Al dolor de las heridas provocadas por dos profundas puñaladas recibidas en el pecho por parte del actual concubino de su expareja, a un hombre se le suma la tristeza de la injusticia.
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Al dolor de las heridas provocadas por dos profundas puñaladas recibidas en el pecho por parte del actual concubino de su expareja, a un hombre se le suma la tristeza de la injusticia.
"Hoy se cumplen nueve semanas que no puedo ver a mis hijos a los que sigo acompañando económicamente y quienes reclaman sobre mi presencia", afirmó Luciano Donaire, el hombre apuñalado el pasado 17 de mayo a la una de la mañana por Cristian Campero en la playa de una estación de servicio en la ciudad de El Carmen, según dijo.
Sus hijos tienen 11, 9 y 7 años, y de acuerdo a las distintas versiones, especialmente de los vecinos de la madre de los niños, "siempre están pendientes de que yo aparezca por el lugar. O a través de la trabajadora social que les acerca mercadería, ropa y dinero a la madre, que les envío semanalmente, están reclamando mi presencia", afirmó Luciano Donaire con lo ojos brillosos por lágrimas contenidas.
"La Justicia se niega a escucharme y lo peor es que hizo lugar a una orden de restricción en mi contra que me impide ver a mis hijos", comentó con profunda angustia el denunciante.
En su relato recordó que al momento de producirse el demencial ataque en su contra, los niños llevaban dos años viviendo con él y que cuenta con los informes de la trabajadora social y de la psicóloga que permanentemente realizaban visitas para determinar cómo estaban los menores.
Manifestó que el ataque fue como consecuencia de que la mujer le reclamaba la cuota por alimentación, que no correspondía porque los niños estaban con él.
Finalmente, aclaró que está sin poder trabajar por prescripción médica, y aún así continúa cumpliendo con sus obligaciones de padre sin que nada les falte a sus hijos.