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Entre la alquimia y la superstición: antiguas recetas para curar empacho, orzuelos y verrugas

En ningún caso se aconseja aplicarlas. Sin embargo, estas costumbres tienen aún fuerte presencia en la provincia, especialmente en las zonas rurales.

Sabado, 22 de junio de 2019 11:55

Aún hoy, en pleno siglo XXI, muchas personas ponen en práctica antiguas recetas transmitidas de generación en generación para curar distintos males que afectan al cuerpo. En ellas se mezclan rituales indígenas, quimeras y creencias populares. Sus resultados no están comprobados científicamente y, en la mayoría de los casos, se aconseja no aplicarlas. Sin embargo, son costumbres que han sobrevivido al paso del tiempo.

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Aún hoy, en pleno siglo XXI, muchas personas ponen en práctica antiguas recetas transmitidas de generación en generación para curar distintos males que afectan al cuerpo. En ellas se mezclan rituales indígenas, quimeras y creencias populares. Sus resultados no están comprobados científicamente y, en la mayoría de los casos, se aconseja no aplicarlas. Sin embargo, son costumbres que han sobrevivido al paso del tiempo.

Dolor de oído

Una práctica muy popular para tratar el dolor de oído es la del cucurucho de papel, “si es de diario mejor” explican los entendidos. “Con una hoja entera de papel de diario hay que armar un cono. Uno de los extremos debe quedar finito y con una pequeña abertura. Esa punta es la que se introduce en el oído afectado”, relatan quienes lo siguen utilizando aún hoy en día.

El cucurucho debe estar erguido y la cabeza del individuo levemente inclinada en sentido contrario al oído afectado. En un segundo paso se prende fuego en el extremo superior del cono. Las llamas generan un vacío que extraerá el aire del interior del oído, causante del dolor. “El cono se debe consumir por lo menos hasta la mitad y listo el pollo, la persona queda curada”, aseguran los entendidos.

El orzuelo

El orzuelo es una inflamación de las glándulas sebáceas que provoca una hinchazón del párpado. La cura tradicional de esta afección es quizás una de las más curiosas.

Para despojarse de este mal, se dice, que hay que saludar bien temprano en la mañana a un mortero. Sí, a ese recipiente que se utiliza para moler semillas o machacar especias y granos. La receta indica que hay que decirle: “Buen día, señor mortero. Aquí vengo a saludarlo para que me cure este orzuelo". Se debe repetir este saludo durante siete días frente al utensilio de cocina y, como por arte de magia, el mal desaparece.

Testes y verrugas

Librarse de las testes o verrugas requiere de todo un ritual, que consiste en pasar una moneda en forma de cruz sobre el primera protuberancia. Luego se la coloca en un pañuelo o tela de color rojo.

La moneda debe ser acompañada por tantos maíces como cantidad de testes tenga la persona. Después hay que caminar por una zona poco transitada y arrojar el envoltorio. Por último, quien sufre este padecimiento debe alejarse rápidamente del lugar sin mirar hacia atrás. “Si por esas casualidades alguien encuentra el pañuelo y lo abre, se le transmiten inmediatamente las testes”, aseguraron los que practican este tipo de rituales.

Empacho y aprender a caminar

Para el empacho, los alquimistas criollos dicen que no hay nada mejor que la tirada del “cuerito”. El método consiste en que el enfermo se acueste boca abajo.

Quien lo cura toma la piel de la espalda y la estira de abajo hacia arriba en el sentido en que se extiende la columna vertebral, hasta que suene como un “toc”. Esto indica que la piel fue separada del otro “cuerito”, poniendo fin a la indigestión y malestar estomacal.

En otras épocas y hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX se decía que para estimular a los bebés a dar sus primeros pasos, se les debía frotar en las plantas de los pies las patitas de un pollito recién salido del huevo.

El hipo y el asma

Los secretos para curar el hipo son infinitos. Uno de los más curiosos consiste en colocar una cucharada de azúcar embebida en vinagre en la boca y no hacer ninguna gesticulación desagradable, y si se puede dibujar una sonrisa mejor.

Otros aseguran que el método del “papelito” es muy eficaz. “Se corta un pedacito de papel, de un centímetro de diámetro aproximadamente. Luego se lo moja con saliba y hay que pegárselo uno mismo en la frente hasta que se vaya el hipo”, relataron.

En cuanto al asma, históricamente se le atribuyó a la leche de burra propiedades curativas. Se decía que servía para curar también la pulmonía, tos, gripe, anemia y dolencias de riñones.

Dolor de muela

Los mitos más antiguos tienen como protagonista al sapo. Hay quienes aseguran que ponerse la panza de un batracio en la mejilla del lado donde se encuentra la muela afectada, libra inmediatamente a la persona del padecimiento. En momentos en que el sapo empieza a retorcerse, es porque se le ha transmitido el dolor y la persona queda curada.

Fuente: El Tribuno

 

 

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