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Las coplas se hicieron eco en Purmamarca

Más de 600 copleros, compartieron un picante de mondongo y 500 litros de chicha manteniendo ese canto popular
Sabado, 13 de enero de 2018 20:19

Más de seiscientos copleros se reunieron en el pueblo de los siete colores para hacer eco del canto de la copla en medio de los cerros que fueron testigos del 34§ Encuentro que se vivió a pleno y con la participación de cantores que llegaron desde distintos puntos de la provincia desde las primeras horas de la mañana.

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Más de seiscientos copleros se reunieron en el pueblo de los siete colores para hacer eco del canto de la copla en medio de los cerros que fueron testigos del 34§ Encuentro que se vivió a pleno y con la participación de cantores que llegaron desde distintos puntos de la provincia desde las primeras horas de la mañana.

Muchos viajaron hasta más de 8 horas para llegar a Purmamarca dejando por este día, las ocupaciones del campo, de la casa y otras actividades, convencidos de querer ser parte de esta nueva edición de un hecho cultural que revaloriza el canto de la copla.

Luego de encontrarse por última vez en el año 2016, ya que el año pasado no se realizó debido al alud en Volcán, los copleros se unieron en un abrazo fraterno y un apretón de manos al volverse a ver cerca de las 11 en medio de la plaza 9 de Julio.

Desde ese momento, el viento llevaba los sonidos de las cajas y los erkes hacia todas las calles del pueblo, anunciando el arribo de los cantores que lucían sus sombreros con perfume de albahaca y los ponchos coloridos enarbolando las banderas en medio de un cielo azul celeste.

Después de cantar varias coplitas dejaron la plaza para dirigirse hacia el predio del Club Santa Rosa, donde compartieron un delicioso picante de mondongo preparado por los miembros de la comisión organizadora con la colaboración de muchos vecinos purmamarqueños.

Mientras degustaban esta comida regional otros ya habían armado las ruedas para sacar del corazón los versos más alegres y picarescos refrescándose del cálido sol con la deliciosa chicha, la bebida ancestral que los anfitriones prepararon días atrás para darles la bienvenida, fueron más de quinientos litros los que se compartieron.

De amor, de tristezas y penas, picarescas, carnavaleras, costumbristas, los famosos "contrapuntos" entre hombres y mujeres, las coplas más viejitas, las más nuevas, todas no dejaron de sonar durante toda la jornada hasta horas de la noche.

"Todo se comparte"

Selva Vilte, una de las organizadoras e impulsoras del encuentro, señaló que "estamos muy contentos por la convocatoria que tuvimos, calculamos unos seiscientos copleros que vinieron de distintas regiones de la provincia por sus vestimentas y tonadas, esto nos alegra mucho y significa que no estamos errados en nuestro camino". También puso de relieve que "por sus características este hecho cultural es único en el país, se realiza con el esfuerzo propio de los vecinos y la comunidad, no se reciben subsidios, y no se compra ni se vende nada, todo se comparte. Para mí la copla es una de las expresiones genuinas que tiene el pueblo donde expresan sus sentimientos: el dolor, la alegría, los fracasos, los triunfos".

“El canto refleja nuestro día a día”

Victorino Guari, de la Asociación de Copleros del Tolar de Abra Pampa, comentó que “somos 15 copleros que vinimos desde muy temprano, es la primera vez que venimos como Asociación, queríamos participar de este encuentro que revive el canto de la copla. Nací con la caja y la copla y para mí es el vivo reflejo del día a día de lo que la gente vive en su lugar y eso se escucha en sus versos”.
Yesica Farfán, una de las copleras más jóvenes que participó del encuentro, señaló: “tengo 25 años y soy de Loma Larga, queda de Huacalera para adentro. Vengo desde los 13 años con mi madre y para mí la copla es alegría, es diversión, lo que uno saca del corazón para cantar”.
Héctor Laureano de Santa Catalina y su prima de La Quiaca, quienes fueron invitados por Claudina Laureano, familiar de Volcán, comentaron que “vinimos con tres instrumentos, la caja, el erke, y la anata para acompañar las coplas. No queremos que se pierda esta tradición porque la copla es lo que nuestros padres y abuelos nos enseñaron, agradecemos a los copleros que organizaron este encuentro”.

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