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27 de Abril,  Jujuy, Argentina
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Un espacio para sanar las heridas

Tras padecer la tragedia de las adicciones, en el espacio recuperan la dignidad y esperanzas de un proyecto de vida.
Domingo, 07 de abril de 2019 01:00

Unos nubarrones presagiaban la tormenta que sobrevino horas después. Faltaban pocos minutos para las siete de la tarde y comenzaba a anochecer.

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Unos nubarrones presagiaban la tormenta que sobrevino horas después. Faltaban pocos minutos para las siete de la tarde y comenzaba a anochecer.

Luego de pasar los rigurosos controles de seguridad, ingresamos a la luminosa sala donde un grupo de hombres aguardaba, expectante y con cierta inquietud, nuestra llegada. No era para menos. Iban a relatar su experiencia en la comunidad terapéutica que les devolvió la dignidad y las esperanzas de un proyecto de vida, tras padecer la tragedia de las adicciones que les arrebató su libertad.

Sentados en impecables sillas blancas, formaban un círculo casi perfecto.

No había rejas visibles y lo único que indicaba que estábamos en una unidad penitenciaria eran las puertas de un azul intenso de las celdas, en el fondo del amplio salón.

Eran catorce, de los cuales seis pertenecen a la primera camada -como se definieron- del Departamento Terapéutico de la Unidad Penal Nº 7 de Alto Comedero que acaba de cumplir un año.

Estos hombres, la mayoría muy jóvenes, creyeron encontrar en las drogas una salida a sus frustraciones y ahora en retrospectiva caen en cuenta que fue la peor opción, pero saben que debieron transitar ese tortuoso camino para iniciar su sanación.

Con la ayuda de profesionales, mucha terapia y sobre todo el compromiso de la promotora de este proyecto, María Inés Codesido, y su equipo de trabajo, avanzan a diario con su recuperación.

Conviven en un ambiente armónico que es muy diferente al que conocieron en otras unidades penales, donde la violencia y las drogas eran moneda corriente. Ya no los llaman internos, sino pacientes que reciben tratamiento y contención.

En la comunidad terapéutica hay normas que cumplen y hacen cumplir a sus pares porque entienden que son necesarias para la recuperación.

Se levantan temprano y luego de desayunar se inicia la jornada junto a los celadores que, si bien son agentes penitenciarios, se formaron como operadores terapéuticos especializados en adicciones.

Lo primero que hacen es fijar los objetivos del día y en la cena cada uno informa si los pudo cumplir. Aquel que no pudo alcanzar la meta recibe terapia y aliento que le permitan al día siguiente imponerse cumplir su compromiso.

Ellos mismos cocinan y se ocupan de la limpieza.

A las sesiones terapéuticas y grupos de convivencia, se suman las clases de yoga con Melisa Cid Conde y la práctica de deportes.

Y una de las actividades que más los moviliza es el programa de radio que bautizaron con el nombre "Nunca es tarde" y salió al aire el año pasado por Jujuy FM, 101.7 del dial. Ahora trabajan los contenidos de la segunda temporada que se iniciará próximamente y se emitirá en la misma emisora.

María Inés Codesido, que es licenciada en Psicología, es el sostén de la comunidad que se erige en uno de los pocos centros de tratamiento de adicciones en contexto de encierro que existe en el país. Está dedicada de lleno al proyecto y los pacientes valoran su labor porque en ese espacio hallaron la paz necesaria para enfrentar sus dolores y sanar.

Son conscientes que cometieron errores que los llevaron no sólo a perder la libertad, sino también su familia, los afectos y proyectos de vida.

Coinciden en que buscaron en las drogas un escape a situaciones de violencia familiar e incluso de abusos que padecieron desde chicos. "Mi padre era un hombre muy violento, nos pegaba de la nada y aunque mi madre sabía que era injusto no decía nada, se lo permitía", dijo uno de los pacientes de la primera camada.

FOTO DE ARCHIVO / INAUGURACIÓN DE LAS DEPENDENCIAS DONDE FUNCIONA LA COMUNIDAD TERAPÉUTICA DEL PENITENCIARIO.

"Es horrible ver que abusan de tu hermanita de seis años", agregó otro con dolor.

"No me sentía persona, creía que no valía nada y a nadie le interesaba", sumó un tercero.

Los más extrovertidos desenrollaron hojas de papel con textos preparados para el programa de radio; mientras uno compartía una poesía que hablaba de la libertad.

Y así transcurrió el encuentro con estos hombres, cuyos ojos tienen un brillo especial, muchos de los cuales dicen que no abandonarán la comunidad terapéutica hasta tanto sientan que están recuperados. Por lo menos tres tuvieron la oportunidad de acceder a la libertad condicional, pero no pidieron el beneficio porque no estaban listos y preferían esperar.

La despedida fue emotiva. Hubo abrazos intensos y sentidos. Salimos fortalecidos del encuentro con estos hombres que tocaron fondo y tomaron la valiente decisión de honrar la vida.

Resultados satisfactorios

Autoridades provinciales, encabezadas por el ministro de Seguridad Ekel Meyer, acompañaron el proyecto de destinar uno de los pabellones de la Unidad Penal 7 de Alto Comedero para atender la problemática de la drogadependencia. Entendieron que el servicio se erigía en "un pilar fundamental para la reinserción" de los penados y restituir sus derechos. Lo cierto es que a un año de la inauguración los resultados son altamente satisfactorios.