La Red de organizaciones jujeñas recibió una importante donación de la empresa Ledesma SA, consistente en la entrega de diez mil kilos de azúcar destinados a abastecer por cuatro meses, es decir 2.500 kilos por mes, a veinte organizaciones comunitarias nucleadas en la misma y que contienen a 2.500 niños en total.
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La Red de organizaciones jujeñas recibió una importante donación de la empresa Ledesma SA, consistente en la entrega de diez mil kilos de azúcar destinados a abastecer por cuatro meses, es decir 2.500 kilos por mes, a veinte organizaciones comunitarias nucleadas en la misma y que contienen a 2.500 niños en total.
Al respecto, Juan Carlos Vargas, responsable del comedor San Pantaleón, que es el encargado de recibir los aportes que la comunidad envía a la Red, recordó que las donaciones de esta empresa jujeña comenzaron con aquellas grandes crisis que se iniciaron en el 2000, y hace más de quince años que les acerca azúcar, pero que hasta ahora nunca quisieron que estas acciones se difundieran.
Por otra parte, explicó que en esta oportunidad, para evitar el costo del flete que deben pagar los beneficiarios mes a mes con algunas interrupciones por cuestiones administrativas, se solicitó un envío por cuatro meses. Entonces, dijo que "la forma operativa que se ha buscado fue pedir el donativo por cuatro meses", y observó que "parece un volumen muy grande pero, son en realidad 2.500 kilos por mes destinados al consumo de 2.500 chicos que asisten a veinte organizaciones comunitarias".
El Centro comunitario San Pantaleón, ubicado en las 820 Viviendas de la zona de barrio Malvinas que recibe este donativo, es referente de la Red de organizaciones jujeñas (exFederación de comedores infantiles), y es quien se encarga de repartir este donativo entre todas las organizaciones comunitarias.
En el caso del centro comunitario a cargo de Carlos Vargas, atiende a ciento cincuenta chicos junto a las madres que integran el equipo de trabajo porque no hay personal rentado, y a personas de la tercera edad que les deriva el puesto de salud del barrio Malvinas donde se encuentra ubicado, por lo que el número final de los asistidos fluctúa entre diez o quince personas del número antes indicado. En el Centro comunitario San Pantaleón se brindan las cuatro comidas, pero por la situación de controles del Covid-19 para que evitar aglomeraciones de gente, como se hace en la mayoría de los comedores y merenderos, no se está cocinando para todos, sino que de lunes a viernes se entregan los víveres a los grupos familiares para que ellos preparen las comidas en sus domicilios.
En este sentido, el referente de la Red de organizaciones jujeñas indicó que también administran recursos que son de almuerzo, de un programa proveniente de la provincia, y que en estos días se está pagando marzo, pero que "son fondos insuficientes porque son 14 pesos diarios por chico". Agregó que "también administramos fondos de Nación que vienen directamente a nuestra organización, que también es para una red un poco más reducida, ya que aglutina a quince instituciones, y son fondos más generosos porque tiene almuerzo y merienda o cena. Estos programas de Nación también se iniciaron en los momentos de peores crisis para evitar que se agrave la situación alimentaria, y está en la provincia para organizaciones pero creo que cubre únicamente la zona del Gran San Salvador, no hay en el interior".
Por otra parte, Vargas señaló que además de la comida, porque no todas las organizaciones son iguales ya que hay diversidad, algunas están muy fortalecidas y estructuradas, y hay otras mucho más precarias, por lo que en su caso, ellos cuentan con tres salas de Nivel Inicial para los chicos de esa población, "que es la educación previa al ingreso a las escuelas. Funciona como hogar de día con contención para evitar que el chico quede en la calle cuando el padre se va a trabajar o algún tipo de actividades que pueda tener están en el comedor, y se disponen de las instalaciones para actividades diversas. Entre ellas, charlas, capacitación, o de alguna cosa que necesitan como la visita de un peluquero para cortarles el cabello, u otras actividades que se pueden brindar durante las horas del día". Apuntó además que "todo se hace con recursos humanos de forma voluntaria, y lo que se consigue captar para ofrecer a estos chicos que son objeto de derecho; contención, porque vienen de familias muy pobres, que viven en condiciones muy precarias, en un mismo tipo de viviendas que no tienen servicios, o se encuentran hacinados; o también de hogares totalmente desestructurado.