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Los enormes riesgos del optimismo

Lunes, 21 de mayo de 2018 00:00
GERARDO MORALES. Optimista y comprometido
RUBÉN EDUARDO RIVAROLA. Reunión de ediles
NILSON ORTEGA. El congreso para junio
MILAGRO SALA. Sería citada a declarar

El optimismo, es la tendencia a ver, juzgar y encarar los desafíos, mirándolos desde su aspecto más favorable. Son un concepto pragmático y una posición filosófica genuinamente bellos. Pero de ninguna manera constituyen la garantía de que sirvan para superar los momentos difíciles. Si no, miremos la situación nacional y provincial, una vez más empantanadas en su inmediatez lodosa, y acechadas por un horizonte incierto. El presidente de la Nación, se confesó demasiado optimista con respecto a los problemas económicos y financieros que iba a tener que atravesar, cuando recibió el país de manos del cristinismo en el año 2015. Cuando ganó de nuevo y más holgadamente en el 2017, seguramente la victoria alimentó más ese optimismo, y lo convirtió en ceguera, y hasta en soberbia, que su gabinete acompañó con deleite. Cuando hace tres semanas, “el modelo” e estampó contra “los mercados”, la realidad le depositó violentamente los pies sobre la tierra. Hoy, muchos, junto al Presidente, aseguran que la crisis, el tembladeral, el tsunami, o la “turbulencia” como piadosamente la define el propio Mauricio, ya pasaron. Apenas es cierto, porque el dólar sigue desafiando a las maniobras de resucitación del peso del Banco Central, (superando el tope oficial de $25 aunque el sistema argentino sigue siendo poco fiable), y porque las respuestas políticas siguen siendo morosas, desde el oficialismo, tanto como desde la oposición. Lo importante, lo más importante, es que se entienda, que no se puede volver a exagerar con el optimismo de manera temeraria, hasta convertirlo otra vez en telones de cartón pintado. En otra escenografía. Y eso vale para Mauricio Macri, a nivel nacional, y en Jujuy, también para Gerardo Morales. A ambos, salvo los bolsones de antigestión ya conocidos, la abrumadora mayoría de los ciudadanos desean que les vaya bien y que los acompañe el éxito. Pero deben comenzar por no volver a subestimar a la gente. En Argentina y en Jujuy, esa gente, necesita que sus gobernantes le propongan el salto de calidad del sistema democrático: esforzarse por decir siempre la verdad.

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El optimismo, es la tendencia a ver, juzgar y encarar los desafíos, mirándolos desde su aspecto más favorable. Son un concepto pragmático y una posición filosófica genuinamente bellos. Pero de ninguna manera constituyen la garantía de que sirvan para superar los momentos difíciles. Si no, miremos la situación nacional y provincial, una vez más empantanadas en su inmediatez lodosa, y acechadas por un horizonte incierto. El presidente de la Nación, se confesó demasiado optimista con respecto a los problemas económicos y financieros que iba a tener que atravesar, cuando recibió el país de manos del cristinismo en el año 2015. Cuando ganó de nuevo y más holgadamente en el 2017, seguramente la victoria alimentó más ese optimismo, y lo convirtió en ceguera, y hasta en soberbia, que su gabinete acompañó con deleite. Cuando hace tres semanas, “el modelo” e estampó contra “los mercados”, la realidad le depositó violentamente los pies sobre la tierra. Hoy, muchos, junto al Presidente, aseguran que la crisis, el tembladeral, el tsunami, o la “turbulencia” como piadosamente la define el propio Mauricio, ya pasaron. Apenas es cierto, porque el dólar sigue desafiando a las maniobras de resucitación del peso del Banco Central, (superando el tope oficial de $25 aunque el sistema argentino sigue siendo poco fiable), y porque las respuestas políticas siguen siendo morosas, desde el oficialismo, tanto como desde la oposición. Lo importante, lo más importante, es que se entienda, que no se puede volver a exagerar con el optimismo de manera temeraria, hasta convertirlo otra vez en telones de cartón pintado. En otra escenografía. Y eso vale para Mauricio Macri, a nivel nacional, y en Jujuy, también para Gerardo Morales. A ambos, salvo los bolsones de antigestión ya conocidos, la abrumadora mayoría de los ciudadanos desean que les vaya bien y que los acompañe el éxito. Pero deben comenzar por no volver a subestimar a la gente. En Argentina y en Jujuy, esa gente, necesita que sus gobernantes le propongan el salto de calidad del sistema democrático: esforzarse por decir siempre la verdad.

