¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

17°
25 de Abril,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

Voces que no permitirán olvidar la represión

Durante la semana organizaciones realizaron conversatorios y entrevistas a detenidos en Libertador y El Talar.
Lunes, 27 de julio de 2020 01:03

Organizaciones de derechos humanos de Jujuy iniciaron una serie de actividades a 44 años de la Noche del Apagón, la operación represiva en las localidades de Calilegua, Libertador General San Martín y El Talar, rescatando las voces de los que sufrieron ese oscuro momento de nuestra historia.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Organizaciones de derechos humanos de Jujuy iniciaron una serie de actividades a 44 años de la Noche del Apagón, la operación represiva en las localidades de Calilegua, Libertador General San Martín y El Talar, rescatando las voces de los que sufrieron ese oscuro momento de nuestra historia.

En la noche del apagón en 1976 fueron secuestradas 400 personas, de las cuales 33 siguen desaparecidas.

Entre las actividades propuestas por organizaciones de derechos humanos de Jujuy hubo conversatorios, relatos de víctimas, manifestaciones y homenajes virtuales a 44 años de la Noche del Apagón.

Diferentes medios de comunicación de esa localidad se sumaron a la propuesta de escuchar las voces que no permitirán olvidar lo que ocurrió en esos pueblos.

Alicia Bueno, periodista de esa localidad, rescató las voces de varios detenidos, entre ellos Francisco Jara y Miguel Farías, quienes indicaron que recordar y compartirlo es crear memoria de esas difíciles situaciones que vivieron.

Francisco Lara Sánchez recordó que en el año 1976 fue detenido a los 18 años, 9 días después del apagón. "Me llevaron a San Pedro, me tuvieron en el municipio y ahí me torturaron. Me llevaron junto a otros conocidos de Calilegua, entre ellos los hermanos Jaramillo, uno de ellos tenía 14 años, su padre era del Partido Comunista, ya estaba preso, relató.

"La tortura era generalizada, por ejemplo cuando estabas durmiendo de noche tenías que salir desnudo a la requisas de unas celdas que no eran rejas sino piezas tapiadas", aseguró.

Sobre lo que los hacía resistir, indicó: "Era la convicción de salir vivo, el asunto era sobrevivir. Podemos llegar a ser un ejemplo o no y tenemos la oportunidad de reiniciar ideológicamente lo que un día creímos. La cuestión era resistir y tratar de salir mentalmente lo mejor posible. No teníamos nada de comunicación, no teníamos radio, el único contacto que teníamos era con quien nos llevaban al rancho, que era el mate o la comida o cuantos panes, que eran presos comunes de los más pesados. No teníamos contacto con nadie más".

Miguel Farías indicó que "me llevaron en el 1975, yo trabajaba para la empresa Ledesma, era obrero de surco. Yo entonces tenía 31 años y un día que estábamos por ir a trabajar esperando los tráilers comenzó a llegar la policía, rodean manzanas, justo donde yo vivía, se acercan y me preguntan el nombre, me dicen que ya estaba detenido mientras portaban armas largas y cortas. Yo siempre fui peronista pero no era militante, no entendía nada de política. Nos detienen y nos llevan a la policía en El Talar. No sabíamos qué pasaba. Había una orden de detención. A los diez días nos trasladan a la cárcel de Gorriti, nos habían puesto explosivos. A mí me ponen uno y unas revistas que supuestamente están prohibidas en donde vivíamos. Vivíamos en galpones con mi esposa y 5 hijos menores y ella estaba embarazada. Solo les pedía que no me maten a los chicos, era terrible, estaban dormidos".

Pedido de justicia

El médico Luis Arédez era el intendente de Libertador y marido de Olga Márquez de Arédez y fue uno de los secuestrados-desaparecidos meses antes del apagón. Muchos de los detenidos en la noche del apagón estuvieron prisioneros en los mismos centros que el exjefe comunal de Libertador. Desde su desaparición, su esposa Olga Arédez, junto a sus cuatro hijos, llevó adelante una lucha incansable en la ciudad de Libertador General San Martín, acompañada por las Madres de Plaza de Mayo y de muchos habitantes de ese pueblo que no podían olvidar a quien fuera intendente y defensor de los derechos populares. Olga Arédez murió el 17 de marzo de 2005, sus cenizas fueron depositadas en la plaza Central de Libertador General San Martín, lugar de su incansable lucha por los desaparecidos. Muchos organismos de DDHH continúan hoy el pedido de justicia para los desaparecidos y sus familias.