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Jueves de furia... ¿Lunes de componendas?

Domingo, 17 de diciembre de 2017 18:54
GABY BURGOS, APOYA LA REFORMA 
ALEJANDRA MARTÍNEZ, DARA EL SÍ
ALEJANDRO SNOPEK. Allá FR, aquí FCJ
OSMAR MONALDI. Debut con el Pro.
JOSE MARTIARENA. El PJ dirá no.

Bastó la primera gestión fuerte y decisiva del gobierno de Macri post elecciones intermedias, signada por la inexperiencia, por la ingenuidad y una enorme dosis de soberbia, para que en pocas horas, saliera lo peor de los argentinos a mostrarse impúdicamente delante de todas las cámaras de televisión configurando un show lamentable para nosotros mismos y para el mundo. Nadie podrá decir jamás que desde hacía varios días, no se veía venir el escándalo de la fallida sesión de la Cámara de Diputados de Nación, intentando aprobar la reforma previsional, que nació, se mantiene, y acaso hoy termine de imponerse contra natura. Con ciertos opositores "convencidos", con las centrales obreras en contra y con sectores de oposición que se galvanizan. Tampoco ningún argentino de más de cuarenta años, habrá dejado de vivir uno o varios deja vús, enterado del proyecto en danza (de los tiempos de José Martínez de Hoz, de Domingo Cavallo en 1994 con el PJ y en el 2001 con la Alianza), y también mientras chocaban gendarmes y civiles en las calles, o cuando en el recinto de las leyes, la supuesta inteligencia y alta preparación de los elegidos para parlamentar, dejaba su lugar a patoteros de cuarta y a pijoteros de ocasión. El tema de tan complejo, era por demás sencillo: si no se aprueba la reforma previsional, será como si a algún borracho se le escapase un violento estornudo delante del castillo de naipes que conforma todo el plan de vida del proyecto macrista. Con él, el Presidente piensa encarar con holgura la reelección, que su estrella dorada María Eugenia Vidal vuelva a ganar la Provincia de Buenos Aires, y que cada uno de los gobernadores amigos pague sueldos haga algunas obras, pueda sobrevivir dos años hasta el 2019, y presentarse con la cara más o menos libre de moretones para una nueva intentona. Para todo eso, era necesario el jueves de la furia, acogotar a la clase pasiva, o a su caja, la Anses, como ya se hizo en otras oportunidades. El fracaso fue estrepitoso, horrendo. Y el PRO que venía de triunfo en triunfo se vio con el brazo torcido y con la cara contra la pared, y no precisamente por los paladines de las reivindicaciones sociales, sino, casi todo lo contrario.

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Bastó la primera gestión fuerte y decisiva del gobierno de Macri post elecciones intermedias, signada por la inexperiencia, por la ingenuidad y una enorme dosis de soberbia, para que en pocas horas, saliera lo peor de los argentinos a mostrarse impúdicamente delante de todas las cámaras de televisión configurando un show lamentable para nosotros mismos y para el mundo. Nadie podrá decir jamás que desde hacía varios días, no se veía venir el escándalo de la fallida sesión de la Cámara de Diputados de Nación, intentando aprobar la reforma previsional, que nació, se mantiene, y acaso hoy termine de imponerse contra natura. Con ciertos opositores "convencidos", con las centrales obreras en contra y con sectores de oposición que se galvanizan. Tampoco ningún argentino de más de cuarenta años, habrá dejado de vivir uno o varios deja vús, enterado del proyecto en danza (de los tiempos de José Martínez de Hoz, de Domingo Cavallo en 1994 con el PJ y en el 2001 con la Alianza), y también mientras chocaban gendarmes y civiles en las calles, o cuando en el recinto de las leyes, la supuesta inteligencia y alta preparación de los elegidos para parlamentar, dejaba su lugar a patoteros de cuarta y a pijoteros de ocasión. El tema de tan complejo, era por demás sencillo: si no se aprueba la reforma previsional, será como si a algún borracho se le escapase un violento estornudo delante del castillo de naipes que conforma todo el plan de vida del proyecto macrista. Con él, el Presidente piensa encarar con holgura la reelección, que su estrella dorada María Eugenia Vidal vuelva a ganar la Provincia de Buenos Aires, y que cada uno de los gobernadores amigos pague sueldos haga algunas obras, pueda sobrevivir dos años hasta el 2019, y presentarse con la cara más o menos libre de moretones para una nueva intentona. Para todo eso, era necesario el jueves de la furia, acogotar a la clase pasiva, o a su caja, la Anses, como ya se hizo en otras oportunidades. El fracaso fue estrepitoso, horrendo. Y el PRO que venía de triunfo en triunfo se vio con el brazo torcido y con la cara contra la pared, y no precisamente por los paladines de las reivindicaciones sociales, sino, casi todo lo contrario.

