16°
30 de Abril,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

La depresión contada "en primera persona"

El trastorno a veces poco expuesto genera limitaciones en la vida cotidiana, pero se puede salir y avanzar.
Miércoles, 11 de diciembre de 2019 01:01

"Historias de superación" es un espacio nuevo para indagar en diversidad de malestares con la que las personas deben transitar su vida, enfermedades o trastornos que le significaron una ruptura significativa en su existencia. La intención es reflejar desde el testimonio y el análisis profesional que se puede transitar con una mirada resiliente y positiva, que se puede pedir ayuda y que se puede mejorar la calidad de vida, o avanzar en ello de la mejor manera.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

"Historias de superación" es un espacio nuevo para indagar en diversidad de malestares con la que las personas deben transitar su vida, enfermedades o trastornos que le significaron una ruptura significativa en su existencia. La intención es reflejar desde el testimonio y el análisis profesional que se puede transitar con una mirada resiliente y positiva, que se puede pedir ayuda y que se puede mejorar la calidad de vida, o avanzar en ello de la mejor manera.

En esta primera incursión el tema eje será la "depresión" y la propuesta es a través del testimonio, anónimo, representar a muchas personas que a diario deben convivir con este trastorno y dar cuenta de sus síntomas, identificarlos y saber que puede limitar la vida y que puede haber un cambio, paulatino, y salir de ello.

Le puede pasar a cualquiera, no importa la edad, la condición social, el trabajo, la familia o si se carece de ella. Con ello conviven muchas personas, algunas sin saberlo, que limita y puede ser peligrosa.

Por ello la necesidad de exponer un testimonio, de una persona que aunque no quiso dar su identidad por obvias razones, tuvo la generosidad de compartir lo que significa y cómo avanzó para superarlo.

En su relato contó que no supo identificar cómo comenzó, explicó que fueron muchas cosas, la pérdida de su padre, un accidente y que al principio no tenía esperanza con los psicólogos, porque lo atendían veinte minutos y no llegaba a desahogarse y salía mal.

"La última vez yo tuve muchas ganas de matarme, sentía mucha soledad, depresión, mucha angustia. Me frené a tiempo y pedí ayuda a mi psiquiatra y me mandó a mi psicóloga, yo sentí desde el primer momento una contención muy grande", explicó. Recordó que su psicóloga supo contenerla.

Es que además de la angustia la depresión la limitó de diferentes formas y le impidió hacer muchas cosas, especialmente a nivel laboral. En principio le generó un aislamiento, dejó de salir y comenzó a tener temor a todo y luego tuvo una etapa de descuido de su persona, que a su vez le generaba angustia.

"Me perdí oportunidades de hacer obras teatrales con otra gente, viajes, y cuando los pude hacer por haber ganado algún concurso, pasaba todos el día en el hotel, no salía ni a comer con los compañeros. Hay momentos que tengo mucha angustia, ganas de llorar", dijo.

Por ejemplo, no podía entrar a lugares con puertas automáticas por miedo a quedarse encerrada, y dejó de ir a supermercados.

Algo clave que le quedó con su tratamiento psicológico es que "no necesitaba de otra persona para ser feliz porque la otra persona también tiene su elección. Yo dependía de mi compañero y mi compañero trabajaba todo el día y mi soledad era tal que no salía a la calle, ni a comprar".

En la consulta finalmente se sintió contenida, que tenía apoyo y comenzó a salir y hacer cosas que no hacía. Trabaja con el arte y su psicóloga le sugirió que fuera por ese lado y logró sumar pequeños actos en un proceso para salir y lo logró.

"Recién ahora estoy empezando hacer esto de socializar", explicó. Dijo entender ahora que se trata de pequeñas cosas, cada día, para salir de la depresión. "Es un proceso que me ha servido mucho, creo me falta mucho, vuelvo a caer y vuelvo a encontrarme con la doctora, me dice que puede pasar, y vamos otra vez. Estoy saliendo, no como quisiera porque tengo aún mis angustias pero creo que avancé muchísimo", dijo.

Mostrar una falsa apariencia 

FACETAS / MUCHOS CONVIVEN CON LA DEPRESIÓN QUE LOGRAN DISIMULAR.

