Como cada Enero, antes del Pasacalle cultural, antes del primer folclore en el escenario Germán Choquevilca, se realiza la inauguración protocolar en la Plaza. Allí, los discursos de bienvenida por parte del intendente anfitrión, sus reflexiones sobre la situación actual y sus pedidos de disculpas por los errores cometidos en la edición anterior, y como primera muestra del acervo cultural propio, el desfile con prendas artesanales del grupo Las Tilcareñitas.
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Como cada Enero, antes del Pasacalle cultural, antes del primer folclore en el escenario Germán Choquevilca, se realiza la inauguración protocolar en la Plaza. Allí, los discursos de bienvenida por parte del intendente anfitrión, sus reflexiones sobre la situación actual y sus pedidos de disculpas por los errores cometidos en la edición anterior, y como primera muestra del acervo cultural propio, el desfile con prendas artesanales del grupo Las Tilcareñitas.
Tras ver sus tejidos en hombros de las mismas tejedoras, los presentes se dirigieron al museo Terry, donde se realizaba el primer acto cultural. En el patio colonial de la sala, se comenzó por una presentación en la que Camila Vilte con su falta traversa, Ezequiel Quinn con su cello y Bartolina Xixa con la danza, como parte de la colectiva La Cosecha, interpretaron piezas de nuestra música popular en un formato que, ya desde el comienzo, subrayan lo tanto que tienen para aportar nuestros talentos juveniles.
En la sala teatral, cosa que durará todo este mes, obras plásticas de Pedro Molina que conjugan la conmoción del surrealismo con el entramado de los relatos nacionales, ya sea desde el mito como desde la misma historia. Habría que decir, de paso, que la obra de Molina no está nada incomoda junto a las de las nuevas generaciones, que a pesar de los años sigue siendo joven, tanto como pueda serlo lo más transgresor de las nuevas olas.