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Otra vez ganó la violencia

Sabado, 24 de noviembre de 2018 22:14

No caben dudas de que la jornada de hoy fue una de las más vergonzosas para el fútbol argentino. Lamentablemente, una vez  más,  los hinchas argentinos mostraron  lo peor que tiene la sociedad, los actos de violencia parecen nunca terminar en los estadios de fútbol.

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No caben dudas de que la jornada de hoy fue una de las más vergonzosas para el fútbol argentino. Lamentablemente, una vez  más,  los hinchas argentinos mostraron  lo peor que tiene la sociedad, los actos de violencia parecen nunca terminar en los estadios de fútbol.

Los ojos de todo el mundo, posados en la gran final de la Copa Libertadores,  vieron  con asombro el lamentable episodio ocurrido hoy en la cancha de River.

Los hechos de violencia, que en el país se repiten semana a semana, partido a partido, merecen un análisis más profundo. ¿Qué pasa con la sociedad que ensucia cada vez más este maravilloso deporte?  Lo que ocurrió ayer en las afueras del estadio de River no es un hecho aislado,  pero sí es un patrón común que sucede  en el fútbol  argentino desde hace tiempo.

Dicen los expertos en el tema que la violencia en el fútbol es el reflejo de nuestra sociedad, lamentablemente expresamos nuestra frustración, enojo y agresividad de nuestra vida cotidiana en una cancha de fútbol.  Tal es la bronca hacia el adversario y la violencia que se despliega en cada encuentro, que no tenemos límites.

Defender los colores,  defender un club o simplemente apoyar a un equipo se volvió prácticamente imposible en el país, donde lo que verdaderamente prima es la rivalidad irracional que sobrepasa los límites de un campo de juego. A la hora de empañar un espectáculo, de la índole que sea, parece que  los argentinos  hacemos nuestro mayor esfuerzo para conseguirlo.

Una vez más, “violencia” es la palabra que define a los argentinos  ante los ojos del mundo. La sociedad argentina demostró una vez  más que el fútbol en nuestro país siempre tendrá  un  grupo de inadaptados, que, lejos de disfrutar de un espectáculo deportivo opacan los encuentros con un nivel de irracionalidad extremo.

El  escándalo desatado hoy antes del partido del dejó en evidencia, la intolerancia de la sociedad argentina, el fracaso de las autoridades para llevar adelante un espectáculo de semejante envergadura y por sobre todo deja en evidencia el desprecio por el otro. Claramente es el reflejo de una sociedad quebrada, intolerante y egoísta, golpeada por  las complicidades entre dirigentes y políticos.

Análisis aparte será  la falla en la seguridad, la falta de control, la ineficacia policial y otros condimentos que se hacen presentes  cada fin de semana. 

Cuando por fin entendamos que estamos poniendo en riesgo el fútbol no solamente como deporte sino también como fuente valores,  ocio y disfrute, quizá avancemos como sociedad y dejemos de ser “un mal ejemplo”  para el fútbol mundial.

 

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