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"Era despertarme y no sentir el cuerpo, nada"

A los 27 años la vida de Rita Lucía Choque dio un duro giro por un ACV. Recuperó la movilidad, el habla y la autonomía.
Miércoles, 11 de marzo de 2020 01:00

El testimonio de Rita Lucía Choque refleja un gran esfuerzo de superación al haber atravesado por un repentino ACV a los 27 años que le quitó la movilidad y tuvo que reaprender a caminar, moverse y recuperar el habla. Hoy se desenvuelve sola y aspira a volver a trabajar a las aulas de primaria donde se desempeñaba, una vez que culmine este tercer año de licencia.

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El testimonio de Rita Lucía Choque refleja un gran esfuerzo de superación al haber atravesado por un repentino ACV a los 27 años que le quitó la movilidad y tuvo que reaprender a caminar, moverse y recuperar el habla. Hoy se desenvuelve sola y aspira a volver a trabajar a las aulas de primaria donde se desempeñaba, una vez que culmine este tercer año de licencia.

"Yo tenía 27 años cuando me agarró el ACV hemorrágico. Yo no sufría de presión alta ni nada. Fue un 6 de enero", explicó la docente de primaria que vio interrumpida su vida hace tres años por el impacto en su salud.

Relata que sucedió luego de una ducha cuando se preparaba para salir y lo que parecía una pérdida de equilibrio que le hizo caer en la cama luego la asustó cuando intentó varias veces pararse sin poder quedar en pie. Fue muy repentino, sólo había tenido un dolor de cabeza que minimizó con una pastilla pero en cuestión de segundos no sentía la pierna, no podía pararse y hasta le era difícil hablar pero pudo pedir auxilio a su esposo, Iván.

Sin poder responder las preguntas que le hacían en la ambulancia, la desesperación por no poder comunicarse se convirtió en llanto y luego despertó a los tres días, internada, entubada y luego de varios intentos por respirar por sí misma lo logró. "Era despertarme y no sentir nada, logré mover mi pie y vinieron todos los médicos a revisarme, quería saber qué me había pasado, por qué no podía hablar", relató.

SE MAQUILLA EN TERAPIA OCUPACIONAL

El diagnóstico, ACV hemorrágico, y la sensación de impotencia. "Yo lloraba, era lo único que podía hacer", recordó pero el cuidado de su esposo y su padre con masajes durante la internación la ayudaron. Volvió a su hogar en silla de ruedas, pero seguía confundida y se propuso no volver a la clínica. Y la fisioterapia en casa la ayudó a recuperarse y a dejar la silla de ruedas.

A mitad de año logró ingresar a Appace y allí se trató con una fonoaudióloga por un tiempo y eso le permitió recuperar el habla y con ello el mote de "lorita" que le había dado su familia.

No obstante asumió orgullosa que no tuvo que tener muchas sesiones de psicología, Sin embargo, fue la terapia de kinesiología la que le permitió recuperar casi totalmente la movilidad.

El apoyo de su esposo

"A fin de año, el doctor le dijo a mi marido: Rita ya puede venir sola", recordó y se quebró en llanto recordando el apoyo de su esposo Iván y que ante esa noticia pudo retomar en su totalidad su trabajo.

"También dejé la silla de ruedas, ahora a veces uso el bastón cuando estoy sola o salgo a hacer algo", contó emocionada y orgullosa del logro.

Es que tuvo que pasar el primer año con la recuperación mediante terapias para recuperar todas las limitaciones que le dejó el ACV. Se propuso volver a hacer todo sola y lo logró, desde ducharse, cocinar con la ayuda de utensilios nuevos y desempeñarse en el hogar.

Actualmente cursa el tercer año de licencia que marcó un impasse en su tarea docente de primaria, pero está esperanzada en poder volver a las aulas pese a la propuesta de jubilarse. "Con treinta años no me puedo jubilar", explicó ávida de seguir la lucha por retomar su labor, y es que le pidieron estudios para determinar qué habilidades conserva.

