En el momento del brote epidemiológico en Jujuy, donde las necesidades son extremas, enfermeras recién recibidas decidieron ingresar a la primera línea de combate contra el coronavirus asumiendo los riesgos y primando por sobre todo el lado humanitario y empático de su profesión.
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En el momento del brote epidemiológico en Jujuy, donde las necesidades son extremas, enfermeras recién recibidas decidieron ingresar a la primera línea de combate contra el coronavirus asumiendo los riesgos y primando por sobre todo el lado humanitario y empático de su profesión.
Egresaron el año pasado y desde hace un mes que trabajan en el hospital de campaña montado en la Ciudad Cultural, tras el anuncio del Comité Operativo de Emergencias cuando convocaron a enfermeros que ya se habían recibido pero que aún tenían el título en trámite.
En ese sentido, Ana Reyna, una de las valientes enfermeras, mencionó en diálogo con El Tribuno de Jujuy que "entre idas y vueltas, decidí presentarme para trabajar ahí. Tuve dudas al principio, más que nada por mi familia. Tengo a familiares que son mayores y mis hijos chiquitos, y uno tiene ese miedo, pero más fuertes fueron las ganas de tener una experiencia de lo que estudié y poder transmitir la parte humanitaria, ser enfermera es ayudar a los demás, por eso elegí estar acá".
Trabajar justo en este momento "fue algo especial, yo antes había trabajado como cuidadora particular y en clínicas, pero tomar la decisión de trabajar en medio de la pandemia no fue algo tan fácil. En esta profesión hay que tener mucha empatía por eso es que tenemos mucho contacto con nuestros pacientes. El contacto que nosotros tenemos es muy continuo y frecuente porque el hecho de estar solos, sin poder ver a la familia debe ser algo muy feo", añadió.
Sobre el trato que ellos tienen con las personas que van ingresando a ese dispositivo sostuvo que "la gente que llega y se interna muchas veces lo hace con miedo por eso es que nosotros tenemos que controlarlos y contenerlos para reforzar sus ánimos, hay que tranquilizarlos y decirles que todo saldrá bien".
"Siempre les digo a mis pacientes es que si no están tranquilos eso puede afectarlos ya que si no están bien y en calma eso puede afectarlos de una manera mucho peor provocando nervios, ansiedad, estrés y a la vez generar alteraciones en los parámetros. Por eso es clave estar tranquilos, pensar que es como otra enfermedad que ya pasaron. Transmitirles paz y armonía por parte de nosotras hace que ellos se sientan seguros y que sepan que no están solos", indicó.
Remarcó que ellos constantemente les brindan recomendaciones para que traten de realizar movimientos físicos que caminen en el espacio que tienen permitido y que no pasen todo el día en cama en caso de que no presenten síntomas o los mismos sean leves.
Un equipo comprometido
Reyna aseguró que junto a otros compañeros que también egresaron el año pasado ingresaron al hospital para trabajar en el turno noche, de 10 a 6 de la mañana. "Es un grupo muy ameno, hacemos un trabajo en equipo y siempre estamos tratando de ayudarnos unos a otros. Me parece que en este momento el compañerismo es fundamental para sobrellevar la situación y mantener la tranquilidad. Somos enfermeros y técnicos de emergencia, la mayoría son nuevos y estamos teniendo nuestra primera experiencia de trabajo con esta pandemia", comentó.
Es importante mencionar que desde la aparición de la pandemia se visibilizaron casos de trabajadores del área de la salud que decidieron alejarse de su trabajo, algunos para proteger su salud y la de sus pares por la gran exposición y ser propensos a contagiarse, y otros por cuestiones de salud mental debido a todo lo que implicó aquello que giró en torno a la enfermedad como ser los prejuicios sociales.
"Se entiende que hay gente mayor dentro del personal de salud y que por eso decidieron resguardarse, eso es muy entendible. Yo por mi parte trato de tomarlo como una enfermedad más y no alarmarme de más", finalizó la enfermera del hospital de campaña.
“Hice mi casa como un quirófano”
Inés Medina también se recibió el año pasado y actualmente es enfermera del hospital de campaña. “Lo que me motivó a tomar esta decisión fue la formación que tuvimos, nosotros nos formamos para atender a personas y trabajar con vidas, algo muy necesario ahora”, señaló. En ese sentido afirmó que “estamos en un sistema que va colapsando de a poco y siempre se precisa de personal, vi esa necesidad y no dudé en sumarme. Mi vida cambió mucho desde ese momento, yo convivo con mi hija que es una persona de riesgo porque tiene una discapacidad”.
“Me armé mi propio lugar de desinfección, hice mi casa como un quirófano con un área limpia y un área sucia. Todo un protocolo debo hacer desde que ingreso a mi domicilio hasta cuando me voy, cambió todo”, aseguró. Asimismo, expresó que “los cuidados no solo lo que tienen que ver con la salud física sino también mental. La otra noche me tocó con un señor que usa oxígeno, en el turno noche a veces hay escasez de personal masculino entonces esta persona se asombraba de que yo siendo mujer pueda manipular esos tubos que son pesados”. “Yo le digo que lo tengo que hacer sí o sí porque él lo necesita y se me puede ir.
Cambiar en menos de cinco minutos un barómetro a otro tubo de oxígeno y dar lo más rápido oxígeno para que esa persona no desature lo tuve que aprender, no me queda otra. Al igual que correr de un lado para otro con los pacientes, era algo que solo lo había experimentado en las prácticas y es algo distinto trabajar en el campo. La contención de la parte psicológica también es importante, hay una señora que lloraba mucho porque sus hijos le recriminaban que se había contagiado y yo siempre le digo que eso puede pasarle a cualquiera”, dijo.
También relató otra situación en la que están juntos la madre con su hijo, y que el hijo está muy mal de ánimo porque él contagió a su madre. Para concluir manifestó que “cuando terminé mis últimas prácticas siempre soñé hacer emergencias, trabajar en esa parte, en las guardias o ir al neuropsiquiátrico o a salas de cirugías, pero se me dio tener que estar en medio de una pandemia. Me gusta eso y me siento bien, me gusta sentirme útil y ver como mis pacientes se van recuperando”.