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"En cada hogar un altar, en cada corazón un trono"

En la ceremonia en el campito se escucharon los saludos del Papa Francisco y se impartió la indulgencia plenaria.
Martes, 08 de octubre de 2019 01:03

Desde tempranas horas de ayer las bandas de sikuris anunciaron la llegada de la imagen de la Virgen del Rosario de Río Blanco y Paypaya hasta el campito donde tuvo lugar la misa concelebrada por su fiesta, acompañada de la patrona de Catamarca, Nuestra Señora del Valle.

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Desde tempranas horas de ayer las bandas de sikuris anunciaron la llegada de la imagen de la Virgen del Rosario de Río Blanco y Paypaya hasta el campito donde tuvo lugar la misa concelebrada por su fiesta, acompañada de la patrona de Catamarca, Nuestra Señora del Valle.

Ambas imágenes fueron recibidas por la Banda de Música del RIM 20 que las acompañó hasta el altar con el Himno a la Virgen del Rosario, mientras miles de pañuelos ondearon en las manos de los fieles. Con una asistencia de alrededor de 40 mil feligreses, según estimaciones del presbítero Germán Maccagno.

La procesión que precedía a las imágenes estuvo conformada por las Banderas que representaron a todas las fuerzas de seguridad de la provincia, seguidas de las Enseñas Patrias y Papales de las delegaciones escolares. Les siguió una custodia de monaguillos y los sacerdotes pastores de la Diócesis.

PEREGRINA / LA IMAGEN DE LA VIRGEN DEL VALLE DE CATAMARCA, AYER EN RÍO BLANCO

La imagen de Nuestra Señora del Rosario de Río Blanco y Paypaya fue entronizada en su lugar de honor, mientras que la Virgen del Valle fue instalada al costado izquierdo del altar, donde monseñor Daniel Fernández, obispo de la Diócesis de Jujuy, presidió la santa misa.

Al inicio de la ceremonia se presentó como signo una vasija de barro con agua. "El agua que tiene una capacidad de lavar, limpiar y purificar. Ser bautizados significa ser sumergidos en Cristo y participar desde ahora de su vida para dar vida a los demás, y como buenos misioneros llevamos la buena noticia en vasijas de barro".

MISA CONCELEBRADA / LA IMAGEN PATRONAL Y LA VIRGEN DEL VALLE EN EL ALTAR JUNTO A LOS SACERDOTES DE LA DIÓCESIS Y EL OBISPO.

Seguidamente se dio lectura al decreto diocesano del inicio del Año Jubilar Diocesano firmado por el obispo Daniel Fernández y Miriam Aldapi, secretaria canciller de la Diócesis; para dar lugar a la misa.

En su homilía el obispo habló del trienio finalizado y el inicio de una misión que se llevará a cabo desde las parroquias, a las que instó a los sacerdotes a que "cada casa tenga un altar y en cada corazón un trono", como regalo de cumpleaños por los cien años de coronación de la Virgen patrona de la Diócesis de Jujuy.

PANORÁMICA / FOTO AÉREA DE LA MISA CENTRAL REALIZADA AYER EN EL SANTUARIO DE LA VIRGEN DE RÍO BLANCO.

La ceremonia continuó con los testimonios de tres familias que participaron del trienio, entre las que se encontraron la familia Coro denominada "Familia tesoro de Dios", de la parroquia San Pedro de Río Negro de la ciudad homónima. Le siguió la representación de la Pastoral Familiar de la parroquia Espíritu Santo de Palpalá, e hicieron lo propio la familia Cruz Moreno de la parroquia Nuestra Señora del Valle y Santa Rita de esta ciudad. A su turno, el obispo diocesano les hizo entrega de un tríptico, las estampas y la oración de la Consagración.

A continuación se dio lectura a la carta enviada por el papa Francisco desde el Vaticano, refiriéndose a los 100 años de la Coronación pontificia de la imagen de la patrona jujeña. Para dar por terminada la ceremonia, el obispo impartió a toda la feligresía la indulgencia plenaria.

Los "regalos"

Luego en un encuentro con la prensa, monseñor Fernández refirió luego que el mensaje enviado por el papa Francisco y la visita de la imagen peregrina de la patrona de Catamarca Nuestra Señora del Valle "son regalos que ha recibido la Virgen del Rosario, para unirse también a nosotros".

Estimó que "estando la familia bien y nosotros unidos en casa, luchando juntos por lo mejor que tenemos que es el amor que hay en nuestros corazones, eso no tiene barreras, es capaz de trasformar las realidades más duras. Nuestros antepasados, la generación del Éxodo supo unirse frente a un valor muy grande y hacer Patria, que lo podemos hacer hoy también".

En cuanto a la importante presencia de fieles se manifestó "muy contento de ver la gente que se va con fuerza y paz en el corazón".

Finalización del trienio de la familia

En su homilía, monseñor Fernández, con un profundo sentido mariano dedicado a la familia, destacó que “cada uno de nosotros desde nuestros lugares de procedencia y la Virgen del Valle desde Catamarca, hemos querido decir presente en el día del cumpleaños de nuestra Madre”.
Agregó que “María hasta el fin del mundo, estará mostrando su cercanía en los distintos pueblos, comunidades en las diversas naciones en todas las épocas de la historia, en cada momento donde aprieta el zapato a los hijos de Dios y se sienten desorientados, afligidos, perplejos. Allí aparece nuevamente María para llevarnos nuevamente a Jesús para decirnos, lo tienen a él, yo se los di en Belén, yo se los di en la cruz, yo se los di resucitado para que acompañe el camino de cada uno. Abrácense a Jesús como yo lo abracé en Belén, lo cubrí con los pañales y lo abrigué. Como alenté sus sueños. Este Jesús vivo camina también junto a nosotros la vida de la historia. Y Jujuy no podía ser menos.

LLEGADA / EL ARRIBO DE LAS IMÁGENES SEGUIDAS POR GRAN CANTIDAD DE FIELES, EN LA PEREGRINACIÓN REALIZADA AYER AL SANTUARIO DE LA SANTA PATRONA DE JUJUY.

Aquí, en estos campos, en tiempos difíciles de desencuentros, en el origen de la gesta, de la conquista y la evangelización, aparece un signo y ese signo es nuestra madre, la Virgen del Rosario, la Virgen de los Paypayas, la Virgen que viene a ser comunión, que viene a ser familia de estos hijos de Dios que estaban enfrentados y temerosos. María aparece como la madre que cobija y traerá hacia sí a todos. Y desde entonces, la Virgen del Rosario, de Río Blanco y Paypaya, es el orgullo y la gala de este pueblo jujeño. Fruto de ello ha sido que hace casi un siglo atrás el papa Benedicto XV reconociera la devoción y la fe de este pueblo jujeño, y mandara poner sobre la cabeza de la Virgen una corona. La corona de la reina, de este pueblo de Jujuy; la corona que sus hijos con sacrificio habían tejido para ella. La corona del amor de este pueblo que nunca dejó de peregrinar hacia ella y de recibirla como madre”.

Luego se refirió a la conclusión del trienio dedicado a la familia indicando que “a esta madre, nosotros la hemos confiado en estos tres años que culminan, cada una de nuestras familias. Ustedes nos dieron pie para comenzar el trienio de la familia cuando nos mostraron que en la casa de cada uno había diversos sufrimientos, violencia, adicciones, la droga, el alcohol, los vicios, el desentendimiento, cada uno por su lado. Todo eso lo quisimos hacer trabajo pastoral. Por eso venimos a dar gracias”.