No obstante, Rita ahora de 31 años ya reinició por su cuenta la docencia ya que da clases de apoyo en su casa, tarea que le da la satisfacción de saber que puede.

El ACV hemorrágico es discapacitante y mortal 

“El ACV es la primera causa de discapacidad en el mundo. En Estados Unidos es la cuarta causa de muerte, en Argentina es la segunda causa, es muy frecuente”, dijo el cardiólogo Pablo Clementti.

Explicó que el 80% de los ACV es isquémico y el 20%, hemorrágico. “El ACV hemorrágico es cuando se rompe una arteria y produce una salida de sangre hacia el tejido cerebral que produce un daño cerebral que puede ser irreversible y causar la muerte”, señaló y que tiene mayor mortalidad que el infarto cerebral. Lo que lleva al ACV hemorrágico es la hipertensión arterial, cuando no está tratado o está mal tratado; o puede tener una malformación arterial por lo que las paredes de los vasos arteriales son débiles y se rompen. También lo es tener un aneurisma cerebral, debilidad de la pared cerebral y podría romperse.

Mientras que los factores de riesgo son la hipertensión arterial, diabetes, tabaquismo, colesterol alto que producen debilidad en la arteria, y con el tiempo se puede romper y causar hemorragia cerebral. El ACV se presenta con varios síntomas, pérdida de fuerza en un brazo, en una pierna, dificultad para hablar y para entender, que es común a todos; y en el hemorrágico se puede presentar con pérdida brusca de la conciencia y dolor de cabeza intenso. El médico recomendó que cuando se presentan esos síntomas de ACV se debe llamar urgente a un servicio de emergencia porque hay que derivar a un centro médico que tenga tomografía para poder hacer el diagnóstico ya que permite identificar el tipo de hemorragia. 

Puede ser subaracnoidea, intraparenquimatosa o hematoma subdoral. De acuerdo al tipo se puede hacer tratamiento médico y que la hemorragia se vaya sola; quirúrgico, de evacuación de la hemorragia; de cirugía con clipage o cierre del aneurisma; o método hemodinámico con un catéter y dentro del aneurisma se coloca un coil, sustancias para que se cierre y se hace dentro de las 24 horas.

“Devolverle la funcionalidad”

Por su parte, el licenciado en kinesiología Carlos Quero explicó los alcances de la terapia a la hora de tratar un paciente con secuelas de ACV hemorrágico. “Los primeros seis meses después del accidente son el mejor provecho que podemos sacarle a la rehabilitación del paciente, es cuando más rápido se ven los avances”, dijo. “Cuando el tejido no ha estado oxigenado al paciente le quedan secuelas”, explicó Quero. Detalló que las secuelas en la falta de movilidad se dan por distintos parámetros según la gravedad, pueden ser “plegias”, movimientos abolidos en su totalidad, o “parecias” que algo de movimiento tienen.

“Lo importante es devolverle la funcionalidad a cada paciente, desde el punto de vista de las funcionalidades de la vida diaria a cada paciente”, afirmó. Planteó que los pacientes tienen una plasticidad neuronal y van reconociendo los movimientos que mejor le caen a su ergonomía. Dijo que hay pacientes que luego de dos años se vuelven crónicos y lo único que se puede hacer es mantener y tener vida funcional con lo residual. Es más fácil recuperarse si son jóvenes por la plasticidad neuronal. “Nuestra labor se trata de que su vida diaria sea lo más funcional o parecido a lo que tenía antes del episodio”, agregó. Dijo que necesitan apoyo del entorno familiar, luego el equipo médico y donde se desenvuelve.

Se trata de que logre su integración laboral, en el colegio y universidades, pero hay barreras. Pero hay equipos interdisciplinarios que trabajan para la integración laboral, con diseños adaptados.