Vender humo y un GAN

Cuando Macri, asegura que todo está bien, que vamos bien. Los memoriosos recuerdan aquella frase de “la casa está en orden” dicha por don Raúl Alfonsín, en la trágica Semana Santa de hace 31 años. El sano afán del Padre de la Democracia era llevar tranquilidad, amortiguar las pasiones, pero la casa se estaba quemando por dentro. Morales, fue uno de los primeros gobernadores que desde Jujuy salió a cruzar la crisis, diciendo que no había razones para estar preocupados. Lo hizo en coincidencia y a pedido de su amigo el Presidente. Pero justo desde Jujuy, provincia periférica y llena de problemas estructurales, donde las crisis y las feroces asimetrías golpean más que fuerte que a los estados centrales, industrializados y más grandes. A ambos, todos les reconocen el esfuerzo por vender optimismo. Pero muy pocos les creen. El riesgo de este optimismo a ultranza, es que los líderes pierdan fuerza y representatividad, y se conviertan en vendedores de humo, situación que nadie quiere, y que sólo les serviría a los ambiciosos del golpismo. Porque, que los hay, los hay.

Mauricio Macri llamó en medio de su mensaje al país, a un “gran acuerdo nacional”. Error. Reflotó el mal recuerdo del GAN, el otro Gran Acuerdo Nacional que en 1971, promovió el dictador general Alejandro Agustín Lanusse, con la intención de generar una salida elegante al gobierno de facto, absorber al peronismo que Juan Perón conducía desde el exilio. Aquel GAN, por supuesto, naufragó. El PRO que durante más de dos años y medio -insisto- sostenido por sus victorias electorales, creyó que no necesitaba preguntarle nada a nadie, ni escuchar sugerencias de ningún tipo, ahora súbitamente comenzó a convocar a todos. A los referentes de la oposición que considera “razonables”, a los gobernadores amigos y a los adversarios, a los legisladores importantes de la Cámara Baja y del Senado. Y hasta a los radicales, a los que con rígida ingratitud ningunearon sin piedad desde el 10 de diciembre del 2015. Macri debió dejar de lado el proyecto de conservar “la pureza” de la sangre amarilla, y sentó a sus mesas a casi todos los colores. La nueva situación es buena, si se mantiene. Si no se agota en reuniones para la foto. Si no se agota después de mostrarle la foto al mundo para convencerlo de la solidez y homogeneidad de las fuerzas políticas argentinas para enfrentar la llegada al fondo. Me refiero al Fondo Monetario Internacional. Y bueno, al fondo también.

El riesgo del GM

Gerardo Morales, es un protagonista principal de la mesa chica que conducirá todo ese movimiento. Le puede salir muy bien. Si el éxito corona estas movidas, hasta quizás con la participación del peronismo dialoguista, los radicales, parte del sindicalismo “rescatable”, la Argentina puede estar parada en el umbral de lo que podría ser el “cuarto movimiento histórico”, después del yrigoyenismo, el peronismo, y aquel tercer movimiento que había soñado con Raúl Ricardo en sus épocas de gloria. El protagonismo del GM es relevante. Pero así de relevante es el riesgo que corre. El gobernador de Jujuy asume un primer plano en la vidriera nacional, junto a grupo de elite del PRO, al que para contarlos sobran los dedos de una mano, entre ellos, un radical enojado y disidente como el gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, y el amigo/examigo/y amigo nuevamente, el brillante Ernesto Sanz, quien durante un tiempo fuera considerado el “ministro sin cartera” de Macri. Si todo sale bien, quizás, nazca ese cuarto movimiento, donde se dejarán de lado sellos y rótulos viejos, y se hablará otro idioma político. Pero si las cosas no salen como se espera, ¿cuál será el destino de estos socios en la emergencia? Y con ellos, cuál será el destino de sus partidos, sus provincias, y sus votantes. Ése es el riesgo de GM: si se suceden los errores, muchos radicales cargarán sobre él, con la muletilla del “yo te lo dije”. Y puede comenzar a pagar altos costos sin recibir ningún beneficio adicional. MM y GM tienen a favor que casi todo un país, está dispuesto al esfuerzo por dos razones: no caer de nuevo en la angustia del 2001, el corralito y otras crisis parecidas, y no volver al pasado del modelo K, donde la verdad de la situación que se incubaba, se ocultó hasta diciembre del 2015. Como siempre, hay un reaseguro: desechar el mero optimismo y el voluntarismo, reemplazándolo por la verdad, por dura y difícil que sea.

