Cada experiencia en el extranjero es diferente, pero al mismo tiempo hay sentimientos que la mayoría de los jujeños entrevistados por nuestro diario comparten: el deseo de volver algún día a su querida provincia. También hay quienes, pese a estar en otra parte del mundo, con nuevos desafíos, oportunidades y amistades, nunca han sentido el desarraigo de su tierra natal. Tal es el caso del jujeño Hugo José (39 años) quien, viviendo en Skopie, capital de la República de Macedonia ubicada en el centro de la península balcánica, siente que está rodeado de similares paisajes, recuerdos y de la calidez de las personas que les recuerdan tanto al norte de su provincia. Hace un año trabaja en una empresa de comercio internacional y tiene como propósito algún día generar un buen capital y volver a Jujuy.
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Cada experiencia en el extranjero es diferente, pero al mismo tiempo hay sentimientos que la mayoría de los jujeños entrevistados por nuestro diario comparten: el deseo de volver algún día a su querida provincia. También hay quienes, pese a estar en otra parte del mundo, con nuevos desafíos, oportunidades y amistades, nunca han sentido el desarraigo de su tierra natal. Tal es el caso del jujeño Hugo José (39 años) quien, viviendo en Skopie, capital de la República de Macedonia ubicada en el centro de la península balcánica, siente que está rodeado de similares paisajes, recuerdos y de la calidez de las personas que les recuerdan tanto al norte de su provincia. Hace un año trabaja en una empresa de comercio internacional y tiene como propósito algún día generar un buen capital y volver a Jujuy.
Antes de sumergirse a los viajes que lo llevarían a conocer otras culturas y enriquecer su experiencia de vida, a los 19 años de edad eligió estudiar ingeniería aeronáutica en la provincia de Córdoba. Luego optó por diseño industrial y al cabo de un tiempo, el fallecimiento de su padre y los problemas económicos lo llevaron a desistir de los estudios. Fue así que empezó a trabajar más de nueve horas por día como supervisor de un call center para poder mantenerse y no tenía posibilidad de brindarle tiempo a la facultad.
Paralelamente parte de sus familiares, hace doce años, había decidido ir a vivir a Israel y en ese entonces, José aprovechaba las licencias laborales para poder visitarlos. "La situación de Argentina en esos años no era la mejor. Creo que fue una sucesión de frustraciones que los llevó a que se fueran a buscar este nuevo destino y yo fui por detrás",recordó.
Animarse y conocer lugares
Dos veces al año viajaba a Israel y recordó que cuando empezó a hacerlo no se animaba a conocer otros lugares, sino ir directamente a destino. "Me quedaba en el aeropuerto, tomaba vuelo a Israel y luego a los brazos de mamá", dijo el jujeño y comentó que, en su tercer viaje, tras ir y volver a la Argentina, aprovechó el tiempo para conocer diferentes lugares, entre ellos España, Inglaterra, Alemania, Italia y Etiopía, país en África Oriental. "Los viajes los hacía para ir a ver a mi familia y aprovechaba esa situación para ir a conocer Europa", sostuvo.
De Bulgaria a Macedonia
Una visita a su hermano en Bulgaria, país en la península balcánica, fue el puntapié para que Hugo José consiga una fuente laboral en Skopie. "Hablé con uno de los jefes de donde trabaja mi hermano y me terminaron ofreciendo trabajo, no en Bulgaria, sino en Macedonia. Lo pensé un poco, me decidí, pedí una licencia sin goce de sueldo en Córdoba, me vine y no volví más", dijo.
Similitud con su tierra natal
Sobre si le costó adaptarse a otros países, señaló que siempre fue un curioso de las diferentes culturas. "Aquí en Skopie, la cultura es similar a lo que es en el norte de Argentina, la gente, el paisaje, inclusive el folclore que tienen es algo parecido al norteño argentino. Hay muchas cosas que les veo tanta similitud, hasta los cerros, aquí estamos rodeados de cerros y al fondo están los balcanes que se parecen a varios chañis", dijo. Asimismo, reflexionó que lo que lo motivó a salir de su provincia fue el añoro y necesidad de estar con su familia y entiende que no importa del lugar de donde uno venga, en cualquier lugar uno puede generar su espacio. "Yo tuve la suerte de encontrar una ciudad muy parecida a mi ciudad natal, entonces no sentí ese desarraigo. Más allá de que aquí también hay una cultura diferente, hay muchas raíces gitanas, otomanas, turcas, griegas, es una mixtura y creo que al igual que en Argentina tiene una mezcla de todo, por tanta llegada de inmigrantes", contó.
Y es que el intercambio cultural le abrió otras perspectivas, sin necesidad de salir del país en ese momento, ya que mientras estudiaba tenía la posibilidad de conocer otros lugares.
"Cada uno de los países a los que viajé me llevé más de una experiencia, una reflexión, no solo en lo existencial, sino en lo diverso y ver lo parecido que somos en todos lados", expresó el jujeño.
Por último, dijo que su idea es volverse a Jujuy.
"Yo sé que esto es temporal, lo tomo más como una experiencia de vida, me gustaría poder generar un buen capital y en base a ello, lo más seguro es que volvería, no sé si a capital o quizás un poquito más para el norte", cerró.