La ciudad fronteriza se apresta a vivir una gran jornada festiva, ya que el 28 de febrero celebrará el 113º aniversario de su fundación.
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La ciudad fronteriza se apresta a vivir una gran jornada festiva, ya que el 28 de febrero celebrará el 113º aniversario de su fundación.
El programa festivo incluirá diversas actividades para compartir la jornada en familia y vecinos, además quienes visitan La Quiaca para esta época del año.
Aunque desde la comuna aún no diagramaron el programa oficial de eventos, se lleva adelante la convocatoria para recrear los más de cien años de vida en imágenes, la misma es para toda la comunidad para que aporten fotografías de edificios, instituciones que a lo largo del tiempo constituyeron la ciudad.
Por lo pronto el sábado tendrá lugar el encuentro de grupos cumbieros en el Paseo de los Artesanos.
También está confirmada la realización de una nueva edición del "Maratón internacional de las alturas", el 16 del corriente.
Mientras que los días 23, 24 y 25 se llevarán a cabo los corsos, que convocan a centenares de personas a disfrutar de un carnaval distinto donde la esencia carnestolenda está intacta y las costumbres junto a raíces puneñas continúan fuertemente arraigadas haciendo del alborozo quiaqueño el mejor de la provincia.
"Si bien todos estamos pasando un momento difícil a nivel país, pero el objetivo es que los vecinos puedan compartir un momento en el marco de tan significativa fecha", indicaron desde la comuna, hay expectativa de que el 27 se realice la tradicional serenata y como es habitual al día siguiente los actos centrales.
En sus inicios el poblado emergió como referencia de progreso, gracias al interés inicial puesto de manifiesto por el fundador de pueblos, don Eugenio Tello. También fue un vecindario disperso el que puso atención en la iniciativa, cuyo enclave principal residía en Yavi, una localidad que además de formar parte del feudo del Marqués Campero, tuvo intenso protagonismo en las luchas por la Independencia.
El 28 de febrero de 1907 se promulgó la Ley Nº 134, dándose creación al pueblo tras años de gestiones, se concretó este anhelo.
Treinta y ocho manzanas y veinticinco rastrojos constituían la demarcación, en ese año ya se habían instalado varias casas de comercio en su mayoría de origen sirio-libanés impulsadas por las transacciones entre Argentina y Bolivia.
El crecimiento de la ciudad tuvo su auge en la década del 60 y 70.