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Se acelera el debate por la sucesión en el oficialismo

Domingo, 18 de diciembre de 2022 01:00

Pase lo que pase este mediodía con la Selección, la sociedad argentina habrá vivido un mes inolvidable, en donde la grieta pasó a un segundo plano y predominó un sentimiento colectivo que no se percibía hace más de ocho años. Esto ocurrió, ni más ni menos, que en medio de la condena a Cristina Kirchner, de la ratificación de la sentencia contra Milagro Sala y del crecimiento sostenido del dólar blue, tres de los hechos que más impactan políticamente a los argentinos.

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Pase lo que pase este mediodía con la Selección, la sociedad argentina habrá vivido un mes inolvidable, en donde la grieta pasó a un segundo plano y predominó un sentimiento colectivo que no se percibía hace más de ocho años. Esto ocurrió, ni más ni menos, que en medio de la condena a Cristina Kirchner, de la ratificación de la sentencia contra Milagro Sala y del crecimiento sostenido del dólar blue, tres de los hechos que más impactan políticamente a los argentinos.

La movilización popular en cada triunfo fue masiva, espontánea y sin ningún tipo de bandería política, por lo que el desafío una vez terminado el Mundial será conseguir más causas comunes que unan a un país devastado por la crisis y por la división permanente. Temas hay de sobra: la lucha contra los femicidios, el combate contra el cambio climático, la recuperación del salario y la reducción de la pobreza, podrían ser sólo algunos de ellos. ¿Tendrá la clase política la generosidad para buscar esos consensos en un año electoral? Hasta ahora, nada hace prever que eso vaya a ocurrir en el corto plazo.

En ese contexto, el renunciamiento de la vicepresidenta a pelear por cualquier candidatura reconfiguró todo el esquema de poder en el oficialismo de cara a las elecciones presidenciales. Los gobernadores sistematizaron un espacio por afuera del Gobierno, los intendentes están convencidos de que las listas deberán armarlas ellos en sus distritos y los sindicalistas creen que es el momento para colar más dirigentes en lugares clave de la administración ejecutiva y legislativa. En todos los casos, más allá de los discursos de rigor para empatizar con el electorado kirchnerista, los sectores que conforman el Frente de Todos por afuera del Instituto Patria consideran que están frente a una oportunidad histórica para licuar un poco el poder interno de Cristina y volver al peronismo tradicional, más ubicado al centro que al populismo.

Si bien muchos consideran que la vicepresidenta finalmente buscará una banca en el Senado para mantener sus fueros, desde el entorno más cercano de Cristina afirman que ella "no promete en vano" y que "todos los que se ilusionaron con colgarse de su nombre deberán a salir a buscar votos". "Una eventual derrota por amplio margen sin Cristina en las listas podría reforzar aún más la idea de que el peronismo sin ella no tiene competitividad, lo que aumentaría la fortaleza de su liderazgo pese a la condena dictada por (Héctor) Magnetto", señaló a El Tribuno de Jujuy un senador nacional que trabaja directamente para la expresidenta y que pidió reserva de su identidad.

La liga de gobernadores peronistas que acordó reunirse asiduamente en el Consejo Federal de Inversiones tiene por objetivo poner a uno de los mandatarios en la fórmula presidencial como una garantía de un eventual Gobierno más federal. Sin embargo, las encuestas no ubican a ninguno de ellos en lugares expectantes a nivel nacional, cosa que no ocurre igual en sus provincias, donde la mayoría goza de aceptables índices de aprobación. ¿Cómo se explica un fenómeno así? Sencillo: cuando sus nombres están atados a la gestión nacional se mimetizan con los magros porcentajes de imagen que obtienen Alberto Fernández, Cristina Kirchner o Sergio Massa, pero cuando se los mide individualmente en sus distritos las cosas cambian. Un mandatario que formó parte del encuentro en Buenos Aires sostuvo que "si el kirchnerismo no encabeza la boleta presidencial aumentan las chances de que un gobernador pueda absorber buen parte del voto desencantado que en 2019 respaldó al Frente de Todos". La hipótesis de los gobernadores es que sólo ellos podrían recuperar ese caudal electoral, ya que tanto el Presidente, la vice, el ministro de Economía o el del Interior "están demasiado quemados por la pálida gestión económica".

Los sindicatos peronistas, mayoritariamente renuentes al liderazgo de Cristina, creen que el kirchnerismo siempre los marginó de los lugares importantes en las boletas y que su acompañamiento a esta gestión, a la que no le hicieron un solo paro general, merece un premio más grande que dos o tres diputados nacionales. ¿Qué pretenden? Una de máxima y otra de mínima: la preferencia más ambiciosa es poner el candidato a vicepresidente de algún gobernador y la mínima meter al menos cuatro legisladores nacionales y varios provinciales.

Alberto Fernández, si bien se vio favorecido por el renunciamiento de Cristina, sabe a la perfección que el clima asambleario que vive el peronismo no es algo favorable para él, ya que ninguno de los grupos políticos que buscan el podio en 2023 lo tiene como referente natural.

Alberto está convencido que el candidato debe ser él porque en el peronismo siempre tiene la prioridad el presidente en ejercicio. El pensamiento es correcto, pero no tiene en cuenta que por primera vez el jefe de Estado no es siquiera el líder de su partido, lo que cambia radicalmente el escenario.

Más allá de esa situación, ayer reinaba un clima de cierto optimismo en la Casa Rosada por el 4,9% de inflación que anunció el Indec para noviembre. La cifra representa una reducción bastante superior a la estimada por las consultoras privadas y por varios de los gobiernos provinciales, entre ellos el de la Ciudad de Buenos Aires y el de Jujuy. Esa diferencia entre las estimaciones no necesariamente quiere decir que el índice haya estado manipulado, teniendo en cuenta que hubo varias veces en donde el Indec informó una suba de precios mayor a la de los privados. Sin embargo, sería importante que el organismo estadístico explique con claridad si el cálculo de inflación se hizo sólo sobre los valores de los supermercados –que incluyen Precios Justos y Precios Cuidados- o si también incluyó a los comercios barriales, en donde los descuentos y promociones brillan siempre por su ausencia.

Consultado por El Tribuno de Jujuy, un miembro del equipo de Sergio Massa afirmó: "Marco Lavagna nunca tocaría los números, se lo pida quien se lo pida. Las dudas surgen porque la gente aún no sintió en sus bolsillos la baja de la inflación, pero si este sendero continúa, en dos meses el escenario será diametralmente distinto".

El ministro de Economía, cada vez más cercano a La Cámpora, repite ante empresarios y sindicalistas que en marzo la inflación estará en torno al tres por ciento y que eso repuntará las chances electorales del oficialismo. Su predicción contrasta bastante con la de la mayoría de los economistas, quienes creen que el piso para el año próximo no será muy diferente al de 2022. Los especialistas sostienen que la falta de dólares generará más presión sobre el tipo de cambio y que eso impulsará aún más la inflación, aunque también advierten sobre la falta de insumos para la producción, lo que reduciría la oferta de bienes y servicios e incrementaría el precio de los productos. ¿Quién tendrá razón? Por el bien de la Argentina, ojalá que acierte Massa.