"Micaela, un continente" está esperando el estreno desde hace mucho tiempo...
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"Micaela, un continente" está esperando el estreno desde hace mucho tiempo...
AGUSTINA ORQUERA: Sí, es un proyecto que tiene mucho tiempo de gestación desde que empezamos a pensarlo, desde que realizamos la presentación en conjunto con todo el equipo al Teatro Nacional Cervantes, dentro de este programa que es El Cervantes Produce en el País.
Teníamos fecha de estreno el año pasado y se fue postergando obviamente. Finalmente llegó el momento ahora con toda la ansiedad que siempre esto trae aparejado, pero muy contentos.
Hablemos del proceso de creación de esta puesta que nació de una idea de ustedes dos, y contó con el apoyo en la dramaturgia de un gran escritor jujeño, como es Alejandro Carrizo...
A.O.: Nosotros teníamos en claro con Pablo, después de un trabajo que habíamos hecho juntos, que queríamos hacer un unipersonal, que queríamos que sea una mujer, un personaje histórico. Yo venía desde un tiempo antes, investigado sobre el papel de la mujer en la historia, entonces ya teníamos en la cabeza esta idea de revalorizar a nuestras mujeres, que tanto han sido silenciadas. Nos juntamos en ese momento con Alejandro (Carrizo). Él nos dio algunas opciones, y cuando nombró a Micaela Bastidas, dijimos "sí, es por ahí".
Iniciamos el proceso junto con Valentina Mamaní, que fue la primera en sumarse a esto. Después nos enteramos, gracias a Ivana Prieto, de esta convocatoria del Cervantes, a diez días de que se cierre. Pero la idea nació antes, incluso ya habíamos empezado algunos ensayos, probando cosas. Con Ileana redactamos el proyecto para la convocatoria. Y recién en noviembre nos enteramos que habíamos sido seleccionados, entre cuatro obras de todo el país. Y ahí empezó otra etapa.
¿Cuántos proyectos se presentaron en todo el país?
PABLO CARRIZO: Aproximadamente cien proyectos de todo el país, y tuvimos la suerte de ser seleccionados en primer término. Tenemos entendido que es la primera obra del Cervantes que se va a estrenar en este marco de pandemia.
Nosotros habíamos hecho una nota con ustedes antes de la pandemia el año pasado, anunciando todo lo que se venía para la producción, desde su estreno, y luego se suspendió todo...
A.O.: Nosotros no dejamos de ensayar nunca. Fue muy positivo que sea un unipersonal, porque se pueden mantener totalmente las distancias al estar sola en el escenario.
Cuando empezamos el trabajo con el Teatro Nacional Cervantes, pudimos dedicarnos exclusivamente a ser artistas o al rol que le toca específicamente, cosa que no suele suceder en producciones independientes, y se sumó gente de Jujuy y de Tucumán, al equipo. Se formó un equipo realmente federal.
Una mención aparte y muy especial me parece que se lleva Micaela Chauque, la música que eligieron para este proyecto...
P.C.: Bueno, ese es nuestro plus, porque la verdad que haber podido conectar con Micaela Chauque, que es nuestra compositora de la música original de la obra, nos hace un aporte muy importante. No sólo a nosotros, sino al teatro en general, porque con Micaela y con Lucas Gordillo otro referente musical de Jujuy que puso su estudio musical, hemos logrado no sólo componer la música, sino la banda de sonido de la obra.
Quedó un trabajo muy serio, equilibrado, y creo que la música en el teatro está cobrando otra importancia, y creo que es un lenguaje que apoya el trabajo actoral y lo enaltece. Haciendo un análisis con Micaela y Lucas, entendemos que está bueno que los músicos se acerquen e intervengan en el teatro. Así logramos la musicalización de la obra que no es sólo música, sino también efectos.
¿Cómo está conformado el equipo completo?
A. O.: Estamos nosotros (Pablo y yo) como director e intérprete; Valentina Mamaní, como coreógrafa, porque también la obra tiene algo de danza; Ileana Prieto en la redacción del proyecto y la asistencia de dirección; Nicolás Jurado en el diseño y operación de luces; Claudinna Rukone, en el diseño y la realización de vestuario; Roberto Ortega, en el diseño de la y la realización de Nicolás Strelkov. También intervino Kusi Killa y Wanca, en el asesoramiento y entrenamiento del idioma Runa Simi, y la voz en off y cultura Quechua.
Pusimos en funcionamiento varios dispositivos que me acompañen en el escenario, porque fue un gran desafío hacer esto sola y sobre todo por el personaje que estábamos representando.
Alejandro Carrizo les propone nombres al principio de este proyecto y ustedes eligen Micaela Bastidas. ¿Qué los atrapó de este personaje?
A.O.: Muchos aspectos. No hubo dudas.
P. C.: Alejandro vino con un par de propuestas, pero cuando dijo el nombre de Micaela, inmediatamente dijimos "sí", porque teníamos esa intención de revalorizar el papel de la mujer en la historia, y la de este personaje, atraviesa toda Latinoamérica, con toda la mística y lo que rodea , la historia, lo que es cierto y los rumores de la revolución de Tupac Amaru y Micaela Bastidas. El rol y el valor de la importancia de la mujer en la política.
Muchas artes se metieron con la historia, y se está develando otra manera de contarla, con las mujeres como protagonistas en los procesos de cambio.
Nuestra idea en un principio iba por ese lado. Y cuando Alejandro viene con Micaela, entendimos que sí, y ahí comenzó un trabajo más profundo de investigación, que él ya venía haciendo del personaje, pero comenzó de manera grupal, donde nos involucramos todos, y terminó siendo esta obra, "Micaela, un continente".
Sinopsis y datos
“Micaela, un continente” está situada en un ámbito ambiguo: es el calabozo donde está detenida Micaela Bastidas antes de ser ejecutada, pero es también un espacio simbólico, un pozo oscuro y denso; es la celda contigua a la de su esposo Túpac Amaru y también la quinta esencia de la derrota, del desamparo existencial. Una ambivalencia que persiste en toda la obra como una búsqueda de la justicia, tanto en ámbito político- territorial como en el universo sobrenatural.
Hay una apelación a los espíritus de los ancestros como una salvación, a los orígenes de nuestra cultura americana como un refugio certero. Entre la desesperación, la culpa y la convicción, Micaela es la rebelde, la maldita... Es también el emblema de su pueblo, en ese cúmulo de contradicciones... La obra pretende rescatar la subjetividad del género y una posición histórico-política definida respecto a la conquista y al genocidio, con una proyección a futuro que bien tiene hoy vigencia. La entrada es gratuita con previa inscripción en www.culturamunijujuy.gob.ar.