El caso es ¿cómo harán? Aunque este FMI sea hoy el manso y comprensivo cordero que dicen los de la Casa Rosada, igual demandará recortes presupuestarios, suspensión de obras públicas, ataque a los salarios, las jubilaciones y al gasto social. 

Y un dólar que seguramente pisará los $26 en cualquier viernes. Todo eso tiene un solo nombre perverso y conocido: estanflación. Sin embargo, en Buenos Aires, el titular de la Anses, Emilio Basabilvaso dijo que a los pasivos no se los toca y el delegado en Jujuy Carlos Carrillo repitió la frase; el Banco Nación analiza retomar líneas de créditos subsidiados aunque el Central lo prohibió; el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, aseguró sonriente que “en Iguazú, todos están felices con el tipo de cambio, porque llegarán (turistas) brasileños, paraguayos y de todo el mundo trayendo dólares”, mientras casi 45 millones en el país lo escuchaban atónitos y nadie le pedía que se calle. Los gobernadores ya anticiparon que más allá de la adhesión política, ninguna provincia está en condiciones de recortar sus gastos. En Jujuy, diputados y funcionarios salieron a asegurar que las obras públicas pactadas no se afectarán, que el Plan Belgrano seguirá con su trabajo (a decir verdad, nunca arrancó con la potencia que se prometía), y frente a las consultas acerca de la marcha del megaproyecto de energía solar, sólo reiteran que cambiará la matriz productiva de Jujuy; y ante la excesiva y preocupante demora de la asunción de sus compromisos de los nuevos dueños del Ingenio La Esperanza, sólo responden que en los próximos meses quedará resuelto todo, aunque la empresa ganadora de la “relicitación”, aún no puso un centavo ni de la garantía inicial ni de lo que ya debería haber desembolsado como primer pago. Nada se dice de la situación planteada por la situación de los 600 trabajadores, de su antigüedad cuestionada, del supuesto compromiso del ministro negociador de asumir alguna responsabilidad más para zanjar las costosas diferencias. A esta altura del año, deduciendo de los costos anteriores, es fácil imaginar que el gobierno ya ha desembolsado más de 250 millones de pesos para seguir sosteniendo al complejo agroindustrial, y evitar males mayores. Está además, la cuestión de la reapertura de las paritarias locales, tema mayor, que el gobierno no podrá eludir ni dilatar. Como se ve, la situación es delicada, pero aún se puede asegurar que la gente, está dispuesta a acompañar el duro trance, y a reconocer los esfuerzos de los gobiernos nacional y provincial -y también de los sufridos municipios- casi con la única condición de que no le oculten ni la realidad, ni los grados de esfuerzo que se deben realizar. Ojalá que el cimbronazo, despierte el federalismo en Argentina, y que la macrocefalia que conforman Ciudad de Buenos Aires y Provincia de Buenos Aires, acompañen de manera pareja y proporcional el sacrificio que todo el interior siempre realiza en estos casos. Ahora Macri unificó el mando económico en el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne, si eso lograr terminar con las internas en el gabinete, se habrá dado un gran paso. Y Gerardo Morales lograr esquivar al menos parte de los latigazos que se viene, se acercaría al bronce. El cineasta Juan José Campanella, consultado sobre la situación general, tuvo un concepto definitorio: “Es fácil decir que hay que amputar, cuando la pierna es del otro”. Pero hasta ese mal trago, se puede entender y superar, si el enfermo recibe la información llega puntual, completa y sinceramente. Sin la interferencia de optimismos exagerados que ni siquiera sirven como mentiras piadosas.

