Que el árbol no tape el bosque. Gimnasia jugó mal anoche, pero el empate de Los Andes se produjo por dos errores seguidos -y graves- del árbitro Sebastián Ranciglio.
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Que el árbol no tape el bosque. Gimnasia jugó mal anoche, pero el empate de Los Andes se produjo por dos errores seguidos -y graves- del árbitro Sebastián Ranciglio.
El "lobo" había repetido anoche sus equivocaciones. Es decir, falta de fútbol para llegar con ideas al arco rival y fundamentalmente volvió a confundir velocidad con apresuramiento. De esta manera, cada avance terminaba con un centro al área, que facilitaban la tarea de los rivales.
Así transcurrió el primer tiempo. Sin pena ni gloria.
En el complemento tampoco pasaba demasiado. Es más, el "milrrayita" se animó un poco y tuvo un par de aproximaciones interesantes, sobre todo cuando Quiroga quedó sólo en el punto de penal, fallando de manera increíble.
Los hinchas estallaron de bronca al grito de la "camiseta del lobo se tiene que transpirar...". Y los muchachos reaccionaron. El recién ingresado Contín armó un jugadón, pero se quedó "sin nafta" al ingresar al área. Cuando se levantó, y estando habilitado por un rival, aprovechó el rebote del arquero Requena para poner el uno a cero.
Pareció un premio exagerado.
Igual, el resultado pareció no moverse porque Los Andes tampoco jamás hilvanó una acción coordinada. Pero apareció Ranciglio y amargó a todos en Jujuy. Su asistente, Gisela Bravo, cobró un off side en el momento Fornari tiraba un centro al área. Sebastián Sánchez tocó el balón con la mano, pero en teoría la jugada estaba invalidada. El referí consideró que la mujer-arbitro se había equivocado y decretó la pena máxima. De Giorgi se agrandó ante el tiro de Britez Ojeda, evitando el gol. El reloj marcaba el minuto 50, justo los cinco que había adicionado Racinglio. Incomprensiblemente hizo jugar dos minutos más, donde en la última pelota, De Giorgi salió mal y el propio Britez Ojeda cabeceó para el uno a uno final.