Episodios patéticos

Los gobernadores afines o cooptados por el macrismo, habían comprometido su apoyo. Los gobernadores peronistas (con excepción del sanjuanino) habían jurado ordenar a sus diputados nacionales el apoyo. Es más, hasta hubo un papelón mayúsculo. El exK tucumano Juan Manzur, salió de una extensa reunión con el ministro Rogelio Frigerio, afirmando haber logrado que el gobierno elimine el anunciado impuesto a las bebidas azucaradas, para alegría de las provincias como la suya, Salta y Jujuy, principales productoras del azúcar, a cambio de los votos tucumanos. Pero Manzur fue más allá, prometió -alegremente- los votos de todo el NOA. La primera disputa de baja estofa la tuvo con su examigo el exgobernador tucumano José Alperovich quien rápidamente salió a decir que ese acuerdo se lo había impuesto él a los ministros nacionales. El episodio de tan pueril, sin embargo, mostraba el nivel de la situación que se gestaba. Muchos otros diputados del PJ absolutamente disconformes con la posición de sus gobernadores, ofrecían lo que sea con tal de no aparecer levantando la mano en las fotos y los videos de la sesión maldita. También muchos radicales pensaban lo mismo, pero son más disciplinados, y su habitual locuacidad los cubre mejor a la hora de explicar lo inexplicable. Muchos zapallos estaban a punto de caerse del carro que los llevaba.

Tres en contra

El kirchnerismo, el massismo y la izquierda troskista advirtieron el filón. Los primeros, autores del incendio sobre cuyas brasas caminamos hoy, (Máximo Kirchner, Kicillof, Rossi, Larroque, entre tantos otros), despojados de toda vergenza -ya de autocrítica ni hablar- y con los rostros cubiertos por invisibles máscaras de acero, montaron un operativo de desgaste y debilitamiento del gobierno, con un escándalo que tuvo en el propio recinto su expresión más cabal -como no podía ser de otra manera- en un converso, que bien dicen, suelen ser más fanático que los fanáticos fundamentalistas: el exradical (y varios ex mas) Leopoldo Moreau. Flamante barrabrava hiperK, lideró un grupo de enajenados que puteó, insultó, retó a agarrase a piñas y le arrancó el micrófono al presidente de la Cámara. Generó a la vez que el experonista Emilio Monzó, devenido en macrista, habitualmente sereno, reconocido armador político y componedor de más de un entuerto, se saliera de las casillas, le revoleara una derecha que pasó cerca de la humanidad del diputado cristinista. Los gritos, los insultos, todo fue un lamentable circo que redujo a los enfrentamientos de los genuinos barrabravas de los más duros estadios del país, a una reunión de dulces maestras jardineras. Los massistas, más sobrios y más elegantes que los K, también vivieron su oportunidad del salir del cono de sombras que habitan desde agosto y arrimaron leños a la hoguera. Faltaron solamente los balazos. Pero los tiros ya estaban en la calle.

Provocación y excesos

Allí algunos extraños "autoconvocados", ninguno jubilado, varios grupos K y la izquierda troska, encontraron la represión que fueron a buscar. El descomunal operativo de Gendarmería Nacional no ahorró granadas de gas lagrimógeno, aerosoles de gas pimienta, chorros de agua coloreada desde sus carros hidrantes