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Exhibieron cuatro ermitas en Tilcara

Con necesidad de expresar la fe, ermitas guardadas fueron expuestas en las esquinas del pueblo.
Domingo, 12 de abril de 2020 01:03

La noche del Viernes Santo, cuatro ermitas se sumaron a las esquinas tilcareñas.

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La noche del Viernes Santo, cuatro ermitas se sumaron a las esquinas tilcareñas.

Es que la fe busca objetos en los que expresarse, y nuestra cultura elige las imágenes, los sikus, las ermitas.

Colocar la ermita en una esquina aunque no haya procesión que se detenga ante ella, tocar el sikus desde la casa, cumple con esas formas que satisfacen el alma, aunque sea de alguna manera provisoria, y así los vecinos, con sus barbijos y sus bolsas de sus compras, las contemplaron, se persignaron y murmuraron una oración.

MONTADA FRENTE AL MUNICIPIO

Una de las que pudimos ver ayer, en la esquina de Belgrano y Rivadavia, lleva a la Virgen en el centro, con su cetro y el Niño, ladeada por un ángel y un arcángel, con dos llamitas cuyas pestañas semejan los rayos del sol, con dos sikuris y una wawaquepiada a la derecha, y a ambos lados un motivo de ramas florecidas.

Dos representaciones

Frente a la Municipalidad, una mujer abraza a un hombre, a quien consuelan tres niños. La pareja está en el centro de un círculo que dice "Jesús, enséñanos a perdonar", con un Cristo crucificado en lo alto y la paloma del Espíritu Santo a su lado. Las guardas, que transitan tonalidades del violeta y el amarillo que parte del centro como la luz del sol, son onduladas en el cielo y geométricas en la base.

EN LA PUERTA DEL HOSPITAL / OTRA COLORIDA ERMITA.

En la esquina de Bolivar y Lavalle, la Madre Teresa en lo alto, como brotando en una hostia o un capullo, y por debajo el rezo de los collas. Dos de ellos, dos niños en el centro, llevan un cuenco en el que se dibuja el mapa sudamericano, donde resalta el de nuestro país. Sobresale el trabajo de guardas de los aguayos con que se cubren los personajes.

En el hospital

En la puerta del hospital, bajo un texto que dice "Padre... perdónalos", Cristo sentado sobre la cruz echada, la luz del sol le bordea la cabellera, rojo de sangre le cubre el cuerpo y el manto blanco cae al suelo como si se enraizara. Una guarda estilizada, con flores violetas en los ángulos, borde el motivo central.