higiene Social, después ya Asistentes Sociales, y con el tiempo Licenciados en Trabajo Social. Del 2 de julio pasó al día de los derechos humanos.

Más allá de las fechas, hay un Colegio de Trabajadores Sociales que tiene problemas serios…

Realmente cuando se reciben las cosas muy trabajadas, muy elaboradas, no se las valora. El Colegio surgió en la peor época de Jujuy, en la época de la dictadura, los alumnos del entonces Populorum Progressio que egresaban y los pocos profesionales que trabajamos para la existencia del Colegio, pasamos por momentos tremendos. Recuerdo que en la casa de la alumna Cristina Argañaraz hasta los padres tuvieron que ir detenidos, porque no eran épocas para agremiarse ni para hablar de liderazgo ni de trabajo comunitario, ni de todo eso. Fue uno de los primeros colegios en las profesiones no tradicionales. También el primero que tuvo la Ley de Ejercicio Profesional. Esto de ver hoy ésta división, que el colegio esté judicializado y que no se termine esa historia causa mucho dolor. Dije en el homenaje que esto es una alegría, pero también es una gran tristeza. Me gustaría la unidad de los trabajadores sociales y no ésta división tan profunda, que no entiendo ni porqué.

Ante la falta de representación de un ente colegiado, ¿cuáles son las condiciones en las que debe ejercer un trabajador social?

Creo que ha cambiado muchísimo la mirada, se conoce mucho más la profesión, se trabaja en equipo, pero lógicamente, el colegio debe ser el arma poderosa, no sólo por el espacio que estando así es invadido por otras profesiones, sino que tenemos una  profesión muy completa. Estudiamos desde economía, antropología social, medicina, etc, y ese espacio está siendo tomado a lo mejor por otras profesiones. También creo que el que no haya un colegio bien constituido impide el perfeccionamiento, que es lo más urgente, la actualización permanente.

Su llamado sería entonces a la unidad de los trabajadores sociales…

Sí, sobre todo para defender nuestra profesión, que tanto costó abrirse camino acá.