La Octava de Pascua dejó a la Diócesis de Jujuy el emocionante fruto de dos nuevos diáconos. Que es el paso previo a consagrarse como sacerdotes.
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La Octava de Pascua dejó a la Diócesis de Jujuy el emocionante fruto de dos nuevos diáconos. Que es el paso previo a consagrarse como sacerdotes.
El gozo de la ordenación de Matías Gustavo Romero y Juan Carlos Alberto Guari se manifestó ayer en la voz del obispo Daniel Fernández, el rostro de todos los sacerdotes, sus familiares y amigos.
Tras el golpe de la pandemia a los gestos de fraternidad, la Iglesia jujeña recogió en su seno a los dos nuevos servidores con muchos signos.
El "Aquí estoy" de ambos candidatos al orden diaconal, al ser llamados por su nombre, resonó fuerte en la Catedral Basílica.
Monseñor Fernández en su homilía destacó que en el Evangelio "se nos manifiesta una vez más la presencia del Señor resucitado a sus discípulos" y agregó que "desde entonces acompaña a la Iglesia peregrina, hace realidad la vida de la fe, del amor, de la gracia que recibimos a través de los sacramentos".
Resaltó que "en este día la presencia del Señor resucitado, su potencia salvadora, su fuerza y energía nos permite celebrar el sacramento del diaconado para estos dos hermanos nuestros, reconocemos y palpamos al Señor resucitado en los ritos y signos de la celebración".
Entonces brindó una catequesis sobre la función que cumple el diácono: ayudar al obispo y al presbiterio anunciando la Palabra de Dios, como ministro del altar proclamar el Evangelio, repartir la Eucaristía a los fieles y evangelizar; así como las obras de caridad. Podrán dirigir los bautismos, matrimonios y exequias.
El pastor de Jujuy también expresó que "seguirán siendo diáconos siempre, sirviendo incansablemente al pueblo de Dios".
Los exhortó también a que "la fe sea el cimiento sobre el que se asiente su vida y su conducta sea intachable. Nunca pierdan la esperanza, la fuerza de la evangelización".
Asimismo puntualizó que "ejercerán su ministerio observando el celibato, será para ustedes como para nosotros, un símbolo del desposorio de Cristo con la Iglesia y un estímulo para el amor pastoral y fuente de fecundidad apostólica. No una pobreza sino una riqueza de un corazón habitado por Dios que se ofrece a todos".
"Tengan por cimiento la fe que aprendieron en su casa, muéstrense sin mancha e irreprochables no se dejen adormecer en la esperanza, vivan el misterio de la fe con alma limpia", concluyó.
Los distintos signos
Alberto y Matías manifestaron el deseo de recibir el diaconado con un claro “Sí quiero”. Al igual que al asumir el celibato para el reino de los cielos. Ambos colocaron sus manos entre las del obispo para expresar respeto y obediencia. Estuvieron postrados frente al altar durante las Letanías de los santos. Y el momento central fue la imposición de las manos del obispo enviando sobre ellos el Espíritu Santo. Fueron revestidos a la manera diaconal con ayuda de los sacerdotes y sus padres. Y recibieron el Evangelio. Al término de la santa misa Alberto dijo que vivió la previa de su ordenación con alegría, emocionado y con paz. Agradeció a su familia, sacerdotes, amigos, parroquias y demás. Mientras que Matías se mostró inundado de felicidad, agradeció a Dios por su familia, por sus estudios y sus comunidades.