Con un atrio colmado de fieles, siempre respetando los protocolos, y una ornamentación especial para la ocasión, la feligresía católica se dio cita para recordar el Jueves Santo, rindiendo homenaje y sentida gratitud a los servidores públicos que “estuvieron en el frente de batalla”, durante las instancias críticas de la pandemia que golpeó en el 2020.
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Con un atrio colmado de fieles, siempre respetando los protocolos, y una ornamentación especial para la ocasión, la feligresía católica se dio cita para recordar el Jueves Santo, rindiendo homenaje y sentida gratitud a los servidores públicos que “estuvieron en el frente de batalla”, durante las instancias críticas de la pandemia que golpeó en el 2020.
Invitados en forma especial, asistieron los médicos Jorge Tarifa y José Copa, la enfermera Elena Altamirano, las docentes Adriana Barrios y Zulma Aldunate, Darío Córdoba en representación del Grupo Scout San Francisco de Asís, Rosa Altamirano que cumple servicio en el Cementerio de la localidad de La Esperanza, la señora Mary Cruz del apostolado de la Oración por los enfermos, la agente sanitaria Carmen Lara, la servidora de la parroquia Cintia Villalobo, María Belén Cura que lo hizo en representación de los comerciantes sampedreños y la periodista corresponsal de El Tribuno de Jujuy Nora del Rosario Ruíz.
En su homilía, el padre Daniel Alberto Baca, hizo expresa la gratitud de la comunidad a quienes, con su labor, se hicieron valiente presencia durante la pandemia, “cuando alguien nos brinda un servicio que tiene que ver con la salud, la seguridad, la alimentación, la información, y con el cuidado de la vida, nace espontáneamente del corazón agradecido del pueblo este reconocimiento, tal como sucedió con estos cálidos aplausos a estos servidores. Sabemos que faltan muchos aquí, pero queremos hacerlos presentes en cada uno de ustedes, y no hay nada más conmovedor que un pueblo que sabe dar las gracias”, dijo el sacerdote.
En otro párrafo de su mensaje, se refirió a la entrega de cada servidor público durante el tiempo de aislamiento obligatorio determinado por la medida sanitaria, “emociona lo que cada uno ha hecho por el prójimo en tiempos en los que nos fue arrebatada la alegría, por eso esta celebración del Jueves Santo, nos recuerda a Jesús que se hizo servidor de todos, despojándose de su ser Dios para hacerse hermano, para hacerse cercano y servidor. En el signo de lavar los pies a sus discípulos, Cristo nos inspira a sentirnos llamados a ser servidores de nuestros hermanos. Esta pandemia nos debe enseñar que no hemos venido para ser servidos, que no somos señores de nadie, sino que, desde cada uno de los lugares, labores y espacios, tenemos que ser servidores del Señor, es el mandato que ayer y hoy, Dios nos hace. Que esta experiencia que hemos y estamos viviendo, nos mueva hacia el amor”, dijo.
Simbólico gesto del lavatorio de pies
Desde la emoción por el tributo realizado a los “apóstoles de la pandemia”, el padre Daniel fundamentó el gesto simbólico del lavatorio de los pies, “hoy no les hemos lavado los pies porque ya se los han lavado con el cuidado y servicio que realizaron en cada hermano doliente y necesitado, entrega que va más allá de ser un trabajo, porque se hizo en cumplimiento del mandato del amor ofrecido a los demás. Y hoy también, estamos invitados a la mesa de Cristo para recibirlo, porque Él es la fuerza que necesitamos para seguir amando y sirviendo. No debemos perder la necesidad de acercarnos a Dios, de recibirlo en la comunión sacramental y espiritual”.
Como instancia final, los “apóstoles” de la pandemia, recibieron de manos del sacerdote, respectivas cruces de madera, ofrendadas por el carpintero artesano Orlando Edgar Velázquez, quien cada año, cumple con tan sencillo pero significativo gesto. Concluida la ceremonia y como parte especial de la ceremonia litúrgica, se procedió al traslado del Santísimo, hasta el interior del templo para su adoración hasta la medianoche del Jueves Santo.