Reacciones políticas

En Jujuy la política mira expectante. Poco y nada puede hacer, más que tomar posición y expresarse. Los radicales, como partido están freezados, y los que gobiernan, de tan cautos, permanecen casi mudos. La izquierda patalea, reutiliza los cassettes que sonaron siempre igual y no mueven aún las agujas de la realidad. El peronismo amagó en la semana con convocar a un congreso extraordinario para tratar de poner orden y unificar los criterios para que sus legisladores nacionales lleven al Congreso una sola voz, opositora y clara. Tras el amague, el titular del Congreso, Nilson Ortega, en pleno uso de sus facultades, resolvió darse un tiempo más y esperar las fechas que prevé la Carta Orgánica para reunir a los congresales, recién a mediados de Junio. La militancia, que había comenzado a alborotarse olfateando sangre, reconociendo que se les “abría una ventanita” para entrar a pelear el 2019, quedó decepcionada. De todos modos, una respuesta llegó desde los legisladores municipales. Convocados por el concejal palpaleño Rubén Eduardo Rivarola, un importante grupo de ediles y de vocales de comisiones, asumió el rol político del momento. Emitieron un comunicado exigiendo a diputados y senadores jujeños peronistas que rechacen tarifazos e impuestazos y se pronuncien en contra del endeudamiento con el FMI. Lógicamente, es apenas una expresión de deseos, pero como manifestación de principios, servirá para marcar la cancha y analizar los comportamientos en el futuro inmediato.

Reacciones judiciales

El otro tema de estos días, sigue siendo la megacausa que involucra a exfuncionarios y dirigentes tupaqueros. El título podría ser: Eduardo contraataca. El exgobernador Fellner, per se, y con el patrocinio de sus abogados, embistió en contra del juez de control Isidoro Cruz, recusándolo por considerar que el magistrado habría anticipado que lo enviaría a juicio oral. Sus defensores, al mismo tiempo recusaron al fiscal Diego Cussel por “mal desempeño de funciones” al haberse retirado de la indagatoria al exgobernador, y objetaron por inconstitucional, la mismísima creación del Ministerio Público Fiscal de la Acusación. El combo jurídico, deberá ser resuelto por el STJ y las instancias de apelación. De todos modos, el juez Cruz rechazó de manera terminante el pedido de recusarlo por considerar demasiado débiles los fundamentos. En fuentes tribunalicias, generalmente bien informadas, se hablaba del creciente malestar que generan las estrategias defensivas que, según se interpreta, solamente persiguen el objetivo dilatorio. “Para colmo, ahora arrecian con el estilo K, de buscar desacreditar toda acción de la Justicia, tratando de enmarcarla en una supuesta persecución política”, dijeron. “El juez no dijo que Fellner irá a juicio, dijo que la causa llegará a juicio oral, pero mal pudo haberse referido a las personas denunciadas porque ésa no es su facultad. El juez una vez terminadas las indagatorias y las testimoniales, informará los resultados a la Fiscalía, y es ella la que determinará los pasos y los protagonistas de un posible juicio oral”, abundaron. Lo que sí quedó claro, es que el juez considera que de acuerdo a su información, habría delitos probados, y que los 1.300 millones de pesos que se buscan no aparecen y las obras que se debían realizar con ellos, tampoco. Las mismas fuentes, señalaban que aunque las testimoniales terminaron, el fiscal está estudiando la posibilidad de solicitar algunas ampliaciones, y de requerir una vez más la comparencia de la intendenta de Calilegua Elsa Flores. Cabe señalar que otro punto de la causa se dio al haberse rechazado el otro pedido de recusación sobre Cruz que en su momento habían planteado los defensores de la líder tupaquera Milagro Amalia Ángela Sala de Noro. Ahora el magistrado, está en posición de volver a convocar a la dirigente social para que preste declaración. Las versiones señalan que muchas de las hipótesis de trabajo que sigue la Justicia “para superar los artilugios que buscan evitar el juicio oral”, se basan en que las irregularidades ocurridas se debieron a “situaciones de caos generalizado, que en la Provincia generaban la debilitación y la inestabilidad que alcanzada por momentos a los tres poderes del Estado”.  En cuestión de horas, se conocerá la respuesta del Gobernador, a los pliegos de consulta, acerca de los episodios por él conocidos y difundidos oportunamente acerca de las idas y vueltas de los fondos que controlaba la organización Tupac Amaru.

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