En torno a la depresión, la doctora en psicología Josefina Lípari explicó que además existe y es cada vez más conocida la “depresión sonriente”, un trastorno en el que se aparenta ser feliz frente a los demás, mientras por dentro se sufren síntomas de depresión.
De hecho, una gran parte de las personas que experimentan un estado de ánimo bajo y pérdida de interés en actividades que antes disfrutaban, logran esconderlo de esta forma, lo que puede hacerlas vulnerables al suicidio.

Sostuvo que aunque “depresión sonriente” no es un término que se encuentre en los manuales de clasificación de trastornos psiquiátricos, es común que lo usen los psiquiatras o psicólogos, es posible estar deprimido y conseguir ocultar los síntomas con éxito. El término especializado más cercano para este trastorno es “depresión atípica”.
Lípari es magíster en Neuropsicología, doctora en Psicología y terapeuta Emdr (siglas en inglés de Desensibilización y Reprocesamiento por medio de Movimientos Oculares). Explicó que puede ser muy difícil detectar a las personas que sufren depresión sonriente; parecer que no tienen razones para estar tristes porque tienen trabajo y quizás hijos o pareja; sonríen y conversan. “En resumen, se ponen una máscara que muestran al resto del mundo, a la vez que llevan vidas aparentemente normales y activas. Sin embargo, por dentro se sienten tristes y deprimidos, a veces incluso piensan en ponerle fin a todo”, detalló.

Dijo que las personas con depresión sonriente ponen “buena cara” al mundo exterior, y pueden experimentar una mejora cuando les sucede algo positivo . “Por ejemplo, recibir un mensaje de texto de alguien con quien estaban deseando hablar o ser elogiados en el trabajo puede hacerles sentir mejor momentáneamente antes de volver a sentirse deprimidos”, explicó.

Algunos síntomas son comer en exceso, sentir pesadez en brazos y piernas y quedar herido fácilmente ante críticas o rechazo. Son más propensas a deprimirse por la noche y suelen necesitar dormir más tiempo.

Lípari explicó que es difícil determinar qué causa la depresión sonriente, pero el bajo estado de ánimo puede deberse a problemas en el trabajo, una ruptura amorosa o sensación de que la vida no tiene sentido.

Es clave buscar ayuda 

Según la especialista Lípari, es importante que se busque ayuda. Sin embargo, explicó que lamentablemente las personas con este trastorno no suelen hacerlo. Es que podrían pensar que no tienen un problema, como sucede con aquellos que realizan normalmente sus tareas y rutinas diarias.
Otra razón es que pueden sentirse culpables y racionalizar que no tienen motivos para estar tristes, por lo que no cuentan a nadie sus problemas y se avergüenzan de sus propios sentimientos.

Un punto de partida sería saber que este trastorno existe de verdad y ser consciente de su gravedad; y es que solo cuando dejan de racionalizar sus problemas pueden empezar a hacer una diferencia real de los que les pasa. “Para algunos, este conocimiento puede ser suficiente para cambiar las cosas, puesto que los encauza a buscar ayuda y romper las cadenas de la depresión”, precisó.

Es que aseguró que vivir en un estado “liso”, rutinario, sin responsabilidades o propósitos no es saludable. Recordó que el neurólogo austríaco Víctor Frankl decía que la salud mental es tener propósitos en la vida. Por eso recordó que hay personas que esperan jubilarse para realizar lo que no pudieron de jóvenes, o se jubilan o abandonan un trabajo y sienten que se les acabó el mundo.

Por eso explicó que para salir de cualquier depresión o trastorno es importante fijarse metas, objetivos, pensar en uno mismo, dejar de hacer cosas para los demás y postergar las propias necesidades.

La profesional explicó que hay diferentes tipos de terapias y que no se puede decir cuál es la mejor, sino que depende que cada persona encuentre el terapeuta con el que se sienta en confianza y pueda avanzar de a poco, sin sesiones milagrosas.

Explicó que la terapia debe consistir en aprender a modificar patrones de pensamiento y así el comportamiento, y aunque no es fácil hay que tener confianza y ser constante. También recomendó acompañar toda terapia con actividades recreativas, correr, caminar, tomar clases de yoga o meditación, aprender un idioma, clases de pintura, por ejemplo. “Nuestra vida importa, nos centremos en lo que necesitamos, que no todo debe ser perfecto pero se puede cambiar”, dijo Lípari.