En Maimará, una pareja emprendió desde el inicio de la pandemia una huerta y logró hacer deshidratados de hortalizas, que obtienen del intercambio con otros productores en una red solidaria de trueque, en quienes también incentivaron prácticas de reciclado, reutilización y compostaje. Produjeron además panes y dulces artesanales.
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En Maimará, una pareja emprendió desde el inicio de la pandemia una huerta y logró hacer deshidratados de hortalizas, que obtienen del intercambio con otros productores en una red solidaria de trueque, en quienes también incentivaron prácticas de reciclado, reutilización y compostaje. Produjeron además panes y dulces artesanales.
Luego de mudarse al inicio de la pandemia a Maimará, donde comenzaron a plantar su huerta familiar en el fondo de su casa y con un emprendimiento al que denominaron Inti Pacha, que significa Sol y Pachamama en alusión a la tierra, y se nutrieron de la ayuda del Inta que les aportó semillas, iniciándose con un aprendizaje autodidacta guiados por tutoriales.
La pareja de Alberto Castagnolo y Solange Morales logró equipamiento del programa nacional "Jóvenes potenciar" para la producción de panes, dulces artesanales y deshidratados. Además iniciaron una red de al menos diez emprendedores con quienes hacían trueque de su producción.
La idea era que su emprendimiento se iniciara ya siendo de triple impacto, vinculado no sólo a lo económico sino social y ambiental. Por ello el año pasado se postularon en el Programa "Jóvenes Potenciar" de Nación y les otorgaron como incentivo un horno, freidora y licuadora. Para ello deben hacer una contraprestación volcando los conocimientos mediante capacitaciones, por lo que prevén hacerlo en dulces y panes artesanales, en elaboración de compostajes y deshidratados. Sumaron los conocimientos de campo de Solange, oriunda de Palma Sola, y las innovaciones que iba aprendiendo en el tercer año de la Tecnicatura de Cocina Regional y Cultura Alimentaria de Tumbaya.
Cadena de trueque y reciclaje
Ni bien hicieron almácigos, supieron que podían plantar una gran variedad y comenzaron produciendo hierba buena, albahaca y menta, y Solange recicló maderas y una ventana para crear la deshidratadora solar. Al recorrer otras huertas conoció a Patricia Cruz, quien tiene una quinta que produce acelgas y espinacas y otras verduras, iniciando con ella un trueque, lo que la motivó a deshidratar esos productos.
Mientras una emprendedora de la hostería Maijal, le enseñó a ella y a su esposo a hacer mermeladas y dulces artesanales de frutos de estación, peras, manzanas y naranjas agrias que ambos cosecharon en esta capital. Un corralón de la zona les facilitó pallets para cercar la huerta, que trocaron con pan casero. En la marcha, Solange y Alberto comenzaron un proceso que incluyó reducir, reutilizar y reciclar para disminuir los residuos del hogar, por lo que habilitaron un recipiente de 20 litros donde los acumularon y pusieron en pozos para generar compostaje, que usaron luego para la huerta.
Por otro lado reciclan saquitos de té que entregan a los puestos del mercado de Maimará, los plásticos los seleccionan para otra emprendedora que los usa en artesanías, y con individuales de los restaurantes crean sobres de empaques para los deshidratados, reciclando latas, todo buscando generar la conciencia ambiental.